Contaminación interior: Un peligro subestimado

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03/03/2025 - 18:30
La contaminación interior mucho más peligrosa que la exterior

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Pocos saben es que la calidad del aire en el interior de nuestras casas puede ser peor que la del exterior, especialmente en invierno. Pasamos cerca del 70 % de nuestro tiempo en casa, y para los tres millones de españoles que trabajan en remoto, esta cifra es aún mayor. Esto significa que la exposición a contaminantes interiores puede tener graves repercusiones en nuestra salud. Diversas investigaciones han demostrado que la contaminación interior puede estar relacionada con enfermedades respiratorias, problemas cardiovasculares, inflamación crónica e incluso cáncer.

Según Nicholas Nassikas, neumólogo del Centro Médico Beth Israel Deaconess de Boston, estos factores pueden contribuir a la muerte prematura. Un informe reciente de la Sociedad Torácica Americana resalta cómo la contaminación interior también afecta al medio ambiente al filtrarse al exterior.

Fuentes de contaminación interior

Los contaminantes del aire interior provienen de diversas fuentes, desde productos químicos y metales en aerosol hasta partículas diminutas que ingresan en el torrente sanguíneo a través de los pulmones. Durante el invierno, muchas de las cosas que utilizamos para sentirnos cómodos, como estufas de leña, chimeneas, velas y la cocina, pueden contribuir significativamente a esta contaminación interior.

Uno de los dispositivos menos conocidos pero igualmente peligrosos son los humidificadores ultrasónicos. Estos aparatos emiten vapor frío para mantener la humedad en el ambiente, pero también pueden liberar metales pesados tóxicos. Andrea Dietrich, ingeniera ambiental de Virginia Tech, advierte que, si el agua utilizada contiene impurezas, estas pueden dispersarse en el aire y ser inhaladas, generando riesgos para la salud.

Los peligros de la inhalación de partículas

Los humidificadores ultrasónicos se vuelven especialmente peligrosos si se llenan con agua del grifo en lugar de agua destilada. Estudios han encontrado que el agua del grifo puede contener neurotoxinas como arsénico y plomo, que son seguras para el consumo, pero pueden ser tóxicas cuando se inhalan. Además, minerales beneficiosos para el organismo, como el calcio y el magnesio, pueden ser perjudiciales para las vías respiratorias, ya que los pulmones no están diseñados para procesar estas partículas.

Los niños son particularmente vulnerables a esta exposición, pues inhalan más aire en relación con su peso corporal. Un estudio de Dietrich demostró que el uso de humidificadores en habitaciones pequeñas y mal ventiladas puede provocar niveles inseguros de manganeso en el cerebro y los pulmones de los niños.

La combustión en el hogar y sus consecuencias

Otra fuente importante de contaminación interior proviene de la combustión de materiales como madera, gas y velas. La quema de estos materiales libera óxido nítrico y compuestos orgánicos volátiles que pueden irritar las vías respiratorias y, en casos extremos, afectar el sistema nervioso central. Además, se generan partículas finas (PM2,5), que, al ingresar en el torrente sanguíneo, aumentan el riesgo de enfermedades cardiorrespiratorias.

Se estima que la mitad de las PM2,5 en un hogar promedio provienen del exterior, pero el resto se origina dentro de la vivienda. Las estufas de leña y chimeneas son algunas de las principales fuentes de contaminación, y aunque están diseñadas para expulsar el humo al exterior, algunas partículas permanecen en el ambiente. Además, en casas antiguas con poca hermeticidad, las partículas pueden reingresar.

Incluso las velas pueden ser una fuente de contaminación importante. Un estudio en hogares daneses determinó que el uso intensivo de velas contribuyó hasta en un 60 % a la exposición a partículas en interiores.

La cocina y su parte de culpa de la contaminación en el hogar

Cocinar también es una actividad que genera contaminantes del aire. Las cocinas de gas emiten dióxido de nitrógeno y formaldehído, sustancias que afectan las vías respiratorias. Investigaciones sugieren que el 13% de los casos de asma infantil en EE. UU. están vinculados a la exposición a cocinas de gas, con cifras cercanas al 20% en estados como California e Illinois.

No obstante, las cocinas eléctricas también pueden liberar contaminantes. Si se percibe un olor a quemado al encenderlas, es porque las partículas de suciedad se aerosolizan con el calor, generando contaminación interior. Además, ciertos alimentos como los fritos o los horneados a altas temperaturas también contribuyen a la emisión de PM2,5.

Estrategias para limpiar el aire interior

  • Ventilación adecuada: Al cocinar, encender la campana extractora y abrir una ventana cercana ayuda a eliminar los contaminantes.
  • Uso correcto de humidificadores: Preferir agua destilada o de ósmosis inversa en humidificadores ultrasónicos y optar por modelos térmicos que atrapan los minerales.
  • Mantenimiento de calefactores y chimeneas: Seguir las recomendaciones del fabricante para minimizar las emisiones de contaminantes.
  • Uso de purificadores de aire: Colocar purificadores cerca de fuentes de combustión como la cocina o chimeneas ayuda a reducir la exposición a PM2,5.
  • Sustitución de aparatos contaminantes: Reemplazar estufas de gas o leña por versiones eléctricas reduce la emisión de toxinas en el hogar.

Aunque filtrar y ventilar son estrategias clave para reducir y paliar la contaminación interior, la mejor solución es minimizar la generación de contaminantes desde el inicio. Pequeños cambios en nuestros hábitos pueden marcar una gran diferencia en la calidad del aire que respiramos y, en consecuencia, en nuestra salud.

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