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La salud mental es fundamental para el bienestar de los niños con discapacidad y trastornos neurológicos. Estos niños enfrentan riesgos como el aislamiento social, el estrés familiar y problemas psicológicos adicionales. Laura Piñero, psicóloga y terapeuta de familia en la Fundación Querer, señala que las barreras que enfrentan pueden perjudicar su desarrollo emocional y social si no reciben el apoyo necesario.
La salud mental es clave en el bienestar de los niños con discapacidad
La salud mental es fundamental para el bienestar de los niños con discapacidad y trastornos neurológicos, ya que se enfrentan a riesgos particulares como el aislamiento social y el estrés familiar. Laura Piñero, psicóloga y terapeuta de la Fundación Querer, señala que estos niños suelen encontrar obstáculos que pueden perjudicar su desarrollo emocional y social si no reciben el apoyo necesario.
Según Piñero, los factores que afectan la salud mental de estos niños están relacionados con su entorno individual, familiar y social. La exclusión, las dificultades de integración y la discriminación pueden provocar problemas como ansiedad, depresión y baja autoestima, los cuales, si no se abordan de manera oportuna, limitan su progreso y bienestar.
La familia juega un papel crucial en este contexto, actuando como un "factor protector clave". Un hogar cohesionado y con buena comunicación permite que el niño se sienta valorado y comprendido, lo que potencia su resiliencia ante los desafíos.
Por otro lado, Piñero enfatiza que un entorno familiar adaptativo, con roles claros y que fomente la independencia, crea un ambiente seguro que ayuda a mitigar el impacto negativo de factores externos como la discriminación y la falta de recursos.
Principales desafíos y estrategias para afrontar estos problemas
Laura Piñero identifica varios problemas que enfrentan los niños con discapacidad y sus familias. El aislamiento social es uno de los mayores desafíos, ya que limita la participación en actividades y genera sentimientos de soledad.
Por otro lado, el estrés familiar, derivado de las cargas emocionales y económicas del cuidado, y la discriminación, que afecta la autoestima del niño, también son preocupaciones importantes en cuanto a la salud mental.
Piñero advierte que el estigma social puede resultar en acoso y marginalización, perjudicando la salud mental del menor. Además, la falta de acceso a servicios especializados puede aumentar el riesgo de ansiedad y depresión.
Para abordar estos problemas, Piñero sugiere estrategias como el autocuidado y la creación de redes de apoyo entre familiares y grupos de padres. La terapia familiar es clave para mejorar la comunicación y la gestión emocional, y las técnicas de relajación y mindfulness ayudan a los padres a enfrentar situaciones difíciles.
Un ambiente emocional positivo es esencial para que el niño desarrolle autoestima y resiliencia. La comunicación abierta y el apoyo mutuo en la familia son fundamentales para crear un entorno seguro y alentador en torno a su salud mental.
Terapia integral y multidisciplinaria
Laura Piñero destaca la efectividad de un enfoque integral y multidisciplinario en el apoyo a niños con trastornos neurológicos. Este modelo reúne a profesionales de psicología, terapia ocupacional y logopedia para atender las necesidades del niño de forma coordinada. "Es esencial integrar al niño, la familia y otros sistemas de apoyo, como la escuela", señala.
Las terapias familiares y las intervenciones cognitivo-conductuales ayudan a los niños a manejar la ansiedad y la depresión. Además, capacitar a los padres es crucial para crear un entorno estable y protector. El objetivo es que el apoyo se extienda más allá de la terapia, formando una red de soporte que involucre a la familia y la escuela, promoviendo así el desarrollo integral del niño.
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