El día a día de los migrantes, en el punto de mira tras la muerte de un temporero

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06/08/2020 - 07:50
leazar Blandón envió esta foto a su hermana Ana desde el campo donde trabajaba. En vídeo, la familia del jornalero pide ayuda para repatriar el cuerpo a Nicaragua. FOTO: EL PAÍS

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El salario que recibe en un día un migrante temporero que se encuentra en situación irregular en España no supera los 30 euros al día. Esto es sinónimo de las pésimas condiciones laborales que se dan en una parte importante de Murcia. Incumplimientos del convenio, salarios recortados, tratos vejatorios, ausencia de seguridad, inaccesibilidad a un contrato de trabajo tipo fijo para poder regularizar la situación de un migrante en España... así es el día a día de muchas personas que trabajan en el sector agrícola.

Eleazar Benjamín Blandón Herrera murió el sábado 1 de agosto de un golpe de calor tras ser abandonado en un centro de salud de Lorca (Murcia). Según relata El País, lo llevaron en una furgoneta, lo dejaron en la puerta y se marcharon. En su lugar de trabajo se superaron ese día los 44 grados y, según cuentan los amigos de la víctima a dicho periódico, a Blandón, en pie desde las cinco de la mañana, no le daban ni agua para refrescarse.

Su familia denuncia ha denunciado el caso. Afirman que los responsables no lo auxiliaron cuando comenzó a sentirse mal, que tampoco llamaron a una ambulancia.

"Aquí a uno le humillan"

Familiares de la víctima relatan a El País que Blandón Herrera dijo que en su trabajo como temporero 'sin papeles' "me llaman burro, me gritan, me dicen que soy lento. Te tiran el polvo en la cara cuando estás agachado. No estoy acostumbrado a que me traten así" .

Las condiciones de trabajo en el sector agrícola de Murcia para muchos temporeros migrantes es de vulnerabilidad. El fallecimiento de Eleazar Benjamín Blandón ha sido la gota que colma el vaso.

Las numerosas situaciones denunciadas por colectivos que apoyan y representan a estos trabajadores, así como sindicatos, dibujan una actividad laboral lejos de la imagen que hasta no hace muchos días defendían desde el Gobierno regional y la patronal agraria tras las intenciones del Ministerio de Trabajo de reforzar las inspecciones en el campo.

En el último año colectivos como la Asociación de Trabajadores Inmigrantes Marroquíes (ATIM) o la Federación Asociaciones Africanas en Murcia han comprobado un mayor incumplimiento de los convenios colectivos en el campo de la Región y un recorte importante en las condiciones laborales.

Las condiciones de trabajo de estas personas migrantes son un gran problema. Las Empresas de Trabajo Temporal, que actúan como intermediarios entre los empresarios y los trabajadores, sumaron en la Región de Murcia entre enero y mayo de este año 232.825 contratos en el total de la actividad laboral en todos los sectores profesionales, incluida la actividad agrícola, la cifra más alta por encima de Cataluña o Andalucía, y una cesión de 117.005 trabajadores, de nuevo el dato más alto entre las autonomías solo superado por Cataluña, según datos del Ministerio de Trabajo.

En lugares como los almacenes o instalaciones de manipulado de productos las empresas aplican, por lo general, el 70 u 80% del convenio del sector, pero en el campo no refleja esas condiciones.

El sindicato CCOO calcula que en la Región hay entre 5.000 y 7.000 migrantes irregulares trabajando en el sector agrícola, dependiendo de las campañas.

Los migrantes también tienen ilusiones, sueños y esperanzas para su familia

Muchas veces estos deseos se ven truncados por personas que no tienen ningún tipo de aprecio, valor y estima por las personas más necesitadas.

Una de las compañeras de trabajo, también migrante, de Blandón, cuenta en El País las condiciones en las que trabajan en los campos murcianos.

Reproducimos sus declaraciones:“Él me contaba que donde trabajan cortando sandía a veces les tenían desde las siete de la mañana hasta las seis de la tarde y lo único que ganaban eran 30 euros. Dependía de los camiones que llenasen”.

“Cuando trabajamos juntos cortando melón teníamos media hora para comer a las diez de la mañana y otra hora de descanso de dos a tres de la tarde, pero ese tiempo no lo cobrábamos. Ganábamos unos cinco euros la hora, pero nos descontaban seis euros del transporte de la furgoneta. El transporte siempre lo cobran”.

“Eleazar lo pasaba mal porque tenía un problema de espalda y me contaba que donde las sandías le obligaban a trabajar agachado, no le dejaban arrodillarse. Tenían que ser rápidos”.

La Guardia Civil ha abierto una investigación en Murcia

La Guardia Civil detuvo a un hombre ecuatoriano de 50 años, acusado de un delito contra los derechos de los trabajadores. Según fuentes de la investigación tiene una empresa de trabajo temporal. Podría ser quien ofreció el empleo a este migrante temporero, pero no era el dueño de la finca.

El detenido, que ha quedado en libertad con cargos, no tiene buena fama entre sus empleados, muchos de los cuales tienen miedo a hablar.

La muerte de este hombre trabajador ha reavivado el debate sobre la situación de los migrantes temporeros en diferentes puntos de España. Respetemos los derechos de todas las personas y no dejemos que un caso como el de Blandón vuelva a ocurrir.

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