La Tierra pierde agua dulce a un ritmo alarmante

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29/07/2025 - 13:00
El agua dulce de la Tierra está desapareciendo

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Desde hace más de dos décadas, un fenómeno silencioso pero devastador ha estado ocurriendo en todo el planeta: los continentes están perdiendo agua dulce a una escala sin precedentes. Esta es la conclusión de una investigación dirigida por la Universidad Estatal de Arizona (ASU), basada en observaciones satelitales entre 2002 y 2023, cuyos resultados fueron publicados recientemente en la revista Science Advances.

Sequía sin fronteras: las zonas más afectadas por la ausencia de agua dulce

El análisis identificó cuatro grandes regiones del hemisferio norte que enfrentan lo que los investigadores llaman "megasequedad" a escala continental. Estas zonas críticas son:

  • El suroeste de Norteamérica y América Central
  • Alaska y el norte de Canadá
  • El norte de Rusia
  • Oriente Medio y el norte de África

En estas regiones, los patrones de precipitación han cambiado drásticamente, las temperaturas han aumentado y los recursos hídricos subterráneos han sido explotados a niveles insostenibles. El estudio señala que las zonas secas del planeta se están expandiendo al doble del tamaño del estado de California cada año.

Un desequilibrio creciente en el ciclo del agua

El fenómeno no solo implica un aumento de la sequedad en ciertas regiones, sino un cambio profundo en el equilibrio global del agua. La investigación revela que las zonas secas se están volviendo más secas a una velocidad mayor que la velocidad a la que las zonas húmedas se están volviendo más húmedas, lo cual revierte patrones hidrológicos tradicionales que se mantenían relativamente estables hasta hace algunas décadas.

Esto tiene consecuencias graves. Según el estudio, el 75 % de la población mundial, repartida en 101 países, vive en lugares donde la disponibilidad de agua dulce ha disminuido constantemente desde 2002. Y esta tendencia ocurre en paralelo al crecimiento demográfico global proyectado para los próximos 50 a 60 años, lo que pone aún más presión sobre los ya reducidos recursos hídricos.

Aguas subterráneas: el recurso invisible que se agota

Uno de los hallazgos más alarmantes del estudio tiene que ver con el origen de la pérdida de agua dulce. Por primera vez, los científicos han podido calcular con precisión que el 68 % de esa pérdida proviene de aguas subterráneas. Esto es más de lo que aportan al aumento del nivel del mar las capas de hielo de Groenlandia y la Antártida combinadas.

“El mensaje que transmite este estudio es, posiblemente, el más alarmante que hayamos visto hasta ahora sobre los efectos del cambio climático en nuestros recursos hídricos”, declaró Jay Famiglietti, investigador principal del proyecto y profesor de la Escuela de Sostenibilidad de la ASU.

Un punto de inflexión: El Niño y el quiebre hídrico

El equipo de científicos identificó un punto de inflexión entre 2014 y 2015, coincidiendo con un período de intensos eventos de El Niño. Durante esos “mega años de El Niño”, los extremos climáticos se intensificaron, y el uso de aguas subterráneas se disparó. A partir de ese momento, la desecación de las zonas continentales superó por primera vez a las tasas de derretimiento de los glaciares y capas de hielo.

Además, los investigadores observaron un fenómeno hasta ahora no reportado: desde ese momento, las regiones que se están secando se concentran mayoritariamente en el hemisferio norte, mientras que las zonas húmedas se han desplazado hacia el hemisferio sur.

Una crisis alimentada por el uso humano

Aunque el cambio climático es un factor clave, el estudio subraya que el comportamiento humano está acelerando la crisis. “Estamos perdiendo una cantidad sorprendente de agua no renovable”, afirmó Hrishikesh A. Chandanpurkar, autor principal del estudio.

“Las aguas subterráneas profundas y los glaciares deberían ser como un fondo de emergencia para tiempos difíciles, como una sequía prolongada. Pero los usamos sin restricciones, incluso en años de lluvias, sin intentar reponerlos.”

El resultado es una especie de “quiebra del agua dulce”, en palabras de Chandanpurkar, donde nuestros “ahorros hídricos” se están agotando sin que existan planes sólidos de reposición.

¿Un futuro sin agua?

El panorama que presentan los datos del agua dulce es preocupante. En Canadá y Rusia, el derretimiento de nieve, hielo y permafrost se ha acelerado en la última década. Las sequías extremas se han intensificado, especialmente en regiones de latitudes medias como Europa. Solo los trópicos, según el estudio, han visto un incremento consistente de humedad, algo que ni siquiera los modelos del IPCC habían anticipado.

Los autores concluyen que la continuidad de los registros satelitales y el monitoreo a largo plazo del ciclo del agua dulce son esenciales para comprender y, sobre todo, mitigar las consecuencias de esta transformación planetaria.

La advertencia está clara: sin cambios estructurales en la gestión del agua y sin una acción climática más decidida, nos enfrentamos a una crisis que no solo amenaza la seguridad hídrica, sino también la estabilidad global.

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