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La sequía vuelve a asomarse en el horizonte de España. La reserva hídrica del país ha sufrido un descenso considerable en la última semana, perdiendo 1.007 hectómetros cúbicos (hm³), lo que representa el 1,8 % de la capacidad total de los embalses. Según los datos del Ministerio de Transición Ecológica, la reserva total se sitúa actualmente en un 63,9 %, almacenando 35.789 hm³ de agua de una capacidad total de 56.041 hm³. Aunque la situación es mejor que la del año pasado, cuando los embalses españoles estaban al 55,4 %, la velocidad del descenso, combinada con la falta de lluvias, enciende las alarmas.
La situación es especialmente preocupante si se analiza la distribución por cuencas. El informe del Ministerio, dirigido por Sara Aegesen, señala que las precipitaciones "han sido prácticamente nulas en toda España", con la única excepción de Cuenca, que registró una máxima de 3,6 mm. Esta falta de lluvias se está traduciendo directamente en una disminución de las reservas hídricas, afectando de manera dispar a las diferentes zonas del país.
Embalses españoles: Radiografía de una disparidad hídrica
Las cuencas del norte, tradicionalmente más lluviosas, mantienen niveles relativamente altos. El Cantábrico Oriental se encuentra al 75,3 % de su capacidad, el Cantábrico Occidental al 70,6 %, y el Miño-Sil al 78 %. Las cuencas internas del País Vasco lideran la lista con un impresionante 85,7 %, mientras que las del Ebro se mantienen a un 67,6 %. Estos datos contrastan drásticamente con los del sur, donde la escasez de agua es más palpable y los niveles de los embalses españoles están en un punto crítico.
La situación más delicada se observa en el sur y este de la península. El Guadalete-Barbate está al 46,6 % y el Guadalquivir, una de las cuencas más importantes para la agricultura andaluza, apenas alcanza el 48,8 %. La cuenca mediterránea andaluza se sitúa en un 50,9 %, mientras que el Segura, con tan solo un 27,5 % de su capacidad, enfrenta una situación de extrema gravedad. El Júcar también muestra un nivel bajo, al 54,9 %. Estos datos ponen en evidencia la vulnerabilidad de estas regiones ante los períodos de sequía, y los niveles de agua de los embalses españoles en estas zonas son motivo de una creciente preocupación.
Un colchón que se agota
A pesar de la tendencia a la baja, el panorama actual es considerablemente mejor que el de hace un año. A principios de agosto pasado, los embalses españoles almacenaban 31.067 hm³, casi 4.600 hm³ menos que ahora. Este colchón de agua, fruto de un invierno y una primavera con más precipitaciones, ha servido para paliar los efectos de la actual falta de lluvias. Sin embargo, este margen se está reduciendo rápidamente. El descenso semanal de 1.007 hm³ es un claro indicador de que la reserva hídrica no puede sostenerse sin nuevas aportaciones.
La esperanza está en el otoño
Las cuencas del Duero (72,8 %) y del Tajo (72,7 %) se encuentran en una posición más cómoda, al igual que las cuencas internas de Cataluña (75,9 %). No obstante, el descenso generalizado en todo el país confirma la gravedad de la situación. La gestión del agua se ha vuelto un tema central, y las miradas están puestas en las previsiones meteorológicas para los próximos meses. La esperanza reside en que el otoño traiga las lluvias necesarias para recuperar los niveles de los embalses españoles y evitar que la situación se agrave. La necesidad de una planificación hídrica a largo plazo y de medidas de ahorro se hace cada vez más urgente para asegurar el futuro del abastecimiento y la agricultura. En resumen, la situación actual de los embalses españoles es de alerta, y el descenso acelerado de las reservas exige una respuesta contundente y coordinada.
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