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El mundo del trabajo atraviesa una etapa de transformación marcada por la búsqueda de un equilibrio entre productividad y salud. Un reciente informe de EAE Business School, titulado “Burnout. ¿Trabajos que cuidan o que enferman?”, arroja cifras preocupantes sobre la relación entre líderes, empleados y el impacto emocional del clima laboral en las organizaciones.
Los resultados reflejan que el 58 % de los trabajadores españoles tiene una percepción negativa de sus superiores directos. Este dato, lejos de ser aislado, se complementa con otros indicadores: el 38 % asegura que sus jefes no los inspiran, mientras que el 35 % considera que no movilizan su energía ni compromiso.
Sin embargo, no todo está teñido de negatividad. Casi la mitad de los encuestados reconoce que su responsable inmediato genera un entorno seguro para expresar opiniones. Esto sugiere que, aunque hay un déficit de liderazgo motivador, también existe un espacio de apertura en ciertas compañías que podría convertirse en punto de partida para cambios estructurales.
Liderazgo deseado por los trabajadores españoles: humano y colaborativo
El informe revela que el estilo de liderazgo más apreciado es el participativo y colaborativo, con un 51 % de los empleados valorándolo por encima de otras formas de gestión. A pesar de ello, los trabajadores españoles demandan un perfil de líder diferente: alguien cercano, accesible y con un enfoque más humano y empático.
Este contraste evidencia que no basta con procesos participativos si no están acompañados de sensibilidad hacia las necesidades individuales. El reto para las organizaciones está en lograr liderazgos que equilibren la exigencia con la empatía.
La salud también emerge como un punto clave. El 24 % de los empleados reconoce haber estado de baja por estrés en algún momento. Estos porcentajes coinciden con la Encuesta de Condiciones de Trabajo 2023, que sitúa en 28% la proporción de trabajadores españoles con síntomas clínicos de burnout.
La autora del estudio, la profesora Merche Aranda de EAE Business School, enfatiza que no se trata de un problema de fragilidad personal: el origen está, según ella, en un “diseño laboral tóxico que prioriza la productividad sobre la salud”. El miedo a represalias o a ser vistos como débiles provoca silencio y minimiza la visibilidad real de este fenómeno.
Entre los hallazgos más preocupantes, el informe sitúa al silencio organizacional como una de las dinámicas más dañinas. El 44 % de los trabajadores españoles asegura no sentirse escuchado ni valorado, y un 38 % opta directamente por no expresar sus opiniones y adaptarse a las instrucciones, aunque no las comparta.
Aun así, no todo es resignación. Casi la mitad de los empleados manifiesta sentirse seguro al comunicar sus preocupaciones, y un 44 % cree que hablar tiene consecuencias positivas. La realidad es compleja: muchos colaboradores callan no por indiferencia, sino por estrategia defensiva ante un entorno que desincentiva la crítica.
Este silencio tiene consecuencias no solo emocionales sino también económicas. Los expertos advierten que provoca costes millonarios por rotación, absentismo y pérdida de productividad, además de dañar la autoestima y la conexión emocional de los empleados con su trabajo.
Síntomas del agotamiento laboral
La afectación se manifiesta con claridad en la salud física y mental. El informe indica que el 63 % de quienes sufren estrés laboral padece insomnio, convirtiéndose en el síntoma principal del burnout en España. Le siguen el agotamiento emocional y la incapacidad de desconectar con un 47 %, mientras que otros padecen alteraciones alimentarias, especialmente frecuentes en mujeres y en jóvenes de la llamada generación Z.
Estas cifras evidencian que el impacto del trabajo va más allá de las horas en la oficina: repercute en la vida personal y en la estabilidad emocional de quienes lo sufren.
A pesar de la dureza del panorama, la mayoría de los trabajadores españoles mantiene una visión positiva de su desempeño. Un 76 % se percibe como eficaz en su labor y disfruta de los logros profesionales. No obstante, este optimismo se ve matizado por diferencias de género y generaciones.
Los hombres tienden a mostrar mayores niveles de desconexión emocional y dudas sobre el valor de su contribución, mientras que las mujeres evidencian mayor empatía y cohesión con sus equipos. En el plano generacional, los baby boomers se muestran más satisfechos y conectados con sus compañeros, mientras que los jóvenes y los perfiles en posiciones operativas manifiestan mayores dificultades para encontrar propósito y motivación en su trabajo.
Un desafío para el futuro del trabajo
Los resultados de este informe reflejan una realidad compleja: el mercado laboral español se enfrenta a un dilema entre la exigencia de productividad y la necesidad de bienestar. El liderazgo juega un papel central, ya sea como motor de inspiración o como freno al compromiso.
El reto de las empresas pasa por generar espacios seguros, fortalecer el liderazgo empático y combatir la cultura del silencio organizacional. Solo así podrán reducir el riesgo de burnout, recuperar la confianza de los trabajadores españoles y construir entornos laborales más sostenibles y humanos.
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