Cómo crear un protocolo de ayuda a empleadas víctimas de violencia de género en tu empresa

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17/09/2025 - 09:59
Chica trabajando con su ordenador

Lectura fácil

La violencia de género es una lacra social que no entiende de muros ni de horarios. No se queda en casa cuando la mujer que la sufre sale a trabajar; viaja con ella y se manifiesta en la oficina a través del absentismo, la ansiedad, la repentina bajada de rendimiento o, en el peor de los casos, a través del acoso y las amenazas que traspasan el umbral del lugar de trabajo. Durante décadas, las empresas consideraron este problema un "asunto privado". Hoy, las compañías líderes y socialmente responsables entienden que tienen un papel crucial y ineludible que desempeñar para ayudar a empleadas víctimas de violencia de género.

Crear un protocolo interno de actuación para empleadas víctimas de violencia de género ya no es solo una recomendación enmarcada en los planes de igualdad, sino un pilar fundamental del bienestar laboral y de la debida diligencia. No se trata de improvisar, sino de tener una hoja de ruta clara, profesional y humana para actuar. Pero, ¿por dónde empezar? Hemos consultado a directores de RRHH y expertos en igualdad para desgranar los tres pasos clave: detectar, apoyar y proteger.

La primera señal: cómo detectar y crear un canal de confianza

El rol de la empresa no es investigar la vida privada de sus empleadas, sino crear un entorno lo suficientemente seguro y observador como para poder ofrecer ayuda. Según los expertos, la detección de posibles casos de empleadas víctimas de violencia de género debe hacerse siempre desde la máxima discreción y respeto.

"Nuestro objetivo no es preguntar directamente '¿qué te pasa?'. Es crear un clima de confianza tal que la empleada sepa que, si decide dar el paso y contarlo, la vamos a escuchar, la vamos a creer y vamos a activar todos nuestros recursos sin fisuras", explica una directora de RRHH de una gran consultora.

Algunas señales de alerta que pueden observar los responsables de equipo o RRHH incluyen:

  • Cambios en el rendimiento: Caídas bruscas de la productividad, falta de concentración o incumplimiento de plazos en una empleada habitualmente cumplidora.
  • Absentismo inusual: Aumento de las ausencias, a menudo justificadas con excusas vagas o enfermedades leves recurrentes.
  • Señales emocionales: Aislamiento del resto del equipo, nerviosismo, llanto repentino o sobresaltos constantes ante llamadas o mensajes al móvil.

El paso más importante de un protocolo para empleadas víctimas de violencia de género es establecer un canal de comunicación seguro y confidencial. Se debe designar a una o varias "personas de confianza" dentro de la empresa (normalmente en RRHH), con formación específica en la materia, y comunicar su existencia a toda la plantilla.

El plan de acción, medidas de apoyo flexibles y personalizadas

Una vez que alguna de las empleadas víctimas de violencia de género ha comunicado su situación, el protocolo debe desplegar un abanico de medidas concretas, siempre adaptadas a sus necesidades específicas y con su consentimiento. La flexibilidad es la herramienta más valiosa que puede ofrecer un empleador.

"La rigidez de un horario de 9 a 18 es incompatible con el proceso de una mujer que intenta salir de la violencia", afirma un experto en igualdad. Las medidas de apoyo más eficaces incluyen:

  • Flexibilidad laboral:
    • Cambio de horario o reordenación del tiempo de trabajo para evitar al agresor o acudir a citas judiciales, médicas o con servicios sociales.
    • Ofrecer la posibilidad de teletrabajo, total o parcial, para garantizar su seguridad.
    • Concesión de permisos retribuidos para las gestiones necesarias.
    • Movilidad geográfica, ofreciendo un traslado a otro centro de trabajo si la estructura de la empresa lo permite.
  • Apoyo psicológico: Facilitar el acceso al Programa de Ayuda al Empleado (PAE) de la empresa o cubrir el coste de un número determinado de sesiones con un terapeuta externo especializado.
  • Ayuda económica: Conceder anticipos de nómina o préstamos sin interés para cubrir los gastos urgentes que supone abandonar el domicilio.
  • Asesoramiento legal: Poner a la empleada en contacto con servicios jurídicos especializados o los proporcionados por la empresa.

Garantizando la seguridad de empleadas víctimas de violencia de género en el entorno laboral

La responsabilidad de la empresa se extiende a garantizar que el lugar de trabajo sea un espacio seguro para las empleadas víctimas de violencia de género .

El protocolo debe contemplar medidas de protección claras:

  • Comunicación con el equipo de seguridad del edificio (de forma discreta y confidencial) para impedir el acceso del agresor a las instalaciones.
  • Filtrado de llamadas o correos electrónicos si se está produciendo acoso a través de los canales de la empresa.
  • Ofrecer cambios en el puesto de trabajo dentro del mismo centro para reducir su visibilidad o exposición.
  • Garantizar que la empleada no será penalizada profesionalmente por su situación. Su puesto y sus oportunidades de desarrollo deben estar asegurados.

En definitiva, implantar un protocolo de este tipo trasciende el cumplimiento normativo. Es la prueba de una cultura corporativa madura que entiende que su principal activo es el bienestar de su gente. Una empresa que cuida a sus empleadas en sus momentos de mayor vulnerabilidad es una empresa que construye una cultura de lealtad, seguridad y verdadero compromiso.

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