El frío limita la expansión de especies pese al cambio climático: el caso de la mariposa parda

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02/08/2025 - 10:00
Mariposa saltacercas, especie afectada por el cambio climático para migrar

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A medida que el planeta experimenta él cambio climático, con el consiguiente calentamiento sostenido, muchas especies animales están respondiendo desplazándose hacia latitudes más altas, en busca de climas que antes eran demasiado fríos para ellas. Sin embargo, nuevos hallazgos científicos revelan que este movimiento no es ilimitado: los inviernos fríos siguen actuando como barreras naturales, frenando la expansión más allá de ciertos límites, incluso para especies que han mostrado una notable capacidad de adaptación.

Una investigación liderada por la Universidad de Estocolmo, cuyos resultados se publicaron en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, se centró en la mariposa parda o saltacercas (Lasiommata megera), una especie común en los pastizales europeos que ha avanzado hacia el norte de Escandinavia en las últimas décadas. A pesar de su retroceso en Europa occidental, en el norte de Suecia se está volviendo cada vez más habitual.

Evolución rápida, pero con límites por el clima propio y el cambio climático

El estudio examinó cómo esta mariposa ha sido capaz de adaptar su ciclo de vida a las nuevas condiciones del norte. La duración del día, por ejemplo, no cambia con el cambio climático, y sin embargo, las mariposas han logrado sincronizar su desarrollo con los veranos más cortos típicos de las altas latitudes.

“Si bien observamos una rápida evolución en algunas características, como el crecimiento y el letargo estacional, hay ciertos factores, como la severidad del invierno, que siguen siendo un gran obstáculo para su expansión”, explica Mats Ittonen, del Departamento de Zoología de la Universidad de Estocolmo.

Experimentos en campo: del sur al norte de Suecia

Para comprender cómo ha cambiado esta especie en las últimas dos o tres décadas con el cambio climático actuando, los científicos realizaron una serie de experimentos con ejemplares del sur y del norte de Suecia. Estos individuos fueron colocados en jaulas de campo en las tres regiones mencionadas y también en el sur de Dalarna, una zona aún no colonizada por esta mariposa.

Las pruebas consistieron en observar cómo crecían las orugas de distintos orígenes bajo las mismas condiciones ambientales y, más importante aún, cómo sobrevivían al crudo invierno escandinavo.

Los resultados fueron claros: las mariposas de las poblaciones del norte mostraron un crecimiento más rápido y la capacidad de entrar en hibernación en el momento adecuado. Estas adaptaciones son fundamentales para sobrevivir en veranos cortos y fríos, y reflejan cómo la evolución puede actuar con rapidez en respuesta a nuevos desafíos ambientales que presenta el cambio climático.

Karl Gotthard, coautor del estudio, señala: “Nos interesaba saber si estos cambios podían ayudar a la especie a establecerse aún más al norte. Sin embargo, lo que encontramos es que la capacidad de sobrevivir al invierno en regiones como Dalarna sigue siendo extremadamente baja”.

El hallazgo más importante es que, a pesar de las adaptaciones evolutivas observadas, muy pocas orugas lograron sobrevivir en Dalarna, que marca el borde septentrional del rango actual de la especie. Esto sugiere que, aunque ciertos rasgos pueden evolucionar rápidamente, otros, como la resistencia a las bajas temperaturas invernales, podrían requerir mucho más tiempo o podrían estar fuera del alcance evolutivo de algunas especies.

Implicaciones ecológicas

Este tipo de investigaciones es crucial para prever cómo se redistribuirán las especies en el futuro y con el cambio climático actuando. “No basta con saber que una especie puede adaptarse a nuevos climas. También debemos comprender qué factores detienen esa expansión”, destaca Gotthard. Esto es especialmente relevante para especies que representan amenazas para los ecosistemas o para la salud humana, como plagas agrícolas o vectores de enfermedades.

El estudio de la mariposa parda revela una paradoja ecológica: aunque el cambio climático abre nuevas oportunidades de expansión para muchas especies, el frío persistente del invierno en las latitudes más altas sigue marcando un límite infranqueable para muchas de ellas. La evolución, aunque poderosa, tiene sus propios límites frente a la fuerza inmutable de las estaciones.

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