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En lo profundo de la Sierra de Baza se esconde una aldea de Granada que parece detenida en el tiempo. Sus cien familias mantienen la agricultura y la ganadería ecológica como hace un siglo, rodeadas de montañas, arroyos y un paisaje fértil que conserva la historia y las tradiciones de generaciones pasadas.
Una aldea de Granada en la Sierra de Baza
Un centenar de familias dispersas a lo largo del valle fluvial conforman los habitantes de una aldea de Granada poco conocida, salvo por los vecinos cercanos. A pesar de su discreta presencia, el lugar está rodeado de una belleza natural notable y posee una historia que podría remontarse a milenios.
El patrimonio histórico y cultural se mezcla con un entorno natural privilegiado, creando un escenario donde la tradición y la naturaleza se entrelazan con armonía.
En una región agrícola marcada por el verdor de la proximidad del arroyo del Balax, esta aldea de Granada se alza como un auténtico oasis en medio de las elevaciones montañosas que rodean el valle fluvial. Sus campos y bancales muestran un paisaje fértil y bien cuidado, donde la agricultura y la ganadería ecológica siguen siendo las actividades predominantes.
El visitante que recorre la zona descubre la dedicación de sus habitantes por mantener métodos tradicionales de cultivo, conservando la tierra tal como lo hacían sus antepasados. Se accede a este núcleo rural por la carretera comarcal Baza-Huércal Overa. Los vecinos continúan trabajando con esmero la tierra, respetando ciclos y técnicas heredadas. Rejano, la pequeña comunidad que constituye esta aldea, destaca por su peculiar sistema de cultivo ecológico, con bancales que adornan el paisaje y pastos donde el ganado se cría de manera natural.
Iglesia y vida comunitaria
La mayor concentración de población se encuentra alrededor de la iglesia de San Antonio de Padua, un templo del siglo XIX de estilo mudéjar. Esta construcción presenta "una planta con coro al fondo y sobre uno de sus laterales una torre con campanario", siendo el centro de la vida religiosa y social de los habitantes.
Aunque algo apartada, la aldea de Granada dispone de electricidad, agua potable, teléfono y otros servicios básicos. Sus calles bien cuidadas, muestran el mimo que sus habitantes ponen en la conservación de sus casas y espacios comunes.
Tradición y fiestas
Los días de matanza, en diciembre y enero, constituyen los momentos más importantes para la comunidad. Los vecinos se reúnen para compartir, conservar costumbres y disfrutar de la vida en común. Asimismo, en junio se celebran las fiestas patronales en honor a San Antonio de Padua.
Rejano, la aldea de Granada, es un ejemplo de cómo la historia, la tradición y el respeto por la naturaleza pueden convivir en perfecta armonía, ofreciendo al visitante un viaje al pasado sin renunciar a los servicios modernos.
Cada rincón de esta comunidad refleja siglos de adaptación al territorio y preservación de la cultura rural. La aldea de Granada y sus alrededores muestran que incluso en lugares poco conocidos, la vida puede mantenerse ecológica, sostenible y llena de significado.
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