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En el corazón de San Lorenzo de El Escorial, un pintoresco pueblo de Madrid, una pequeña heladería llamada 'Campo a través' está redefiniendo el concepto de lo artesanal. Detrás de su mostrador no solo hay sabores sorprendentes, sino una historia de valentía, un profundo respeto por la tierra y un sueño ambicioso. Es la historia de Paula López y Mariluz Villegas, dos mujeres que un día decidieron dejar atrás la seguridad de sus vidas en la ciudad para embarcarse en un viaje que las llevaría a conectar el origen de la materia prima con el placer de un buen helado.
Su proyecto no es solo un negocio; es una declaración de principios. En un mundo dominado por la producción en masa, ellas han apostado por lo local, lo estacional y lo sostenible, con un objetivo final que resume su filosofía a la perfección: tener su propio rebaño de ovejas para controlar cada eslabón de la cadena.
El punto de inflexión: un adiós a la ciudad
Como tantas otras historias de emprendimiento rural, la de Paula y Mariluz comienza con un punto de inflexión. Ambas tenían carreras consolidadas lejos del mundo rural; Paula en producción audiovisual y Mariluz en el sector de la moda. Sin embargo, la rutina urbana y la sensación de desconexión con un propósito más tangible las llevaron a replantearse su futuro. La pandemia actuó como catalizador final de una idea que llevaba tiempo gestándose: volver a las raíces y crear algo propio, algo con alma.
El destino elegido fue San Lorenzo de El Escorial, un lugar que para ellas representaba la belleza y el potencial de la España rural. Pero no querían ser meras espectadoras del paisaje, sino agentes activas en su comunidad. Identificaron una oportunidad en la gastronomía, un sector donde podían volcar su creatividad y su compromiso con los valores en los que creían. Así nació la idea de 'Campo a través', un nombre que evoca el sonido de la naturaleza y que encapsula su esencia.
La filosofía 'Campo a través', del productor local a la tarrina
Lo que hace que un helado de 'Campo a través' sea diferente no es una fórmula secreta, sino una transparencia radical. Su obrador es un homenaje al producto de proximidad. La base de sus helados es la leche fresca de cabra de una pequeña granja familiar cercana, y los sabores rotan al ritmo que marcan las estaciones y los productores de la zona.
Si es temporada de fresas, el helado de fresa sabrá a fresa de verdad, porque está hecho con fruta comprada a un agricultor local. Si un vecino les trae un excedente de higos de su huerta, es probable que al día siguiente haya helado de higo en la vitrina. Esta filosofía de kilómetro cero no solo garantiza una calidad y un sabor excepcionales, sino que también teje una red de economía local, apoyando a los pequeños productores de la comarca y reduciendo drásticamente la huella de carbono del negocio.
Su compromiso va más allá de los ingredientes. Han implementado un modelo que tiende a la economía circular, utilizando envases compostables y buscando siempre la manera de minimizar los residuos.
El sueño del rebaño propio para cerrar el círculo
La visión de Paula y Mariluz no se detiene en su obrador. Su gran sueño, el objetivo que da sentido a todo el proyecto, es tener su propio rebaño de ovejas de raza churra, una variedad autóctona de gran valor. Este paso les permitiría cerrar el círculo por completo, controlando la calidad desde el pasto que comen los animales hasta el helado que sirven al cliente.
"Queremos saber qué comen nuestras ovejas, cómo viven, asegurarnos de que su bienestar es máximo, porque estamos convencidas de que eso se traduce directamente en la calidad de la leche y, por tanto, en la excelencia de nuestro producto final", explican. Este anhelo no es un capricho romántico, sino un compromiso radical con la trazabilidad y la sostenibilidad, alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que promueven la producción responsable y el apoyo a los ecosistemas locales.
La historia de 'Campo a través' es mucho más que la de una heladería. Es un faro de inspiración para la España rural, la prueba de que es posible crear negocios innovadores, sostenibles y profundamente conectados con su entorno. Es el viaje de dos mujeres que no solo aprendieron a hacer helado, sino que están construyendo, paso a paso, el futuro que quieren ver en el campo.
Yo, como vecina del municipio…
Como vecino de San Lorenzo de El Escorial, la llegada de 'Campo a través' ha sido una de las mejores noticias que ha recibido nuestro pueblo en mucho tiempo (quitando los helados de leche de vaca de Regma, que han traído hace poco). No es solo que sus helados sean, sin lugar a dudas, los más deliciosos y auténticos que he probado nunca —cada sabor es una explosión de producto local y de temporada—, sino por lo que representan.
Paula y Mariluz han traído una bocanada de aire fresco, de ilusión y de emprendimiento de calidad. Han demostrado que los pueblos de la España rural no son un lugar para retirarse, sino un espacio lleno de oportunidades para quienes tienen ideas y ganas de trabajar. Ver cómo colaboran con los productores de la zona y cómo su pequeño local se ha convertido en un punto de encuentro para vecinos y visitantes es un verdadero orgullo.
'Campo a través' no es solo una heladería, es un proyecto que hace pueblo y que nos hace creer en el futuro de nuestro municipio.
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