Soledad e incomprensión: el impacto de ser el primero del grupo en tener un hijo

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18/05/2025 - 10:00
Para mantener las amistades, es recomendable encontrar momentos y espacios que sean cómodos para los nuevos padres y la rutina del bebé.

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La psicóloga sanitaria experta en bienestar psicológico Elena Daprá asegura que tener un hijo es un cambio que se vive de distinta forma entre padres y madres: “Hay una diferencia notable en cuanto a la pérdida de amistades después de tener un hijo, y gran parte de esto se debe a que las madres suelen estar más involucradas en la crianza y enfrentan mayores expectativas sociales sobre su rol”. 

Daprá explica que la visión general es que si una mujer intenta recuperar su vida social, puede recibir críticas por no estar con su hijo y lo compara con la reacción cuando lo hace un padre: “Ahí suele verse como algo normal o incluso positivo”. Y pone como ejemplo el típico comentario de: “Él también necesita su espacio”. La psicóloga incide en que son las progenitoras las que sufren un mayor cambio de identidad porque sienten que dejan de ser “ellas mismas” y pasan a ser vistas solo como madres. “Esto puede hacer que se sientan desconectadas de sus amistades de antes, sobre todo si sus amigas aún no tienen hijos”, puntualiza la experta.

Soledad e incomprensión: cómo puede afectar ser el primero de tus amigos en tener un hijo

Convertirse en padre o madre es un cambio profundo que transforma la vida de cualquier persona. Pero cuando alguien es el primero en su grupo de amigos en tener un hijo, esa experiencia puede venir acompañada de sentimientos inesperados como la soledad, la incomprensión o incluso la pérdida de identidad social. 

A pesar de la alegría por la llegada del bebé, muchas personas se sienten desconectadas de su entorno más cercano.

Un cambio de vida que no todos entienden

Mientras los amigos continúan saliendo, viajando o improvisando planes, quien se convierte en madre o padre debe enfrentarse a una rutina completamente diferente, marcada por los horarios del bebé, la falta de sueño y las nuevas responsabilidades. Esto puede generar una sensación de aislamiento, al ver cómo los temas de conversación, intereses y tiempos disponibles empiezan a diferir drásticamente.

La falta de empatía o comprensión por parte del entorno —que a menudo no ha vivido aún esa experiencia— puede intensificar la sensación de estar “fuera del grupo”, lo que afecta al bienestar emocional. En algunos casos, incluso pueden surgir tensiones o malentendidos con amistades que no comprenden las nuevas prioridades.

Para mantener las amistades, Daprá recomienda ser flexible y encontrar momentos para compartir con amigos en espacios que sean cómodos tanto para ellos como para la nueva rutina del bebé. “Para ello, es necesario que el esfuerzo sea mutuo”, continúa la experta, “puede que los amigos intenten incluir a los padres en sus planes, pero si estos rechazan muchas invitaciones, eventualmente pueden dejar de hacerlo”. La psicóloga anima a que exista una comunicación abierta en la que se explique a los amigos que aunque haya menos disponibilidad continúan siendo importantes.

La importancia del apoyo emocional y nuevas redes

Para sobrellevar esta etapa, muchas personas buscan nuevas redes de apoyo entre otras madres y padres en su misma situación. Grupos de crianza, actividades en familia o incluso comunidades virtuales pueden ofrecer un espacio de comprensión mutua que ayude a mitigar la soledad.

Además, es fundamental que las parejas se apoyen entre sí y que se normalice hablar sobre el impacto emocional que supone tener un hijo. Pedir ayuda, expresar emociones y buscar tiempo para el autocuidado son acciones clave para proteger la salud mental.

Reconciliar amistades y nuevas etapas tras tener un hijo

Aunque la distancia inicial con los amigos sin hijos es común, no siempre es permanente. Con el tiempo, los lazos pueden reforzarse si existe voluntad de adaptarse y comprender las diferencias. La amistad también puede evolucionar: algunos amigos se acercan aún más, otros quedan atrás, y algunos reaparecen cuando viven experiencias similares.

La clave está en no juzgar ni idealizar ninguna etapa de la vida. Ser el primero en tener un hijo no te aleja de tus amigos para siempre, pero sí requiere ajustar expectativas y cultivar nuevas formas de conexión.

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