Olas de calor: riesgos y cuidados para personas con enfermedades crónicas o discapacidad

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12/08/2025 - 12:00
Termómetro en plena ola de calor

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Las olas de calor, cada vez más frecuentes debido al cambio climático, representan un serio peligro para la salud pública. Sin embargo, su impacto es especialmente grave en personas con enfermedades crónicas o discapacidad, quienes tienen mayor riesgo de sufrir complicaciones médicas durante episodios de altas temperaturas. Comprender estos riesgos y saber cómo actuar es clave para proteger a los colectivos más vulnerables.

Riesgos específicos para personas con enfermedades crónicas o discapacidad

Las personas con enfermedades crónicas como insuficiencia cardíaca, diabetes, enfermedades respiratorias, renales o neurológicas, así como aquellas con discapacidad física o intelectual, son más sensibles a los efectos de las olas de calor. El aumento de la temperatura corporal puede descompensar patologías existentes, dificultar la regulación térmica y alterar el metabolismo de medicamentos.

Por ejemplo, quienes padecen insuficiencia cardíaca pueden ver agravados sus síntomas debido a la deshidratación y el esfuerzo extra que el corazón debe realizar para enfriar el cuerpo. Los pacientes diabéticos pueden experimentar variaciones en los niveles de glucosa, mientras que las personas con enfermedades respiratorias pueden sufrir crisis por la mala calidad del aire asociada al calor. Además, las personas con discapacidad motriz pueden tener dificultades para buscar lugares frescos o hidratarse adecuadamente, y quienes tienen discapacidad intelectual pueden no identificar ni comunicar los síntomas de alarma.

Síntomas de alerta y complicaciones más frecuentes ante olas de calor extremas

Es fundamental conocer los síntomas que alertan de una posible complicación por calor. Entre los más comunes se encuentran: fatiga extrema, mareos, confusión, dolor de cabeza, piel caliente y seca, náuseas, calambres musculares y, en casos graves, pérdida de conciencia. Estos signos pueden indicar un golpe de calor, una urgencia médica que requiere atención inmediata.

En personas con enfermedades crónicas, las altas temperaturas por olas de calor pueden desencadenar descompensaciones, crisis hipertensivas, insuficiencia renal aguda o deshidratación severa. En el caso de las personas con discapacidad, la falta de movilidad o la dificultad para expresar malestar puede retrasar la detección de estos síntomas, aumentando el riesgo de complicaciones graves.

Medidas de prevención y cuidados esenciales

La prevención es la mejor herramienta para evitar problemas de salud durante las olas de calor. Es recomendable permanecer en lugares frescos y ventilados, evitar la exposición al sol en las horas centrales del día y mantener una hidratación constante, incluso sin sensación de sed. Es importante adaptar la medicación según las indicaciones médicas y vigilar los signos de alarma.

Se aconseja vestir ropa ligera, utilizar protección solar y, en caso de personas dependientes, asegurar una supervisión continua. Las familias y cuidadores deben estar especialmente atentos a los cambios de comportamiento o síntomas inusuales. Además, es fundamental contar con un plan de acción y números de emergencia a mano para actuar con rapidez si se detectan signos de golpe de calor.

Así las cosas, las olas de calor requieren una atención especial en personas con enfermedades crónicas o discapacidad. La información, la prevención y la vigilancia son claves para reducir riesgos y proteger la salud de los más vulnerables.

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