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Francisco Fernández Caro, un atleta español de 44 años, es mucho más que un corredor de élite; es un símbolo de superación y visibilidad. Diagnosticado con Trastorno del Espectro Autista (TEA), Francisco ha trascendido las barreras, siendo reconocido por Autismo España como “el primer autista diagnosticado en España que ha terminado algunas carreras importantes a nivel europeo”. Su historia no es solo un relato deportivo, sino un testimonio poderoso sobre cómo el deporte puede funcionar como una terapia transformadora para personas con esta condición neurológica.
El camino de Francisco se entiende mejor a través de sus propias palabras, recogidas por Autismo España. Él define el ejercicio físico de forma inequívoca: “El deporte para mí es mi principal terapia, aunque siempre digo que hay que ponerse en manos de profesionales”. Esta dualidad entre la autogestión a través del deporte y el apoyo clínico profesional es clave en su enfoque de vida. El trail running, correr por la montaña con su perrita, se convirtió en una necesidad que él describe como una autorregulación que practicaba sin ser consciente de ello. El amor por la montaña y el correr se revelaron, tras su diagnóstico, como pilares esenciales para su bienestar.
Diagnóstico tardío y el Trastorno del Espectro Autista como impulsor de vida
Francisco creció en una familia numerosa con cinco hermanos, sabiendo desde pequeño que era diferente. Sus habilidades destacaban en algunos aspectos, mientras que en otros sentía el contraste con el resto de su familia. No fue hasta hace tan solo cuatro años que recibió el diagnóstico formal: Trastorno del Espectro Autista en grado 1. Este diagnóstico, lejos de ser un límite, otorgó un marco de comprensión a sus experiencias y una dirección clara a sus actividades.
Su vida es un ejemplo de independencia y realización. Además de su intensa dedicación deportiva, Francisco estudió Criminología y actualmente trabaja en el sector de la Seguridad Privada. También ha formado su propia familia, estando casado desde hace 23 años y siendo padre de dos hijos, de 21 y 19 años. Su hijo menor, en ocasiones, lo acompaña en algunas carreras, haciendo del deporte un nexo familiar. Esta trayectoria demuestra que tener un TEA no es un impedimento para una vida plena e integrada.
Superando el agobio social en las grandes carreras
La incursión de Francisco Fernández Caro en el mundo de las carreras de resistencia fue un proceso gradual. Inicialmente, experimentó un importante agobio al participar en eventos con mucha gente, un desafío común para personas con Trastorno del Espectro Autista. Gracias a la combinación de sus terapias y la medicación, poco a poco pudo adaptarse al entorno de competición. El trail running le ofreció la solución perfecta, pues le permitía correr solo durante largos tramos en la montaña.
A pesar de las dificultades sensoriales y motoras asociadas al TEA, Francisco ha logrado resultados extraordinarios. Él mismo confiesa su naturaleza "algo antisocial" y la forma en que las carreras de larga distancia se adaptan a su necesidad de soledad. También aborda los desafíos físicos, como los tics que le perjudican al correr, como el arrastrar las punteras de los zapatos, lo que le provoca una fatiga muscular adicional. No obstante, superó estos obstáculos, pasando de hacer medias maratones a completar carreras de ultra-resistencia.
‘Finisher’ y vocero del trastorno del espectro autista a nivel global
El palmarés de Francisco es impresionante y su rol pionero innegable. Él es la primera persona en España diagnosticada con autismo en ser ‘finisher’ de algunas de las carreras más duras e importantes de Europa y del mundo. Entre sus logros se encuentran la Major Val’d Arán 100 millas, la 100 millas Sierras del Bandolero, la prestigiosa Zegama Aizkorri (un maratón de montaña de fama mundial), La desértica, y la 101k de Ronda, además de haber completado en tres ocasiones la Ruta de las Fortalezas.
El principal motor detrás de su hazaña deportiva va más allá de la meta personal. Uno de los objetivos esenciales de Francisco Fernández es dar visibilidad y concienciar a la sociedad sobre el Trastorno del Espectro Autista. Su vida es la prueba de que, con el apoyo adecuado y las herramientas personales correctas, se pueden alcanzar logros extraordinarios. Para él, el deporte es una herramienta vital, aunque insiste en que, si bien es su principal terapia, siempre es crucial la intervención de profesionales para cualquier persona que se encuentre dentro del Trastorno del Espectro Autista. Su historia es un mensaje de esperanza y un llamado a la comprensión y aceptación de la neurodiversidad.
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