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Este martes, el Parlamento Europeo dio su aprobación definitiva a la actualización de las normas de la Unión Europea sobre permisos de conducción, una reforma destinada a mejorar la seguridad vial y reducir los accidentes de tráfico en el territorio comunitario. Cada año, cerca de 20.000 personas pierden la vida en las carreteras de la UE, una cifra que las instituciones europeas aspiran a disminuir mediante un marco normativo más riguroso y armonizado.
La votación del Parlamento llega después de que el Consejo de la UE respaldara el texto en diciembre de 2023, con lo que el proceso legislativo se da por cerrado.
Una directiva que requiere adaptación nacional
El nuevo marco legal para los permisos de conducción no se aplicará de manera inmediata ni idéntica en todos los Estados miembros. Se trata de una directiva, y no de un reglamento, lo que significa que cada país deberá adaptar sus propias leyes nacionales para cumplir con los principios establecidos por la UE.
En otras palabras, el contenido de fondo debe respetarse, pero la forma de implementación puede variar según las circunstancias y la estructura jurídica de cada Estado miembro.
La Comisión Europea supervisará que la transposición se realice correctamente. Si un país no incorpora la directiva dentro del plazo establecido, puede iniciarse un procedimiento de infracción que culmine en sanciones económicas impuestas por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea. España ya ha vivido una situación similar: en 2021 fue multada con 15 millones de euros por no haber traspuesto a tiempo la directiva sobre protección de datos personales.
Una vez aprobada, la denominada European Driving Licence Directive otorga a los Estados miembros tres años para incorporar las nuevas normas a su legislación nacional, seguidos de un año adicional para preparar su entrada en vigor efectiva.
Esta estructura de plazos confirma la naturaleza flexible del instrumento jurídico, que armoniza los principios comunes sin imponer un modelo uniforme a los países de la UE.
El uso de una directiva, en lugar de un reglamento, responde a la necesidad de respetar las diferencias nacionales en materia de formación de conductores, exámenes, controles médicos y procedimientos administrativos.
De este modo, el legislador europeo busca unificar los estándares mínimos de seguridad vial en toda la Unión, sin eliminar la autonomía de los Estados para gestionar los aspectos prácticos según sus propios sistemas en los permisos de conducción.
Novedades para conductores noveles y jóvenes
Entre los cambios más relevantes, la nueva normativa introduce un período de prueba obligatorio de al menos dos años para los conductores sin experiencia. Durante ese tiempo, estarán sujetos a sanciones más severas por infracciones como conducir bajo los efectos del alcohol o no usar el cinturón de seguridad o los sistemas de retención infantil.
Además, se permitirá que los jóvenes de 17 años obtengan permisos de conducción de categoría B (turismos), siempre que viajen acompañados de un conductor experimentado hasta cumplir los 18 años.
Con el objetivo de responder a la escasez de conductores profesionales en el transporte europeo, la directiva habilita a los jóvenes de 18 años a obtener un permiso de camión (categoría C), y a los de 21 años a conducir autobuses (categoría D), siempre que dispongan del correspondiente certificado de competencia profesional. En caso de no tenerlo, los límites de edad serán de 21 y 24 años, respectivamente.
La obtención del permiso requerirá una formación más completa y actualizada. Los exámenes deberán incluir conocimientos sobre los riesgos de los ángulos muertos, el uso de sistemas de asistencia al conductor, la apertura segura de las puertas y los peligros de la distracción por teléfonos móviles.
Se pondrá especial atención en la protección de peatones, ciclistas, niños y otros usuarios vulnerables de la vía, atendiendo a las demandas del Parlamento Europeo.
Validez de los permisos y controles médicos
Los permisos de conducción para coches y motocicletas tendrán una validez de 15 años, aunque los Estados podrán reducirla a 10 años si el documento se utiliza también como identificación nacional.
En el caso de camiones y autobuses, la validez se limitará a cinco años. Además, los países podrán establecer revisiones médicas más frecuentes o cursos de actualización para los conductores mayores de 65 años.
Antes de obtener o renovar un permiso, será obligatorio superar un examen médico que incluya evaluaciones de la vista y del sistema cardiovascular. No obstante, los Estados podrán sustituir este requisito por formularios de autoevaluación u otros mecanismos nacionales de control para conductores de coches o motocicletas.
Una de las transformaciones más visibles será la implantación de los permisos de conducción digital, accesible desde el teléfono móvil. Este formato se convertirá gradualmente en el principal documento de conducción en la UE, aunque los ciudadanos mantendrán el derecho a solicitar una versión física, que deberá emitirse sin demoras injustificadas y en un máximo de tres semanas.
Cooperación europea frente a infracciones graves
Para reforzar la seguridad en toda la Unión, la directiva establece que las sanciones o suspensiones de los permisos de conducción se comunicarán al país que lo emitió. Así se garantizará la aplicación transfronteriza de las penas y se evitará que un conductor sancionado en un Estado miembro pueda conducir libremente en otro.
Las autoridades nacionales deberán intercambiar información sin retrasos sobre las inhabilitaciones por infracciones graves, tales como conducir bajo los efectos del alcohol o las drogas, exceso de velocidad superior a 50 km/h sobre el límite o participación en accidentes mortales.
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