
Lectura fácil
Con la llegada del calor, la piscina se convierte en uno de los espacios más deseados para refrescarse y compartir momentos de ocio. Sin embargo, para las personas con movilidad reducida, acceder al agua suele ser un desafío mayor que para el resto de bañistas. Conscientes de esta realidad, desde la Federación de Asociaciones de Personas con Discapacidad Física y Orgánica de Madrid (FAMMA) han querido visibilizar soluciones prácticas para garantizar la inclusión y el derecho al disfrute del verano.
En un vídeo divulgativo, el secretario de Deporte y Vida Saludable de FAMMA, Javier de la Torre, muestra de forma clara y didáctica dos opciones de acceso a la piscina pensadas para personas en silla de ruedas o con movilidad reducida. El objetivo no es solo informar, sino también concienciar sobre la importancia de dotar a los espacios de ocio de recursos accesibles.
La misión de FAMMA: calidad de vida e inclusión para la movilidad reducida
FAMMA agrupa a diversas asociaciones que trabajan en la Comunidad de Madrid en defensa de los derechos de las personas con discapacidad. Su meta principal es mejorar la calidad de vida de este colectivo, promoviendo tanto la autonomía personal como la participación activa en todos los ámbitos sociales.
En este contexto, la accesibilidad al ocio estival ocupa un lugar relevante. Ir a la piscina o a la playa no debería convertirse en una barrera, sino en una oportunidad más para disfrutar de la vida cotidiana en igualdad de condiciones.
Durante los meses de verano, actividades como ir a la playa o darse un chapuzón en la piscina forman parte del ocio habitual de la mayoría de personas. Sin embargo, quienes conviven con una discapacidad física suelen encontrar obstáculos añadidos.
En el caso de las playas, la accesibilidad depende en gran medida de la presencia de sillas anfibias, diseñadas para que el usuario pueda llegar hasta la orilla y entrar en el agua. Pero no todos los arenales cuentan con este recurso, lo que limita las posibilidades de muchas familias.
En las piscinas ocurre algo parecido: si bien existen mecanismos que facilitan el baño a personas con movilidad reducida, no todos los recintos disponen de ellos. Precisamente por eso, iniciativas como la impulsada por FAMMA buscan dar a conocer diferentes formas de acceso y sensibilizar sobre la necesidad de instalaciones inclusivas.
Primer método: la grúa hidráulica
La primera opción que muestra Javier de la Torre en el vídeo es la más extendida en las piscinas adaptadas: la grúa hidráulica.
Este sistema permite que la persona usuaria se siente en un asiento especial que, de forma lenta y segura, la traslada desde el bordillo hasta el interior del agua. Se trata de un método cómodo, seguro y que no requiere un gran esfuerzo físico por parte de la persona bañista.
De hecho, las grúas para piscina son hoy en día la solución más recomendada para garantizar un acceso universal. No obstante, su instalación tiene un coste económico que no todas las instalaciones asumen, lo que limita su presencia en algunos recintos.
Segunda alternativa: acceso manual con apoyo personal
Cuando la piscina no cuenta con grúa, todavía existe otra opción: el acceso manual. Según explica De la Torre, este procedimiento consiste en acercar la silla de ruedas lo más posible a la zona de escaleras y, desde ahí, realizar la transferencia directamente al agua mediante el impulso de los brazos.
Aunque es una alternativa válida en ausencia de medios técnicos, requiere mayor esfuerzo físico y no todas las personas con movilidad reducida pueden realizarla de forma autónoma. En muchos casos es imprescindible contar con la ayuda de otra persona.
¿Y cómo salir del agua?
Una de las dudas más frecuentes surge en el momento de abandonar la piscina. El deportista con discapacidad Pablo Tovar lo ha explicado recientemente en un vídeo compartido en sus redes sociales.
Según detalla, una estrategia efectiva consiste en buscar una esquina de la piscina y apoyarse con ambos brazos para salir del agua. Una vez en el borde, se acerca la silla de ruedas y se realiza la transferencia desde el suelo al asiento.
Este tipo de demostraciones prácticas resultan de gran utilidad, ya que muestran de forma real cómo se pueden superar las dificultades cotidianas con ingenio, esfuerzo y recursos adecuados.
Hacia un ocio verdaderamente inclusivo
El mensaje que lanza FAMMA con este vídeo es claro: las personas con movilidad reducida tienen derecho a disfrutar del verano sin barreras. Acceder a una piscina no debería ser un privilegio, sino una opción garantizada para todos los ciudadanos.
Por ello, la federación insiste en la necesidad de dotar a las instalaciones deportivas y recreativas de medios técnicos accesibles. Las grúas hidráulicas, las rampas de acceso o incluso la formación de los profesionales que atienden estas instalaciones son claves para construir una sociedad más inclusiva.
Al final, no se trata solo de nadar o refrescarse. Que las personas con movilidad reducida puedan bañarse en igualdad de condiciones supone una cuestión de dignidad, bienestar y participación social.
Añadir nuevo comentario