En el turismo accesible estos son los retos reales y soluciones en marcha para un viaje sin barreras

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04/08/2025 - 19:30
El turismo accesible no es realmente inclusivo

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A comienzos del año pasado, María Clares viajó con su padre desde Madrid a Sevilla con la ilusión de disfrutar de unos días de descanso. Pero para esta joven orientadora educativa con parálisis cerebral, cada paso del viaje se convirtió en una carrera de obstáculos y darse de bruces con la realidad: el turismo accesible continúa rozando la utopía.

María se desplaza en una silla de ruedas eléctrica y necesita alojamientos con accesibilidad total: desde ascensores y baños adaptados con ducha y WC con barras de apoyo, hasta habitaciones sin barreras arquitectónicas.

Aunque buscó hospedaje utilizando los filtros de accesibilidad de plataformas como Booking, pronto descubrió que estos no garantizan nada. Ante la incertidumbre, decidió contactar directamente con el establecimiento. La respuesta fue que sí, que el alojamiento era accesible. Sin embargo, al llegar, su silla no entraba en el baño, no había barras de apoyo, y el lavabo tenía un mueble debajo que le impedía usarlo con autonomía.

El viaje en tren supuso más limitaciones. Para moverse en su propia silla, María tuvo que reservar una plaza H, diseñada para personas con movilidad reducida, lo que solo le permitió llevar un acompañante. Si otros familiares querían acompañarla, tendrían que viajar en otro vagón. A ello se suma que no pudo llevar su grúa personal, lo que obligó a sus padres a alzarla para las transferencias, una tarea incómoda y poco segura.

Ya en destino, nuevas complicaciones: restaurantes sin acceso para sillas de ruedas, baños en plantas no accesibles y la ausencia de visitas turísticas adaptadas. Como explica María, planificar un viaje se convierte en una tarea agotadora que requiere búsquedas extensas y múltiples llamadas para confirmar que los lugares realmente están preparados para personas con discapacidad.

Turismo accesible: mucho más que rampas

Beatriz Miguel, directora de Negocio de Ilunion Hotels, señala que el verdadero turismo accesible implica que toda la experiencia, desde la planificación hasta la estancia, esté pensada para todos. "Si falla un solo eslabón, la experiencia queda limitada", afirma.

Desde Ilunion, junto con la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (CEHAT), han impulsado una guía durante la pandemia para inspirar a otras empresas del sector a apostar por un modelo realmente inclusivo. Miguel insiste en que no basta con eliminar barreras físicas: la accesibilidad debe contemplar también lo sensorial, lo cognitivo y lo emocional.

Consciente de las dificultades que implica encontrar información fiable, la red de organizaciones Impulsa Igualdad lanzó la plataforma Tur4all, una web que recopila recursos turísticos accesibles tanto en España como en el extranjero. Fran Sardón, presidente de esta entidad, subraya que aún queda mucho por hacer para promocionar los estándares de accesibilidad turística.

Sardón propone aplicar criterios de accesibilidad universal en todos los niveles del sector, formar al personal turístico, mejorar los transportes y fomentar el uso del asistente personal: una figura clave para permitir una vida autónoma a personas con discapacidad. Aunque reconoce que se han logrado avances en los últimos 20 años, todavía es común que la accesibilidad se trate como un añadido, no como parte integral de la oferta.

La experiencia personal del nulo turismo accesible llevó a Nuria Julián Cardona a abrir en 2019 un hostal en Calanda (Teruel), totalmente adaptado para personas en silla de ruedas. Su hijo, que fue operado 14 veces por una lesión, pasaba largas temporadas con movilidad reducida. Durante esos años, Nuria notó la escasez de alojamientos accesibles en España. Hoy, su establecimiento cuenta con cuatro habitaciones accesibles, un ejemplo poco frecuente dado que la normativa sólo exige una habitación adaptada por cada 20 a 50 estancias. Para complejos con menos de cinco, no hay ninguna obligación.

María Clares insiste en que no basta con construir rampas o adaptar baños si luego nadie verifica que realmente sean funcionales. Propone que sean personas con distintas discapacidades quienes evalúen y validen la accesibilidad de los espacios.

Turismo sensorial en el Alto Tajo

En la comarca del Alto Tajo (Guadalajara), Gemma Roselló y José Jiménez fundaron "Sentir el Alto Tajo", una empresa pionera en turismo accesible e inclusivo. Ofrecen actividades al aire libre adaptadas para personas con discapacidades físicas o sensoriales: desde visitas históricas a sesiones de observación de fauna, donde incluso quienes no pueden ver pueden experimentar a través del tacto, el olfato y el oído.

Roselló denuncia que en España muchas veces se invierte en recursos accesibles sin validar su utilidad real. Por eso, ahora ofrecen también asesoría a entidades públicas y privadas para ayudarles a crear espacios verdaderamente inclusivos, siempre con la participación activa de personas con discapacidad.

Una cuestión de derechos, no de favores

El caso de María Clares y el trabajo de iniciativas como Tur4all, Ilunion Hotels, Sentir el Alto Tajo o el hostal de Calanda demuestran que el turismo accesible es posible, pero requiere compromiso real.

Como concluye María: “Lo ideal sería que todas las propuestas del turismo accesible fueran inclusivas para que podamos elegir qué preferimos hacer en cada momento, sin depender de actividades exclusivamente pensadas para personas con discapacidad”. Porque la inclusión no debería ser una opción, sino la norma.

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