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Aproximadamente el 70 % de los pacientes diagnosticados con parálisis facial causada por el estrés en España y en el resto del mundo logran recuperar la funcionalidad normal de los músculos faciales afectados, al seguir el tratamiento adecuado, que incluye medicamentos y terapias como la acupuntura, además de aprender a gestionar el estrés. No obstante, es crucial que esta señal de asimetría facial, que el cuerpo utiliza para indicarnos que estamos soportando más estrés del que podemos manejar, se reconozca lo más pronto posible, para evitar complicaciones más graves.
El estrés, en cierta medida, es una respuesta natural e incluso necesaria de nuestro cuerpo, parte de un proceso de adaptación y crecimiento. Sin embargo, los expertos destacan que debe manifestarse en periodos cortos de tiempo, y ser superado con una lección positiva aprendida de ese episodio puntual. Si el estrés se mantiene de manera descontrolada durante un largo período, es casi seguro que generará serios problemas de salud como puede ser la parálisis facial.
¿Qué es la parálisis facial?
La parálisis facial es un trastorno que afecta a los músculos de la cara, causando debilidad o inmovilidad debido a un daño en el nervio facial. Esta condición puede ser provocada por infecciones virales o un golpe en la zona. Generalmente, afecta solo a un lado de la cara, lo que provoca pérdida de sensibilidad y dificultad para realizar movimientos normales.
La salud mental puede influir en la aparición de síntomas físicos, lo que se conoce como somatización. Estos síntomas pueden manifestarse de diversas formas, como temblores, dolores o parálisis muscular. La parálisis facial puede estar relacionada con el estrés y es conocida también como parálisis de Bell. La buena noticia es que, en estos casos, la recuperación es alta, y la mayoría de los pacientes se recuperan en un plazo de uno o dos meses, sin que el episodio vuelva a ocurrir. Los especialistas afirman que si se actúa dentro de las primeras 48 horas de la aparición de los síntomas, la probabilidad de una recuperación completa es del 70 % en los pacientes que reciben atención temprana.
Síntomas de alerta
Es importante estar atentos y actuar rápidamente si, en momentos de mucho estrés, experimentamos mareos o una sensación de vértigo, incluso antes de que se presenten síntomas más evidentes. También debemos preocuparnos si notamos debilidad en alguna parte del rostro que impida hacer gestos normales, como sonreír o levantar las cejas, debido a la pérdida de tono muscular.
La parálisis facial o de Bell puede generar una salivación excesiva o, por el contrario, una disminución de la salivación, al igual que puede afectar la producción de lágrimas. Los dolores de cabeza o mandibulares también deben ser considerados como señales de alerta, ya que son causados por la tensión en el nervio afectado. Los zumbidos en los oídos son comunes en casos de parálisis facial relacionada con el estrés.
Un cambio en la percepción de los sabores también puede ser un indicio de que algo no está bien, aunque este síntoma es menos frecuente que otros, como la asimetría facial, la dificultad para cerrar los ojos, o el dolor y la sequedad ocular.
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