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El refranero español está lleno de alusiones al agua o las lluvias, normal por otro lado en un país dónde hay cierto desequilibrio en la situación hídrica entre norte y sur. Pero la situación es extraordinaria en los pantanos y embalses españoles.
España ha batido un récord: nunca antes había tenido tanta agua embalsada en un mes de junio como en este 2025. Gracias a un invierno y primavera especialmente lluviosos, los niveles de agua embalsada superan el 70 % de la capacidad total nacional, un dato muy por encima de la media de la última década. Este hito supone una excelente noticia no solo para la gestión del agua, sino también para la producción de energía hidroeléctrica y la lucha contra la sequía.
La mejora en la situación hídrica se debe principalmente a las abundantes precipitaciones caídas desde enero y al deshielo progresivo en zonas de montaña. Este incremento ha permitido recuperar reservas estratégicas clave para el abastecimiento urbano, el riego agrícola y el suministro eléctrico.
Impulso para la energía hidroeléctrica y menor dependencia exterior
Según el último Boletín Hidrológico, la energía hidroeléctrica calculada, máxima teórica disponible, es actualmente de 16.906 GWh, 293 GWh más respecto al boletín anterior, que representa el 73,5 % de la capacidad total.
Este repunte en el nivel de agua embalsada llega en un momento crucial para el sistema energético. La energía hidráulica vuelve a posicionarse como una de las principales fuentes renovables del país, permitiendo reducir la producción con combustibles fósiles y rebajar las emisiones contaminantes.
Con embalses llenos, la generación hidroeléctrica se prevé más estable y potente en los próximos meses. Esto permitirá rebajar costes en el mercado eléctrico y mejorar la autosuficiencia energética nacional, disminuyendo la dependencia de importaciones de gas. Además, contribuye a reforzar la resiliencia del sistema frente a futuras olas de calor o sequías prolongadas.
Vivir dos años consecutivos de fuertes lluvias no es normal en España, suele pasar más bien cada 3 ó 4 años. España suele vivir más en el término medio o en años de sequía.
Agua embalsada, agricultura y planificación hídrica
El impacto positivo también se nota en el sector agrícola. Los cultivos de regadío, especialmente en zonas como Andalucía, Castilla-La Mancha y Aragón, podrán beneficiarse de una campaña más tranquila y productiva. Esto reduce el riesgo de pérdidas económicas y favorece una mejor planificación del uso del recurso.
Sin embargo, los expertos advierten que esta situación debe ser aprovechada con responsabilidad. La planificación hídrica a largo plazo sigue siendo imprescindible, especialmente ante un contexto climático cada vez más impredecible. Las reservas actuales de agua embalsada no deben llevar a una falsa sensación de seguridad, ya que fenómenos extremos como sequías intensas pueden regresar rápidamente.
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