Más del 20 % del océano global se oscurece

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29/06/2025 - 11:30
El oscurecimiento del océano es real, y la crisis climática tiene mucho que ver

Lectura fácil

En las últimas dos décadas, más del 21 % del océano global ha perdido una parte significativa de su luminosidad natural, según un nuevo estudio de la Universidad de Plymouth, en Inglaterra. Este fenómeno, conocido como oscurecimiento oceánico, está reduciendo la profundidad de la zona fótica y amenazando los procesos ecológicos esenciales para la vida marina y para el equilibrio del planeta.

¿Qué es la zona fótica del océano y por qué importa?

La zona fótica del océano es la región que recibe suficiente luz solar para permitir la fotosíntesis. Abarca generalmente los primeros 200 metros de profundidad y alberga más del 90% de la biodiversidad marina. Esta capa también juega un papel clave en la producción global de oxígeno y en el ciclo del carbono, procesos vitales para el clima y la vida en la Tierra.

El estudio, publicado en la revista Global Change Biology, representa la primera evaluación a escala mundial de los cambios a largo plazo en esta región luminosa del océano.

Entre 2003 y 2022, aproximadamente 75 millones de kilómetros cuadrados del océano, un área superior al tamaño de Asia, experimentaron un oscurecimiento significativo. De ese total, más del 9 % oceánico perdió al menos 50 metros de profundidad iluminada, una superficie comparable al tamaño de África. Aún más preocupante, un 2,6 % adicional sufrió una reducción de más de 100 metros.

Factores que oscurecen el mar

El oscurecimiento del océano no tiene una sola causa. En aguas costeras, el fenómeno puede atribuirse al aumento de las precipitaciones, la escorrentía agrícola y la descarga de sedimentos desde tierra firme. En mar abierto, las razones son más complejas y están relacionadas con cambios en la floración de algas, el incremento de la temperatura en la superficie del mar y la contaminación lumínica.

Según el doctor Thomas Davies, autor principal del estudio, estos cambios podrían alterar profundamente los ecosistemas marinos: “Sabemos que el color ha cambiado en los últimos 20 años, probablemente por variaciones en las comunidades de plancton. Ahora hemos confirmado que este cambio está reduciendo las zonas de luz disponibles para los animales marinos que dependen de la iluminación solar y lunar para alimentarse, reproducirse y navegar”.

Consecuencias invisibles pero profundas

Aunque aún no se comprenden completamente las implicaciones, los científicos advierten que la pérdida de luz podría afectar numerosos servicios ecosistémicos: desde la disponibilidad de oxígeno en la atmósfera hasta la capacidad del océano de absorber dióxido de carbono, pasando por la supervivencia de muchas especies de peces que forman parte fundamental de nuestra alimentación.

El profesor Tim Smyth, también parte del equipo investigador, subraya que los cambios en la luz impactan directamente el comportamiento de los animales marinos: “La luz en la columna de agua varía constantemente durante el día y muchas especies marinas son extremadamente sensibles a estos cambios. Si la zona fótica se reduce, los animales que necesitan luz deberán subir a aguas más superficiales, donde encontrarán más competencia por alimento y hábitats”.

Las áreas más impactadas por la pérdida de luz incluyen la Corriente del Golfo, las regiones polares y mares costeros cerrados como el Mar Báltico. Estas zonas ya enfrentan alteraciones drásticas por el cambio climático, y el oscurecimiento oceánico podría agravar aún más su deterioro ecológico.

Un llamado urgente

Los investigadores coinciden en que este hallazgo debe tomarse con seriedad. El doctor Davies advierte que el fenómeno podría influir en el aire que respiramos, en los recursos pesqueros y en la capacidad oceánica para regular el clima. “Nuestros hallazgos son motivo de verdadera preocupación”, afirmó.

El océano, aunque vasto y profundo, no es inmune a las acciones humanas. La disminución de la luz en sus aguas podría estar ocurriendo de manera silenciosa, pero sus consecuencias podrían resonar a nivel planetario si no se toman medidas para comprender y mitigar este fenómeno emergente.

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