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Más de la mitad de las adolescentes encuestadas piensan que la violencia ejercida por los hombres es algo “natural e inevitable”, es decir, creen que forma parte intrínseca de la vida y que no se puede evitar. Además, muchas de ellas sienten que la responsabilidad de protegerse frente a estos actos de violencia de género en adolescentes recae principalmente sobre ellas mismas. Sin embargo, esta percepción cambia cuando estas niñas llegan a la edad adulta. En ese momento, un 89 % considera que este tipo de comportamientos violentos pueden modificarse o aprenderse de manera distinta, y que sus propios padres tienen un papel fundamental en enseñarles a no incurrir en la violencia ni a reproducirla.
Esta información proviene de un estudio titulado ‘No deberíamos caminar con miedo’, elaborado por la organización Plan International. Este estudio forma parte de un proyecto de investigación a largo plazo que siguió la vida de 142 niñas hasta que alcanzaron los 18 años, en nueve países diferentes: Benín, Brasil, Camboya, República Dominicana, El Salvador, Filipinas, Togo, Uganda y Vietnam. Los hallazgos subrayan la urgencia de abordar la violencia de género en adolescentes.
La violencia de género en adolescentes como realidad generalizada
Los resultados del estudio evidencian que la violencia contra las niñas es una problemática muy extendida y arraigada. De hecho, la gran mayoría de las participantes, concretamente el 91 % experimentó algún tipo de violencia a partir de los 11 años de edad, lo que refleja que esta es una realidad persistente y común para muchas jóvenes en distintas partes del mundo. Esta es la cruda realidad de la violencia de género en adolescentes.
Por otro lado, muchas adolescentes llegan a aceptar la violencia masculina como algo “normal” o simplemente como una condición inevitable de la vida. En las entrevistas realizadas cuando tenían entre 14 y 15 años, el 68 % expresaba que las agresiones por parte de los hombres eran una parte inevitable de su día a día. A pesar de que con el tiempo algunas jóvenes empiezan a cuestionar esta idea, a los 17 o 18 años todavía un 62 % mantenía esta creencia, perpetuando el ciclo de la violencia de género en adolescentes.
Creciente responsabilidad personal y sus implicaciones
Además, conforme las chicas van creciendo, la idea de que ellas mismas son las responsables de su propia seguridad se hace más fuerte. Mientras que a los 14 o 15 años un 57 % de ellas consideraba que dependía de ellas protegerse de los abusos, esta cifra aumentaba hasta un 67 % en la adolescencia tardía, es decir, cuando tenían entre 17 y 18 años, un indicativo preocupante de la internalización de la violencia de género en adolescentes.
Estos datos pintan una imagen preocupante: niñas y jóvenes que crecen en un mundo donde la violencia limita sus libertades, oportunidades y derechos fundamentales. El seguimiento continuo a lo largo de los años ha permitido comprender con mayor profundidad cómo piensan y sienten estas niñas frente a la violencia. Por ello, la directora general de Plan International, Concha López, destacó que es más urgente que nunca implementar acciones educativas en todos los niveles y ámbitos sociales con el objetivo de cambiar estas conductas y creencias dañinas y así erradicar la violencia.
Finalmente, la organización hizo un llamado de emergencia a toda la sociedad para que se destinen recursos y esfuerzos a programas que promuevan los derechos de las niñas, que cuestionen y desmonten los roles de género perjudiciales, y que trabajen activamente en la prevención de la violencia de género en adolescentes, especialmente impulsando el liderazgo y la participación de las adolescentes mismas en estos procesos de cambio.
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