España triplica su gasto en defensa y alcanza el 2 % del PIB exigido por la OTAN

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28/09/2025 - 19:00
Pedro Sánchez hablando sobre el aumento del gasto en defensa

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España ha conseguido cumplir con uno de los compromisos estratégicos más importantes adoptados por la OTAN en los últimos años: destinar el 2 % de su PIB a la política de defensa para 2025, alcanzando así una meta largamente perseguida por la Alianza Atlántica y que supone un salto sin precedentes en la historia reciente del gasto militar español.

Este esfuerzo presupuestario, fundamentado tanto en el contexto internacional como en la presión diplomática, marca un antes y un después en la posición de España dentro de la OTAN y reconfigura su papel geopolítico para la próxima década.

Un esfuerzo sin precedentes para el aumento del gasto en defensa

El cambio en la política de defensa española resulta especialmente llamativo si se atiende a los datos: en solo siete años, el gasto se ha multiplicado por tres, pasando de los 11.172 millones de euros en 2018, primer año del Gobierno de Pedro Sánchez, hasta los 33.123 millones que la OTAN prevé para este año 2025.

Este incremento del 0,9 % al 2 % del PIB coincide, además, con una etapa de fuerte crecimiento económico, que ha obligado a España a elevar aún más sus desembolsos para cumplir con la equivalencia marcada sobre el PIB nacional.

Aunque la inversión militar en España llevaba años oscilando en torno a los 10.000 millones de euros, el verdadero punto de inflexión llegó en 2022, con la invasión rusa de Ucrania.

Los desafíos de seguridad derivados de aquel ataque supusieron una revisión integral de las prioridades de la defensa en Europa, provocando un giro radical también en España, que elevó su gasto un 24 % ese año hasta los 15.610 millones de euros. Al año siguiente, la cifra volvió a subir casi un 12 %, situándose en 17.451 millones.

Sin embargo, ha sido en los dos últimos ejercicios cuando el presupuesto en defensa se ha disparado de forma inédita: en 2024, el desembolso creció un 30 % más, mientras que en 2025 la previsión es alcanzar los 33.123 millones, lo que supone un incremento anual del 46 %, impulsado por la presión de la OTAN y el contexto internacional.

El cumplimiento de dicho porcentaje era uno de los grandes compromisos como Estado miembro de la OTAN, pero las exigencias de la Alianza no acaban aquí. De hecho, el objetivo para la próxima década es todavía más ambicioso: se pretende que sus socios alcancen el 5 % del PIB en gasto militar en 2035, un reto de enorme calado impulsado desde Washington y acentuado por la presión ejercida por figuras como Donald Trump, presidente de Estados Unidos, que reclama mayor implicación europea para compartir las cargas del gasto militar colectivo.

Para contextualizar, ningún país de la OTAN logra ese umbral actualmente: el más cercano es Polonia, que destina el 4,7 % de su PIB a este ámbito, seguido de Estados Unidos con un 3,4 %. España, tradicionalmente uno de los miembros con menor gasto relativo en la alianza, ha avanzado rápidamente, pero queda claro que el esfuerzo realizado hasta ahora es solo el principio si la OTAN mantiene sus nuevas demandas.

El plan de rearme del Gobierno

El giro presupuestario se explica en gran parte por el plan de rearme presentado por el Ejecutivo en abril de 2025, que moviliza 10.471 millones adicionales gracias a una combinación de reasignaciones:

  • Fondos europeos no ejecutados.
  • Partidas presupuestarias replanteadas
  • Ahorro fiscal derivado de un cierre de déficit mejor de lo previsto el pasado año.

Este ambicioso plan ha permitido dar el último empujón necesario para alcanzar la meta, aunque genera incógnitas sobre su sostenibilidad en el medio plazo.

Riesgos fiscales y debate político

A pesar de los réditos internacionales, esto implica riesgos significativos para las finanzas públicas. Organismos como la Airef alertan de que el coste del rearme elevará tanto el déficit como la deuda, justo cuando España encadena nuevas presiones asociadas al envejecimiento de la población y a unos intereses de la deuda al alza. Además, la perspectiva de una leve ralentización económica y el riesgo de una posible ola de aranceles estadounidenses podría limitar el margen de actuación presupuestaria.

La apuesta por este aumento no ha estado exenta de polémica dentro del propio Gobierno y los partidos que sostienen la mayoría. Desde Sumar, socio de coalición, se rechaza frontalmente el aumento del gasto en defensa, una postura compartida por otros grupos parlamentarios como Podemos, ERC y Bildu, que han mostrado una fuerte oposición pública y han logrado que el plan de rearme ni siquiera llegue a debatirse en el Congreso.

Con la presión internacional en aumento y con una OTAN que aspira a metas cercanas al 5 % del PIB en defensa, España encara una etapa de profundos debates internos sobre la orientación del gasto militar, la sostenibilidad fiscal y el papel que debe jugar el país en el nuevo escenario geoestratégico global. Por el momento, el Gobierno mantiene su negativa a ir más allá del 2 %, pero el debate está lejos de cerrarse y marcará buena parte de la agenda política durante los próximos años.

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