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A pesar del impulso al turismo inclusivo y de los avances que España ha logrado en materia de accesibilidad, miles de personas con movilidad reducida se han quedado, literalmente, fuera de la playa este verano. Según denunció la empresa Rehatrans, especializada en la adaptación de vehículos para personas con discapacidad, solo 600 de las aproximadamente 3.600 playas del país están adecuadamente adaptadas. Esto representa apenas un 20 % del total, una cifra que evidencia una realidad muy distinta al ideal de turismo para todos.
El informe de AgentTravel publicado en 2024 sustenta esta denuncia y señala que, aunque se han logrado avances, estos siguen siendo insuficientes. La falta de acceso adecuado, servicios de apoyo y formación específica del personal es todavía una asignatura pendiente en la mayoría del litoral español.
España, ¿líder en playas accesibles para movilidad reducida?
Desde TourSpain, la entidad pública responsable de la promoción turística de España, se defiende el liderazgo del país en accesibilidad. “España es líder en playas accesibles”, afirman, haciendo referencia a las más de 600 playas que actualmente cuentan con pasarelas, sillas anfibias y servicios como asistencia personal o zonas de sombra adaptadas.
No obstante, desde Rehatrans se insiste en que esta cifra, aunque positiva, no alcanza para considerar el modelo actual como verdaderamente inclusivo. Miguel Martín, director de comunicación y marketing de la compañía, explica que “no basta con instalar una rampa para la movilidad reducida, hace falta una visión más inclusiva del entorno”, en referencia a la necesidad de que todos los elementos del espacio turístico estén pensados desde el diseño universal.
El mapa de la accesibilidad en las playas españolas presenta fuertes desigualdades entre comunidades autónomas. Las regiones que encabezan el número de playas adaptadas son Andalucía, la Comunidad Valenciana y Cataluña. Estas tres comunidades concentran la mayoría de los espacios costeros con infraestructuras pensadas para personas con movilidad reducida.
Por el contrario, Galicia, Cantabria, el País Vasco y Melilla registran graves carencias, tanto en número de playas adaptadas como en calidad de las instalaciones disponibles. En muchas de estas regiones, ni siquiera existen pasarelas hasta la orilla o baños accesibles, lo que limita completamente la experiencia de los usuarios con discapacidad.
Más que rampas: un modelo turístico inclusivo
El modelo actual, según Rehatrans, necesita una transformación estructural. No se trata únicamente de instalar rampas o pasarelas de acceso, sino de incorporar una visión completa de accesibilidad para personas con movilidad reducida que contemple todos los aspectos del entorno playero. Esto incluye desde los aparcamientos reservados hasta el tipo de arena, la señalización accesible, la disponibilidad de personal formado y la existencia de mapas actualizados que informen a los visitantes sobre qué servicios están realmente disponibles.
En este sentido, la compañía reclama una mayor inversión pública, no solo en infraestructuras sino también en la formación del personal de salvamento y atención en playas. Además, proponen la creación de mapas oficiales en tiempo real que permitan a los usuarios conocer el grado de accesibilidad de cada playa.
Accesibilidad como derecho, no como lujo
La Convención de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, ratificada por España en 2008, establece que el acceso al ocio y al turismo debe garantizarse en igualdad de condiciones. Sin embargo, la falta de una legislación estatal específica sobre accesibilidad en playas hace que las competencias recaigan sobre las comunidades autónomas y los ayuntamientos, lo que genera diferencias significativas en la aplicación de políticas inclusivas.
Desde Rehatrans recuerdan a las administraciones públicas la urgencia de avanzar hacia un modelo turístico inclusivo, que contemple la accesibilidad no como una opción, sino como un derecho, y no solo para la movilidad reducida, sino para todos. “Cada verano que pasa sin mejoras es un verano más en el que miles de personas se ven excluidas del disfrute de nuestras costas”, concluye Miguel Martín.
¿La playa es para todos? Por ahora, solo para algunos
La accesibilidad universal es una de las prioridades marcadas en la Estrategia Española sobre Discapacidad 2022-2030, impulsada por el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030. Este documento establece como objetivo “garantizar el acceso en igualdad de condiciones a todos los espacios públicos, incluido el entorno turístico”.
Sin embargo, desde el sector especializado y la ciudadanía reclaman que estos compromisos se traduzcan en acciones concretas. La próxima temporada de verano será un nuevo termómetro para medir si España avanza realmente hacia un modelo de turismo accesible tanto para la movilidad reducida como para todos.
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