El rey emérito ocultó datos a Hacienda cuando regularizó

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11/03/2022 - 18:00
Rey emérito Juan Carlos I

Lectura fácil

Partiendo de que la carta que el rey emérito que ha enviado a su hijo esta semana parece un chorreo, hay malévolos que piensan que se queda porque en Abu Dabi no se paga IRPF. Simplemente, por las dos regularizaciones fiscales que ha hecho el emérito, no debería sustentar su perdón en esa carta con un 'lamento sinceramente los acontecimientos de mi vida pasada'.

No hombre, no, los que lo lamentamos somos nosotros. Porque había mucha gente que tenía confianza en el rey emérito, y les parecía una persona ejemplar, y no lo ha sido. Y no solo eso, sino que ha deteriorado la institución.

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El dinero que el empresario mexicano Allen Sanginés Krause ingresaba en las cuentas de un testaferro de Juan Carlos I llegaba en pequeñas partidas que rara vez superaban los 50.000 euros, y sobre todo, nunca los 120.000 euros que Hacienda considera el límite para que una persona sea imputada por fraude fiscal en España. 

Y es esa estrategia de pequeños ingresos la que finalmente ha librado al rey emérito de sentarse en el banquillo, pese a que el monarca disfrutase en total de 988.279 euros a espaldas del fisco español  y pese a que después, omitiese la recepción o el disfrute de 180.000 euros ante Hacienda en el momento en el que regularizaba su situación para evitar ser imputado.

Carpetazo a la investigación

Según explica el auto de la Fiscalía General del Estado que concluye la investigación sobre las finanzas del rey emérito, en diciembre 2019 y enero de 2020, Juan Carlos presentó dos regularizaciones de Hacienda voluntarias para saldar sus cuentas con el fisco español y tratar de no ser imputado.

La primera versaba sobre el dinero enviado por el empresario mexicano Allen Sanginés a una cuenta abierta a nombre de su ayudante de campo.

La segunda regularización se centraba en el dinero que el monarca había disfrutado durante años desde cuentas en Suiza. 

Según la normativa española, para que una regularización fiscal impida que el infractor sea llevado a los tribunales, debe cumplir tres características: ser voluntaria, espontánea y sobre todo, completa. Por eso cuando la Fiscalía del Tribunal Supremo tuvo todos los datos, pidió sendos informes a la Oficina Nacional de Investigación del Fraude (ONIF) para comprobar si el pacto económico del rey Juan Carlos con Hacienda hacía efectivo el blindaje. Qué casualidad.

Los informes de la ONIF reflejaron, según la documentación oficial del caso, que la regularización del rey emérito era correcta en el caso de Suiza, pero no por el dinero recibido desde México. El pasado 19 de enero, el equipo investigador de Hacienda remarcaba que Juan Carlos de Borbón había omitido de nuevo cobros y bienes disfrutados con el dinero de su benefactor mexicano, que enviaba los fondos a España desde una sociedad mexicana llamada Pretorian Prevention

En España, el dinero era recibido en cuentas abiertas a nombre de Nicolás Murga, que fue ayudante de campo de Juan Carlos de Borbón antes de abdicar. Frente a Hacienda, el rey emérito regularizó el dinero que Allen Sanginés había enviado a una cuenta de Ibercaja controlada por su asesor. Fueron ocho transferencias entre 2017 y 2018. Pero no dijo nada de otras dos transferencias que sumaban más de 91.000 euros y que habían ido a parar a otro depósito. Una cuenta abierta a nombre de su colaborador pero en el Banco Caminos. 

Además, los agentes de la ONIF destacan que el rey emérito omitió también ante Hacienda una segunda “donación”; el dinero que Sanginés había pagado directamente en una clínica de medicina estética de Barcelona donde Juan Carlos de Borbón se sometía a un tratamiento anti-edad. Entre 2017 y 2018, el total de las facturas ascendió a 95.365 euros. 

Y todavía sigue Sánchez pidiendo explicaciones al rey emérito

Son ‘lentejas, si quieres las tomas y si no las dejas’. Y todo ello en un país en el que se indulta a los golpistas catalanes, se libera a terroristas de ETA, se aceptan en el Tribunal de Cuentas avales públicos para tapar la malversación de los políticos implicados del ‘procés’, y mientras que a don Juan Carlos -que sin duda tuvo actuaciones no ejemplares- se le trata con una dureza especial.

En definitiva, la carta del rey emérito, en cuyo contenido no participó La Moncloa, no satisface las expectativas del Gobierno respecto al desenlace de la investigación abierta a Juan Carlos I por las irregularidades fiscales de sus actividades en el extranjero.

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