Los 10 conservantes y aditivos a evitar si quieres consumir alimentos sanos

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07/05/2022 - 10:30
Un carrito de la compra lleno de bolsas de snacks por el pasillo de un supermercado

Lectura fácil

Nuestros hábitos alimenticios van cambiado y en algunos casos mejorando.

Hemos entendido que una vida activa y una dieta con alimentos sanos, nos ayuda a mantenernos más saludables y tener una mejor vejez. Las elecciones que hacemos a la hora de adquirir nuestros alimentos son fundamentales para esta labor. Además, cada vez son más las personas que sufren de alguna intolerancia alimenticia o tienen problemas de digestión. La comida puede ser nuestra mayor aliada, o nuestra peor enemiga, en este sentido.

Introducir en nuestra alimentación alimentos sanos que cuiden de nuestro cuerpo es cada vez más fácil gracias a la variedad que podemos encontrar. Pero cuidado, esta misma variedad puede jugarnos una mala pasada. Los supermercados están llenos de productos de todo tipo y es muy fácil confundirse o caer en publicidades engañosas que nos intenten vender algunos productos como alimentos sanos cuando no lo son. Por eso es importante saber qué productos debemos evitar si queremos tener una buena alimentación.

Los 10 conservantes y aditivos que no están en los alimentos sanos

A continuación hemos hecho una breve recopilación de aquellos conservantes y aditivos a los que debes estar atento o atenta en el momento de comprar tus alimentos.

Las etiquetas son nuestras mejores aliadas para saber diferenciar los alimentos sanos de los que no lo son en absoluto.

Grasas Trans o Aceites Vegetales Hidrogenados 

Nada nuevo bajo el sol. Desde hace bastantes años se nos viene advirtiendo sobre el consumo de este tipo de grasas, que se encuentran comúnmente en los productos envasados.

Están pensados para prolongar la vida útil de algunos productos, pero no la nuestra, ya que contribuyen el aumento del colesterol malo y reducen el bueno. Además favorecen la aparición de obesidad y enfermedades cardíacas.

Entre estas joyitas están los aceites de maíz, soya y palma junto con la manteca vegetal

Bromato de potasio 

Es la famosa “harina enriquecida”. Se utiliza principalmente en la bollería industrial y el pan, sí, el pan.

Este tipo de aditivo ayuda a la fermentación del pan y la harina, pero también es un disruptor endocrino, es decir, que ataca a nuestro sistema hormonal. 

Jarabe de maíz con alta fructuosa 

El terror de cualquier intolerante a la fructosa. Entre sus múltiples nombres está el de jarabe de glucosa, fructosa de frutas o azúcar de maíz. Sus nombres son tan refinados como el proceso por el que atraviesa este tipo de azúcar.

Actúa como aditivo a la vez de conservante y aunque no lo parezca, tu bolsa de patatas fritas (saladas) puede tenerlo. Este azúcar aumenta el apetito y favorece la aparición de la diabetes de tipo 2.

Nitrato de Sodio y Nitrito de Sodio 

La carne envasada ni es tan roja ni es tan fresca. Este conservante es el encargado de que creas que estás consumiendo alimentos sanos, como la carne o algunos pescados ahumados, pero en realidad estás consumiendo una sustancia relacionada con el daño a los vasos sanguíneos, que puede derivar en enfermedades cardíacas

BHA y BHT (hidroxianisol butilado (BHA) e hidrozitolueno butilado (BHT))

Con unos nombres así de raros, no podemos evitar sospechar. Este duo es el encargado de evitar que ciertos alimentos, como cereales, dulces o embutidos, se pongan rancios. Hay investigaciones que han relacionado estas sustancias a la apariciones de cáncer en animales y personas. Evita a los hermanos BH.  

Colorantes alimentarios artificiales

Todo lo que es artificial nos hace desconfiar. Aunque nos seduzcan con sus colores vibrantes y divertidos, especialmente a los mas pequeños, no favorecen nada a nuestro organismo. Los que tienes que vigilar con lupa son principalmente estos: Red 40, Blue 1, Yellow 5 y Yellow 6.

Carragenina 

La carragenina se utiliza especialmente como estabilizante alimenticio, espesante y gelificante para alimentos acuosos o lácteos. Su consumo tiene una correlación directa con la intolerancia a la glucosa y un impacto negativo en la salud digestiva.

Sabores artificiales 

Artificiales otra vez... su composición se basa en productos químicos que se fabrican para imitar los sabores de los alimentos. ¿Las patatas sabor a huevo? si la idea ya es mala, imagínate sus componentes. Si la naturaleza no ha querido que una patata sepa a pollo asado o a pepinillos, por algo será. Existen estudios que demuestran que una constante exposición a estos sabores artificiales acaba siendo tóxica para la médula ósea.  

Extracto de levadura

No favorece en nada a los niveles de sodio en sangre, ya que posee un considerable contenido de este elemento, que solo ayuda a elevar los que ya tenemos del resto por el resto de nuestra alimentación. Normalmente se utilizan para potenciar los sabores de productos salados o en quesos.

Edulcorantes artificiales

Este es el caso más escandaloso de vender gato por liebre. Muchos productos pretenden venderse como "alimentos sanos" cuando en su composición llevan este tipo de aditivos para sustituir a los azucares refinados. Sin embargo, sus efectos pueden llevar al aumento de peso, presentar una resistencia a la insulina e incluso provocar migrañas. El Maltitol, Eritritol, Sorbitol y todos aquellos que acaban en "tol" pertenecen a un grupo de etanoles que favorece la dispepsia y la gastritis.

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