Se acentúa la brecha de género en pensiones, las mujeres cobran un 30 % menos en España 

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29/10/2025 - 08:42
Mujer caminando

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En pleno siglo XXI, y a pesar de los avances en materia de igualdad, las mujeres en España siguen enfrentándose a una realidad económica que las coloca en una situación de clara desventaja al final de su vida laboral: la brecha de género en las pensiones. Esta diferencia, que supera el 30 % en España, significa que, de media, las mujeres cobran una pensión de jubilación significativamente inferior a la de los hombres. Lejos de ser un problema superficial, esta brecha de género es la punta del iceberg de una serie de desigualdades estructurales que se arrastran desde el mercado laboral y la división de roles en el hogar, y que culminan en una jubilación más precaria para ellas.

Comprender las causas de esta brecha de género es fundamental para diseñar políticas públicas efectivas que no solo busquen la igualdad en el presente, sino que corrijan las injusticias acumuladas a lo largo de décadas de trayectorias vitales y profesionales diferentes.

El origen de la brecha de género no es un problema de la jubilación, es un problema de toda la vida

La brecha en las pensiones no aparece mágicamente en el momento de la jubilación. Es el reflejo final de una serie de desigualdades que se consolidan a lo largo de toda la vida laboral de las mujeres:

  1. La brecha salarial: Las mujeres, de media, cobran menos que los hombres por trabajos de igual valor, o se concentran en sectores y puestos peor remunerados. Esto ya reduce su base de cotización a la Seguridad Social.
  2. La precariedad laboral femenina: Las mujeres tienen una mayor incidencia de contratos temporales, jornadas parciales no deseadas y empleos inestables. Estos factores impactan directamente en el número de años cotizados y en la cuantía de las cotizaciones.
  3. Interrupciones y reducciones de jornada por cuidados: La maternidad y el cuidado de hijos o familiares dependientes siguen recayendo mayoritariamente en las mujeres. Esto las obliga a abandonar temporalmente el mercado laboral o a reducir sus jornadas, lo que disminuye drásticamente sus periodos y bases de cotización.
  4. Menor acceso a la promoción profesional: El "techo de cristal" y los sesgos de género limitan el acceso de las mujeres a puestos de mayor responsabilidad y, por tanto, mejor remunerados y con mayores cotizaciones.
  5. Peor calidad del empleo en sectores feminizados: Sectores donde las mujeres son mayoría (educación, sanidad, servicios sociales, limpieza, comercio) suelen tener condiciones laborales y salariales menos atractivas que los sectores masculinizados.

Todos estos factores se acumulan durante décadas, resultando en carreras de cotización más cortas, intermitentes y con bases más bajas para las mujeres, lo que se traduce directamente en una pensión de jubilación inferior.

La pobreza femenina en la vejez

Una brecha en pensiones superior al 30 % tiene consecuencias devastadoras:

  • Mayor riesgo de pobreza en la vejez: Muchas mujeres jubiladas, especialmente las viudas o las que han dedicado su vida al trabajo no remunerado de cuidados, se encuentran en una situación de vulnerabilidad económica, dependiendo de pensiones mínimas o de la ayuda familiar.
  • Dependencia económica: La menor pensión perpetúa la dependencia económica de las mujeres, incluso en la vejez, limitando su autonomía.
  • Aumento de la desigualdad social: La brecha de género en las pensiones es un factor que contribuye a la polarización social, acentuando las diferencias entre quienes pueden disfrutar de una vejez digna y quienes luchan por llegar a fin de mes.

Políticas para cerrar la brecha: el largo camino hacia la igualdad

Consciente de esta realidad, el Gobierno y las instituciones han puesto en marcha o están estudiando diversas medidas para intentar corregir esta desigualdad histórica:

  1. Complemento de maternidad por brecha de género: Una de las medidas más significativas, introducida en 2021, busca compensar a las mujeres (y, en casos específicos, a hombres) por el impacto en su carrera de cotización debido al nacimiento o adopción de hijos. Se añade un complemento a la pensión para reducir esta brecha.
  2. Fomento de la corresponsabilidad: Impulsar políticas que promuevan la igualdad en el reparto de las tareas de cuidados entre hombres y mujeres, incluyendo permisos de paternidad y maternidad iguales e intransferibles.
  3. Lucha contra la brecha salarial: Medidas para garantizar la transparencia salarial, combatir la discriminación y promover la igualdad de oportunidades y de remuneración en el mercado laboral.
  4. Mejora de las condiciones laborales en sectores feminizados: Valorar y mejorar las condiciones de trabajo y salariales en los sectores donde predominan las mujeres.
  5. Medidas de conciliación: Ofrecer y garantizar servicios de cuidado infantil y a dependientes de calidad y asequibles, que permitan a las mujeres mantener su carrera laboral.
  6. Cómputo de periodos de cotización por cuidado: Considerar periodos de cotización ficticios por periodos dedicados al cuidado, para que no penalicen la pensión futura.

Cerrar la brecha de género en las pensiones no es solo una cuestión de justicia social, sino de sostenibilidad del sistema y de cohesión social. Es un desafío que requiere un enfoque multifacético y un compromiso político y social a largo plazo para asegurar que la jubilación sea una etapa de dignidad y seguridad económica para todas las mujeres.

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