Irán utiliza violencia de todo tipo contra menores manifestantes

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16/03/2023 - 08:25
Menores manifestantes

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Amnistía Internacional (AI) ha afirmado que los servicios de inteligencia y las fuerzas de seguridad de Irán han cometido “horribles actos de tortura”, como palizas, flagelaciones, descargas eléctricas, violaciones y otros actos de violencia sexual contra menores manifestantes de apenas 12 años para sofocar su participación en protestas en todo el país.

AI hizo esas consideraciones cuando se cumplen seis meses de la muerte bajo custodia de Masha Amini, joven iraní de origen kurdo que falleció tras ser golpeada por efectivos de la Policía de la Moral por llevar el velo islámico de forma incorrecta, lo cual originó un levantamiento popular sin precedentes.

La investigación de Amnistía Internacional expone los métodos de tortura que la Guardia Revolucionaria, el paramilitar Basij, la Policía de Seguridad Pública y otras fuerzas de seguridad e inteligencia utilizaron contra niños detenidos en las protestas para castigarlos y humillarlos, y obtener “confesiones” forzadas.

El Estado iraní separa a los menores manifestantes de sus familias, sometiéndolos a crueldades violentas

“Los agentes del Estado iraní han separado a los menores de sus familias y los han sometido a crueldades insondables. Es abominable que los funcionarios hayan ejercido tal poder de manera criminal sobre niños vulnerables y asustados, infligiendo dolor y angustia severos sobre ellos y sus familias, y dejándolos con graves cicatrices físicas y mentales. Esta violencia contra los niños expone una estrategia deliberada para aplastar el espíritu vibrante de la juventud del país e impedir que exijan libertad y derechos humanos”, afirmó Diana Eltahawy, directora regional adjunta de AI para Oriente Medio y el Norte de África.

Eltahawy subrayó que las autoridades iraníes “deben liberar de inmediato a todos los menores detenidos únicamente por protestar pacíficamente” y llamó a “todos los Estados” a que “ejerzan la jurisdicción universal” sobre los funcionarios iraníes de los que se sospeche “razonablemente” que tienen responsabilidad por delitos de derechos internacional, incluida la tortura de niños manifestantes.

Las autoridades iraníes han admitido que el número total de personas detenidas en relación con las protestas superaba las 22.000. Si bien no proporcionaron un desglose de cuántos de los detenidos eran menores, los medios estatales informaron que estos constituían una parte significativa de los manifestantes.

Las conclusiones de Amnistía Internacional indican que los menores detenidos, al igual que los adultos, eran llevados primero (a menudo con los ojos vendados) a centros de detención dirigidos por la Guardia Revolucionaria, el Ministerio de Inteligencia, la Policía de Seguridad Pública, la unidad de investigación de la policía de Irán (Agahi) o la fuerza paramilitar Basij.

Tras días o semanas de incomunicación o desaparición forzada, fueron trasladados a prisiones reconocidas. Agentes vestidos de civil secuestraron a otros en las calles durante o después de las protestas, los llevaron a lugares no oficiales como almacenes, donde los torturaron antes de abandonarlos en lugares remotos.

Esos secuestros se llevaron a cabo sin el debido proceso y tenían por objeto castigar, intimidar y disuadir a los menores de participar en las protestas, según AI.

Los agentes estatales los ponían en libertad tras amenazas y obligarles a firmar cartas de arrepentimiento y no participar en actividades políticas

Antes de liberarlos, los agentes estatales a menudo amenazaban a los niños con enjuiciarlos por cargos que conllevaban la pena de muerte o con arrestar a sus familiares si denunciaban. En al menos dos casos documentados por Amnistía Internacional, a pesar de la amenaza de represalias, los familiares de las víctimas presentaron denuncias oficiales ante las autoridades judiciales, pero ninguna fue investigada.

La documentación de Amnistía Internacional también revela que los agentes estatales utilizaron la violación y otros actos de violencia sexual, incluidas descargas eléctricas en los genitales, tocamientos y amenazas de violación, como arma contra los niños detenidos para quebrantarles el ánimo, humillarlos, castigarlos y extraerles ‘confesiones’.

Los agentes estatales también lanzaron insultos sexuales a las niñas menores detenidas y las acusaron de querer mostrar sus cuerpos desnudos, simplemente por protestar por los derechos de las mujeres y las niñas y desafiar el velo obligatorio.

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