El sistema Mano Muerta resurge en la escalada de retórica nuclear entre Washington y Moscú

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08/08/2025 - 11:30
Putin hablando

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Una creciente tensión entre Washington y Moscú, avivada por una retórica nuclear, ha devuelto a la palestra el temido concepto de la Mano Muerta, el sistema que permite a Rusia lanzar un ataque de represalia incluso si sus líderes han sido eliminados. Tras un período de relativa calma, la relación entre Donald Trump y Vladimir Putin ha llegado a un punto de quiebre que evoca los peores momentos de la Guerra Fría.

Mano Muerta: la sombra nuclear que nunca duerme

La tensión se ha ido construyendo a lo largo de los días. Todo comenzó con las críticas del ex presidente ruso Dmitri Medvédev a la postura de EE. UU. respecto a la guerra en Ucrania. La respuesta de Trump no se hizo esperar: ordenó el despliegue de dos submarinos nucleares. Este movimiento provocó una advertencia del Kremlin sobre la "retórica nuclear", seguida, horas después, por el anuncio del fin de la moratoria de misiles, que fue impuesta después de que Trump abandonara el Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF).

La invasión de Ucrania fue el detonante de esta crisis, pero el último capítulo se abrió con los comentarios ambiguos de Medvédev en redes sociales. En ellos, el expresidente ruso incluyó amenazas veladas que evocaban el sistema conocido como Mano Muerta, la capacidad de Rusia de lanzar un ataque nuclear contra EE. UU. incluso si sus líderes son atacados y quedan incapacitados para dar la orden. El concepto de Mano Muerta es, en esencia, una herramienta de disuasión definitiva, un seguro de que cualquier primer ataque no quedará sin respuesta.

El sistema "Perimetr": La respuesta automática

En Occidente, se le llama de muchas maneras, pero el sistema oficialmente conocido como "Perimetr" es una herramienta única desarrollada por la Unión Soviética durante la Guerra Fría. Su propósito es funcionar como un sistema de comunicación de respaldo, activándose en caso de que los componentes clave del sistema de mando tradicional y los enlaces con las Fuerzas de Misiles Estratégicos sean destruidos.

Este mecanismo garantiza que Rusia pueda responder con un ataque nuclear incluso si su presidente y sus altos mandos han sido eliminados. Es decir, la Mano Muerta se activaría si no hubiera nadie al mando, si las cúpulas civil y militar hubieran caído.

El sistema fue ideado en 1974 y entró en funcionamiento en 1985 con silos de lanzamiento de misiles estratégicamente ubicados al noroeste de Moscú. Su funcionamiento se basa en tres pasos clave. Primero, sensores estratégicos detectan explosiones, radiación y una pérdida crítica de comunicación.

En caso de una crisis inminente, el sistema puede ser activado manualmente para quedar en modo de espera. El tercer y más aterrador paso es la respuesta automatizada: si el sistema detecta un ataque nuclear devastador sin recibir ninguna señal humana, lanza automáticamente misiles con códigos de autorización para todo el arsenal nuclear.

El fantasma nuclear

La activación de la Mano Muerta no es un acto impulsivo. Cuando los líderes reciben una advertencia de ataque, pueden activar el sistema para que quede en espera, sabiendo que la destrucción del personal clave no impedirá un ataque de represalia. Este método, teóricamente, reduce la probabilidad de una respuesta nuclear por una falsa alarma. Sin embargo, en el caso de un ataque real, el sistema envía un misil de comando con una ojiva especial que transmite las órdenes para abrir todos los silos y centros de comando con receptores apropiados.

El resurgimiento de la Mano Muerta en el discurso político no es un hecho menor. Es un recordatorio ominoso de la fragilidad de la paz y de los riesgos inherentes a la confrontación nuclear. Este sistema es una espada de doble filo: por un lado, es un disuasivo poderoso; por otro, representa un peligro existencial, ya que un error de cálculo o un fallo técnico podría tener consecuencias inimaginables. El mundo observa con preocupación mientras las dos potencias nucleares se enfrentan en un pulso de poder que podría tener repercusiones globales.

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