Lectura fácil
A más de dos años y medio del inicio de la invasión rusa a gran escala y la guerra, las posiciones de Moscú y Kiev para alcanzar un acuerdo de paz continúan en extremos opuestos. Rusia sigue reclamando el control total de las cuatro regiones ucranianas que declaró unilateralmente como parte de su territorio en septiembre de 2022 —Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón—, además de Crimea, anexionada desde 2014.
Por su parte, Ucrania exige la retirada completa de las tropas rusas y el restablecimiento de las fronteras reconocidas internacionalmente antes de ese mismo año. Las condiciones, por tanto, se mantienen en polos irreconciliables.
Trump intenta abrir una vía diplomática en Budapest para acabar con la guerra
Pese a ese abismo, en los últimos días ha surgido un posible resquicio para la negociación, impulsado por el expresidente estadounidense Donald Trump. Según trascendió, el republicano pretende aprovechar su influencia personal con Vladimir Putin para organizar una cumbre en Budapest, en la que también participaría el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski.
Trump, que aspira a presentarse como mediador capaz de poner fin a la guerra, estaría explorando un punto intermedio basado en una propuesta discutida con el propio Putin en una conversación telefónica mantenida la semana pasada.
De acuerdo con una información publicada por The Washington Post, el líder ruso habría planteado a Trump un posible escenario de intercambio territorial. En él, Rusia se quedaría con la totalidad del Donbás —es decir, las regiones de Lugansk y Donetsk—, mientras que estaría dispuesta a devolver parte de las zonas de Zaporiyia y Jersón, que actualmente mantiene bajo ocupación parcial.
Si este planteamiento llegara a concretarse, Putin lograría uno de los principales objetivos de su ofensiva: consolidar el control sobre el este industrial del país vecino. No obstante, también implicaría una reducción de sus ambiciones iniciales, pues supondría ceder territorios que el Kremlin considera oficialmente incorporados a la Federación Rusa desde 2022.
El estado actual del frente y el dominio de Moscú en el Donbás
La propuesta rusa no es del todo descabellada desde la perspectiva militar, ya que Moscú controla prácticamente todo el territorio de Lugansk y alrededor del 70 al 75 % de la provincia de Donetsk.
En la práctica, solo queda bajo control ucraniano una franja al noroeste de Donetsk, en torno a las ciudades de Kramatorsk, Sloviansk y Limán. Esa área representa apenas el 1,3 % del territorio total de Ucrania, y según los últimos reportes, las fuerzas rusas continúan avanzando lentamente hacia esas posiciones: este lunes anunciaron la captura de otra localidad.
Si Putin consiguiera que Ucrania reconociera oficialmente la pérdida de esa pequeña porción de tierra, consolidaría la anexión del Donbás en su conjunto, uno de los símbolos más potentes de su narrativa de “liberación” del este ucraniano.
En contrapartida, el Kremlin estaría dispuesto a devolver parte del territorio ocupado en las regiones meridionales de Zaporiyia y Jersón, actualmente bajo control ruso en aproximadamente un 70 %.
No obstante, las fuentes diplomáticas citadas por The Washington Post advierten que no está claro hasta dónde llegaría ese repliegue. Es probable que Putin pretenda conservar la franja costera que conecta el Donbás con Crimea, consolidando así un corredor terrestre hacia la península.
Ese corredor ha sido una obsesión estratégica para el Kremlin desde el inicio de la guerra, ya que garantiza la conexión logística y militar con Crimea y priva a Ucrania del acceso al mar de Azov.
Una reducción respecto a las exigencias de 2024
La propuesta actual supone una corrección respecto a la postura rusa expresada en la reunión de Alaska del pasado agosto, cuando Putin aseguró a Trump que no estaba dispuesto a entregar “ni un centímetro” del territorio conquistado durante la guerra.
Ahora, al menos sobre el papel, Moscú estaría dispuesto a retirarse de partes de Zaporiyia y Jersón, aunque el alcance real de esa concesión es todavía incierto. En cualquier caso, representaría un giro moderado en el discurso oficial del Kremlin.
Para Zelenski, sin embargo, aceptar un acuerdo que no garantice la recuperación total de Zaporiyia y Jersón es prácticamente impensable. Su gobierno sostiene que cualquier alto el fuego sin la retirada completa del ejército ruso sería una rendición parcial.
Trump, consciente de ello, intenta presentarse como el único capaz de convencer a ambas partes de hacer concesiones mutuas. Según cálculos militares, si Putin renunciara efectivamente a esas dos regiones, estaría entregando unos 40.000 kilómetros cuadrados actualmente ocupados, a cambio de unos 6.000 kilómetros cuadrados adicionales en Donetsk.
Aunque esa ecuación podría parecer favorable a Kiev en términos de superficie, los analistas recuerdan que todos los territorios que Rusia controla hoy fueron obtenidos mediante una guerra de agresión, lo que complica cualquier legitimación política de esas ganancias.
Reacciones internacionales y la posición del Kremlin
Desde Europa, la posibilidad de que Ucrania acepte pérdidas territoriales ha generado inquietud. La alta representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Kaja Kallas, advirtió este lunes que “es negativo que el agresor consiga lo que quiere, porque eso enviaría una señal al resto del mundo de que se puede invadir impunemente”.
Mientras tanto, Moscú niega haber moderado sus aspiraciones. El portavoz presidencial Dmitri Peskov afirmó que “la postura consecuente de la Federación Rusa no ha cambiado”, insistiendo en que las cuatro regiones anexionadas, junto con Crimea, forman parte del territorio ruso.
En este contexto, la posible cumbre de Budapest se perfila como un intento más de buscar una salida política a una guerra en la que, de momento, nadie parece dispuesto a ceder lo suficiente.
Añadir nuevo comentario