Cómo detectar pérdida auditiva infantil, claves de expertos para un diagnóstico precoz 

La audición es uno de los sentidos más fundamentales para el desarrollo integral de un niño. No solo les permite interactuar con su entorno y las personas que les rodean, sino que es la puerta de entrada principal para el desarrollo del lenguaje, la comunicación y, en última instancia, el aprendizaje y la socialización. Por ello, la pérdida auditiva infantil, si no se detecta y se interviene a tiempo, puede tener consecuencias devastadoras en el crecimiento y el futuro del niño. La buena noticia es que los avances en medicina y el conocimiento acumulado por los expertos permiten hoy desvelar las claves para una detección precoz que es, sin duda, el factor más determinante para minimizar su impacto.

Comprender los signos de alerta, las pruebas disponibles y la importancia de actuar con celeridad es crucial para padres, educadores y profesionales de la salud.

El cribado auditivo neonatal: la primera línea de defensa ante la pérdida de audición infantil

La detección temprana de la pérdida auditiva infantil comienza, idealmente, en los primeros días de vida. El cribado auditivo neonatal es una prueba rutinaria y no invasiva que se realiza a todos los recién nacidos, generalmente antes de recibir el alta hospitalaria. Existen dos tipos principales de pruebas:

• Emisiones Otoacústicas (EOA): Mide los "ecos" que produce el oído interno (cóclea) en respuesta a sonidos suaves. Si no hay ecos, puede indicar una posible pérdida auditiva.
• Potenciales Evocados Auditivos Automatizados (PEAA): Mide cómo el cerebro del bebé responde a los sonidos. Se colocan pequeños sensores en la cabeza.

Si el bebé no supera el cribado, no significa necesariamente que tenga una pérdida auditiva infantil; podría ser por líquido en el oído o por no estar lo suficientemente tranquilo. Sin embargo, es fundamental repetir las pruebas y, si es necesario, derivar a un especialista (audiólogo o otorrinolaringólogo pediátrico) para un diagnóstico más profundo. El objetivo es confirmar o descartar una pérdida auditiva antes de los 3 meses de edad y, si es necesario, iniciar la intervención antes de los 6 meses.

Señales de alerta en las diferentes etapas del desarrollo infantil

Más allá del cribado neonatal, los padres y cuidadores son los principales observadores del desarrollo de sus hijos. Es vital prestar atención a las siguientes señales de alerta, adaptadas a las diferentes etapas:

De 0 a 6 meses:

• No se sobresalta con ruidos fuertes e inesperados.
• No reacciona (girar la cabeza, parpadear) a los sonidos, incluso mientras duerme.
• No busca la fuente de un sonido girando la cabeza.
• No balbucea o emite sonidos "oooh" y "aaah".

De 6 a 12 meses:

• No mira hacia donde viene un sonido cuando se le llama por su nombre.
• No responde a su nombre.
• No balbucea "mamá", "papá" u otras sílabas.
• No intenta imitar sonidos o palabras sencillas.
• No reacciona a los sonidos del ambiente (teléfono, música).

De 1 a 2 años:

• No dice al menos unas pocas palabras (por ejemplo, "agua", "papá", "mamá").
• No responde cuando se le habla desde otra habitación.
• No sigue instrucciones sencillas (ej. "dame la pelota").
• Parece que escucha mejor unas veces que otras (fluctúa).
• Sube mucho el volumen de la televisión o la radio.
• Se comunica principalmente con gestos en lugar de palabras.

A partir de los 2 años:

• Tiene dificultades para entender lo que se le dice.
• No une dos o más palabras en frases.
• Su habla no es clara o es difícil de entender para personas ajenas a la familia.
• Necesita que le repitan las cosas constantemente.
• Se aísla en juegos o actividades con otros niños.
• Presta mucha atención a los labios cuando le hablan.
• Tiene problemas de atención en clase o dificultades en el aprendizaje.

Importante: Cualquier preocupación sobre el desarrollo auditivo o del lenguaje debe ser consultada inmediatamente con el pediatra.

Causas de la pérdida auditiva infantil

La pérdida auditiva infantil puede tener diversas causas:

• Congénitas (presentes al nacer):
  • Genéticas (hereditarias).
  • Problemas durante el embarazo (infecciones como el citomegalovirus, rubéola, toxoplasmosis; consumo de ciertos medicamentos).
  • Parto prematuro o bajo peso al nacer.
  • Falta de oxígeno durante el parto.
• Adquiridas (después del nacimiento):
  • Infecciones: otitis medias recurrentes (fluidos en el oído), meningitis, sarampión, paperas.
  • Golpes en la cabeza.
  • Exposición a ruidos muy fuertes.
  • Ciertos medicamentos ototóxicos.

La intervención temprana: clave para un futuro mejor

Una vez detectada la pérdida auditiva infantil, la intervención temprana es fundamental. Las opciones de tratamiento y apoyo pueden incluir:

• Audífonos: Para pérdidas auditivas leves a severas.
• Implantes cocleares: Para pérdidas auditivas profundas que no se benefician de audífonos.
• Logopedia y terapia auditivo-verbal: Para desarrollar el lenguaje oral.
• Aprendizaje de Lengua de Signos: Como sistema de comunicación principal o complementario.
• Apoyo educativo: Adaptaciones en el entorno escolar.

Los primeros años de vida son críticos para el desarrollo del cerebro, especialmente en áreas relacionadas con el lenguaje. Retrasar el diagnóstico y la intervención puede llevar a un retraso significativo en el desarrollo del habla, la comunicación, las habilidades sociales y el rendimiento académico, con un impacto duradero en la calidad de vida del niño.

En conclusión, la detección precoz de la pérdida auditiva infantil es una responsabilidad compartida que recae en padres, profesionales de la salud y educadores. Escuchar las primeras señales y actuar con prontitud no es solo una buena práctica médica; es una inversión en el futuro de cada niño, garantizando que tengan la oportunidad de desarrollar todo su potencial y de construir una vida plena e integrada en la sociedad.