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Acción contra el Hambre y un equipo de nutricionistas y expertos en salud han desarrollado un 'coaching' nutricional para cuidar la salud nutricional de quienes han perdido su empleo o tienen dificultades para llenar su carro de la compra por culpa de la pandemia.
La organización calcula en 346 euros el coste mensual por familia de una cesta básica de la compra para una alimentación saludable. Pagarla se ha convertido en un reto para muchas más familias pero aprender a comer sano puede también marcar la diferencia.
Acción Contra el Hambre crea una guía nutricional
Esta guía acompaña el Programa de Tarjeta Solidaria, por el que la organización está entregando tarjetas electrónicas a familias con dificultades por valor de unos 80 euros semanales para que puedan comprar alimentos y otros productos básicos.
“Comer bien no solo es una cuestión de dinero, que también, sino de hábitos, actitud y autoconfianza para muchas familias, especialmente ahora para las más golpeadas psicológica y económicamente por la pérdida repentina de su empleo o el cierre de su negocio (más de un millón de personas han perdido su empleo desde el 14 de marzo según la última EPA)", explicó Luis González, director de ingeniería técnica de Acción contra el Hambre.
Las economías de las familias se resienten
"De ello depende no solo la salud nutricional de nuestro país, también de alguna manera nuestra capacidad de recuperación económica”, señaló. Desgraciadamente, la desnutrición está relacionada con el 45% de muertes de niños cada año.
Antonio Vargas, responsable de salud y nutrición de Acción contra el Hambre subrayó que "llevamos años sensibilizando sobre hábitos nutricionales en países en desarrollo pero ahora percibimos esta necesidad también en España, donde la obesidad y el sobrepeso por una mala alimentación están aumentando exponencialmente entre los más pobres”.
El hambre, una enfermedad devastadora
La desnutrición es el resultado físico del hambre, una enfermedad devastadora de dimensiones epidémicas, que padecen 50,2 millones de niños y niñas menores de cinco años en todo el mundo. Es el resultado de la escasez de alimentos o de una dieta inadecuada. Al año causa la muerte de más de 3,1 millones de niños y niñas. Estas muertes podrían evitarse con un tratamiento nutricional adecuado.
Pero esta pandemia es a su vez un problema social: una pesada hipoteca que condiciona el futuro los niños y niñas que la padecen. Afecta su desarrollo físico e intelectual y a su estado de salud de por vida. Estos niños y niñas serán adultos frágiles a los que les resultará difícil sacar adelante a su familia, perpetuando así el círculo vicioso entre la pobreza y el hambre.
Acción contra el Hambre y la desnutrición
Se estima que la pérdida de productividad de una persona que ha padecido desnutrición superará el 10% de los ingresos que obtendría a lo largo de su vida y que un país puede perder hasta el 3% de su Producto Interior Bruto (PIB) a causa de la desnutrición.
Por eso, Acción contra el Hambre cree que, si la desnutrición supone una pesada carga para millones de niños y niñas en el mundo, la nutrición puede ser una excelente inversión. La mejora del estado nutricional de una población refuerza sus capacidades y estimula el proceso de desarrollo, lo que conduce a una reducción de la pobreza.
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