Las víctimas de estafas emocionales exigen justicia: “La vergüenza debe cambiar de bando”

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03/06/2025 - 12:30
Víctimas de estafas románticas piden el respaldo de la Ley

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Este lunes, el Congreso de los Diputados acogió una jornada informativa clave en la lucha contra las estafas emocionales, una forma de ciberdelincuencia que sigue creciendo en España y que, a pesar de su impacto devastador, continúa siendo minimizada por las instituciones. La Asociación Nacional de Víctimas de Estafas Emocionales (Anceme) organizó el evento con el firme objetivo de trasladar el estigma de las víctimas a los estafadores, exigiendo cambios legales y sociales que reconozcan y aborden adecuadamente esta forma de violencia.

“La vergüenza tiene que cambiar de bando” para las víctimas de estafas

Bajo el lema “Siete retos de las estafas emocionales. Cambiaremos la vergüenza de bando”, Anceme reivindicó una batería de medidas urgentes: la tipificación de este delito en el Código Penal, un protocolo unificado de denuncia en todo el país, formación específica para fuerzas de seguridad y jueces, creación de unidades de atención a víctimas, campañas educativas, coordinación policial reforzada y un registro nacional de ciberdelincuentes.

Óscar López, ministro de Transformación Digital, respaldó la iniciativa, subrayando que uno de cada cinco delitos en España ya se comete en el entorno digital. La presidenta de Anceme, Blanca Frías, dio un emotivo testimonio de su experiencia personal como víctima, y denunció que las instituciones siguen tratando estos fraudes como algo anecdótico, ignorando el daño profundo que causan.

Perfil de las víctimas: soledad, emociones y vulnerabilidad

Desde 2023, Anceme ha acompañado a unas 600 víctimas de todo el país, de las cuales el 60 % son mujeres y el 40 % hombres, en su mayoría personas de entre 45 y 88 años. Blanca Frías explicó con crudeza que las estafas emocionales no atacan la inteligencia, sino la vulnerabilidad. “No dejan moratones, pero sí cicatrices”, declaró, recordando que el engaño no discrimina por edad ni formación académica.

Según Frías, el foco del problema está mal situado: “No hay que preguntarse por qué la víctima no sospechó, sino por qué el estafador puede actuar con total impunidad”. Insistió en que se trata de un delito, no de un error personal, y reclamó respeto, reparación y justicia para quienes han sido víctimas.

Expertos piden mayor regulación digital

Durante una de las mesas redondas, Ruth García, representante del Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe), explicó que todos somos susceptibles de caer en una estafa emocional, ya que “en Internet no estamos atentos el 100 % del tiempo, y cualquier dato puede ser utilizado para manipularnos”. Por su parte, el perito informático Jorge Coronado apuntó que las redes sociales son uno de los principales canales que utilizan los estafadores, por lo que es urgente regularlas mejor para impedir suplantaciones de identidad y publicidad engañosa.

Del amor al infierno: testimonios que conmueven

La jornada incluyó el relato de tres personas afectadas por esta forma de crimen. Vicente y Jorge compartieron sus historias de engaño por parte de supuestas parejas sentimentales que terminaron llevándolos a pedir préstamos que aún hoy siguen pagando. Vicente fue víctima de una organización criminal que operaba desde Nigeria y le robó 25.000 euros, mientras que Jorge fue estafado por una red con base en Kazajistán.

Ambos reconocieron no haber sabido cómo reaccionar al descubrir el engaño, y también denunciaron la falta de empatía y la burla que recibieron al intentar denunciar. Ninguno ha conseguido llevar a juicio a los estafadores ni recuperar el dinero perdido.

Alicia, hermana de otra víctima, relató cómo su hermano, con problemas de salud mental, fue manipulado hasta viajar a Argentina por una “novia” ficticia. Su historia ejemplifica hasta qué punto estos delitos no solo afectan al individuo, sino también a todo su entorno familiar.

Un paso hacia la dignidad

La criminóloga y jurista Paz Velasco recalcó que muchas víctimas no denuncian por vergüenza o miedo al juicio social. Aseguró que existen personas en España que han hipotecado su vida por un amor que nunca fue real, y reclamó una reforma legal que incorpore explícitamente las estafas emocionales como un delito diferenciado dentro del artículo 248 del Código Penal. “Mientras sigan siendo invisibles, seguirán siendo imparables”, sentenció.

Entre lágrimas y aplausos, las víctimas presentes en la jornada expresaron su deseo de que su testimonio sirva para proteger a otras personas. Vicente, en particular, resumió el sentimiento colectivo con contundencia: “Lo importante no es si se ríen o no de mí. Lo importante es que esto le puede pasar a cualquiera y que nadie más se sienta solo”.

La petición de Anceme es clara: reconocer las estafas emocionales como una forma de violencia emocional, sistemática y estructurada. Solo así se podrá ofrecer a las víctimas lo que hasta ahora se les ha negado: justicia, dignidad y reparación.

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