La Fundación Vicente Ferrer alerta de un repunte del VIH en mujeres y niñas de Mozambique

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23/09/2025 - 15:00
Niñas en Mozambique

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Mientras el mundo avanza, con grandes progresos, en la lucha contra el VIH/Sida, existen rincones del planeta donde la epidemia no solo no remite, sino que repunta con una virulencia dramática, cebándose con las más vulnerables. Mozambique es uno de esos epicentros del dolor. La Fundación Vicente Ferrer, conocida por su histórica labor en la India, ha lanzado una voz de alarma desde su proyecto en el país africano: se está produciendo un alarmante repunte de los contagios de VIH, especialmente entre las mujeres y las niñas.

Esta no es una simple estadística sanitaria; es la consecuencia directa de una tormenta perfecta de pobreza extrema, desigualdad de género estructural y violencia. En Mozambique, ser mujer es un factor de riesgo. La epidemia tiene un rostro abrumadoramente femenino, y su avance amenaza con borrar los frágiles progresos de las últimas décadas y condenar a una nueva generación.

Las cifras de la desigualdad: una epidemia con rostro de mujer

Mozambique es uno de los países con mayor prevalencia de VIH del mundo. Sin embargo, la distribución del virus no es homogénea. Según los datos de ONUSIDA y la Fundación Vicente Ferrer, las mujeres jóvenes (de 15 a 24 años) tienen el doble de probabilidades de contraer el VIH que los hombres de su misma edad. Son ellas, las niñas y las mujeres, quienes soportan la carga más pesada de la epidemia.

Esta vulnerabilidad no es biológica, sino social. La pobreza extrema obliga a muchas niñas a abandonar la escuela para trabajar o casarse prematuramente. Esta falta de acceso a la educación las priva de la información más básica sobre salud sexual y reproductiva y de las herramientas para negociar el uso del preservativo. El matrimonio infantil y las uniones forzadas las exponen a relaciones con hombres mayores, a menudo con un historial de múltiples parejas sexuales, multiplicando su riesgo de contagio.

La violencia sexual como vector de transmisión, objetivo de la Fundación Vicente Ferrer

Junto a la pobreza, el otro gran motor de la epidemia es la violencia de género, normalizada en muchas comunidades. La violencia sexual, tanto dentro como fuera del matrimonio, es una trágica realidad para miles de mujeres y niñas. En este contexto de coerción, la capacidad de una mujer para negarse a tener relaciones sexuales sin protección es prácticamente nula.

La Fundación Vicente Ferrer, que ha expandido su modelo de desarrollo integral de la India a la provincia mozambiqueña de Inhambane, trabaja sobre el terreno combatiendo estas causas estructurales. "Nos encontramos con las mismas dinámicas que vimos en la India rural hace 50 años", explica un portavoz de la organización. "La mujer es considerada una propiedad, carece de autonomía económica y su salud nunca es una prioridad".

La respuesta de la Fundación Vicente Ferrer: empoderamiento para la prevención

El enfoque de la Fundación Vicente Ferrer en Mozambique, al igual que en Anantapur, es integral. Entienden que para frenar el VIH no basta con repartir preservativos o realizar pruebas de diagnóstico. Hay que atacar la raíz del problema, y esa raíz es la desigualdad.

Su trabajo se centra en varios ejes:

  • Educación y sensibilización: Organizan talleres en las aldeas, dirigidos específicamente a mujeres y niñas, donde se habla abiertamente de salud sexual, métodos de prevención y derechos. La información es la primera herramienta de empoderamiento.
  • Apoyo a la independencia económica: Impulsan pequeños proyectos productivos y cooperativas lideradas por mujeres. Una mujer con sus propios ingresos es una mujer con más capacidad para tomar sus propias decisiones, también sobre su cuerpo y su salud.
  • Creación de redes de apoyo comunitarias: Fomentan la creación de grupos de mujeres (sanghams) que funcionan como una red de seguridad. En estos grupos, se apoyan mutuamente, comparten información y se organizan para reclamar sus derechos y denunciar casos de abuso.
  • Acceso a la sanidad: Trabajan para mejorar las infraestructuras sanitarias locales, facilitando el acceso a pruebas de VIH y al tratamiento antirretroviral para quienes ya son portadoras, con un enfoque especial en la prevención de la transmisión de madre a hijo.

El repunte del VIH entre las mujeres y niñas de Mozambique es un recordatorio brutal de que las emergencias sanitarias globales nunca pueden desvincularse de la justicia social y la igualdad de género. La labor de organizaciones como la Fundación Vicente Ferrer demuestra que la única vacuna verdaderamente eficaz contra el Sida en contextos de pobreza es una combinación de educación, empoderamiento y respeto a los derechos humanos.

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