El ailanto, el árbol invasor que amenaza la biodiversidad en España

EmailFacebookTwitterLinkedinPinterest
27/04/2025 - 11:30
Este es el ailanto, el árbol procedente de China

Lectura fácil

Hay elementos en nuestro entorno que pasan desapercibidos por la costumbre. Están ahí, todos los días, y pocas veces nos detenemos a pensar en su origen o su impacto. Así ocurre con ciertas especies invasoras que han llegado a España, como el ailanto, que se han asentado sin permiso y han comenzado a cambiar profundamente los ecosistemas. En vez de enriquecer la biodiversidad, la empobrecen, desplazando a las especies nativas que cumplen funciones clave en el equilibrio natural.

De exótico a perjudicial

Uno de los ejemplos más claros de este fenómeno es el ailanto, un árbol que muchos han visto sin sospechar el daño que puede causar. Originario de China, este árbol fue introducido en Europa a finales del siglo XVIII como planta ornamental. Su rápido crecimiento, su resistencia y su apariencia exótica lo convirtieron en una opción atractiva para decorar jardines y zonas urbanas.

En España, comenzó a expandirse en el siglo XIX, especialmente en entornos urbanos y áreas degradadas. Lejos de sus tierras natales, encontró un hábitat ideal para multiplicarse sin control.

Un árbol imparable

Lo que al principio parecía un simple árbol más, pronto mostró su lado invasor. El ailanto produce miles de semillas al año, capaces de viajar largas distancias impulsadas por el viento. Además, sus raíces generan brotes nuevos que surgen del suelo y permiten al árbol clonarse a sí mismo, lo que lo convierte en una especie extremadamente difícil de contener.

A este comportamiento expansivo se suma otro factor preocupante: el ailanto libera toxinas en el suelo que dificultan el desarrollo de otras plantas a su alrededor. Así elimina competidores y consolida su dominio en la zona.

Pero su impacto no se limita a la flora. El ailanto también se convierte en refugio para especies invasoras como la mosca linterna con manchas, un insecto que amenaza cultivos y ecosistemas al extenderse con facilidad.

Un enemigo resistente

Eliminarlo no es tarea sencilla. Talarlos o aplicar herbicidas no suele ser suficiente, ya que el árbol tiene una notable capacidad para regenerarse. Casi como si tuviera vida propia, vuelve a surgir con más fuerza, complicando los intentos de controlarlo.

Sin embargo, la ciencia ha encontrado una posible solución. Se trata de un hongo llamado Verticillium nonalfalfae, que infecta el sistema vascular del ailanto, impidiendo que transporte agua y nutrientes, y llevándolo eventualmente a la muerte. Aunque esperanzador, este método aún se encuentra en fase de estudio, ya que es necesario garantizar que no genere nuevos desequilibrios en los ecosistemas.

Restaurar lo perdido

Más allá de eliminar al ailanto, el verdadero reto es recuperar los ecosistemas dañados. Las especies autóctonas necesitan ser reintroducidas para restaurar la biodiversidad y el equilibrio ecológico. Replantar árboles y plantas nativas es clave para devolverle la salud a los espacios naturales y urbanos invadidos por este árbol que, sin que muchos lo noten, se ha convertido en una amenaza silenciosa.

Añadir nuevo comentario