La OMS advierte: la pobreza puede reducir la esperanza de vida en más de 30 años

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28/06/2025 - 08:30
Una madre junto a su hijo en un hospital de República Democrática del Congo.

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Un reciente informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha puesto de manifiesto un dato alarmante: la pobreza puede reducir la esperanza de vida en más de 30 años. Esta conclusión resalta la profunda desigualdad existente entre los distintos grupos sociales y la urgencia de actuar desde los gobiernos y organismos internacionales para proteger a las poblaciones más vulnerables.

La OMS señala que los determinantes sociales de la salud —como el nivel económico, el acceso a educación, el empleo o la vivienda— tienen un peso muy significativo en la calidad de vida y la longevidad. Las personas que viven en situaciones de pobreza extrema suelen estar más expuestas a condiciones de vida insalubres, tienen menor acceso a servicios de salud y sufren niveles más altos de estrés, lo que impacta gravemente en su salud física y mental.

La pobreza extrema, una amenaza directa para la salud y la esperanza de vida

Condicionantes sociales como la falta de vivienda, de educación o de buenas oportunidades laborales a menudo son causas más determinantes de una mala salud que los factores genéticos o sanitarios, advierte un estudio publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La diferencia entre los países con mayor esperanza de vida —países de altos ingresos como Japón o Suiza— y los que están en lo más bajo del indicador —naciones de bajas rentas como Chad o República Centroafricana— es todavía de 33 años, recuerda la OMS.

Incluso dentro de un mismo país pueden advertirse estas diferencias, señala el estudio, recordando que, por ejemplo, en Japón los hombres de las regiones menos desarrolladas tienen una esperanza de vida dos años y medio menor que en las zonas más ricas.

“Miles de millones de personas sufren un mayor riesgo de enfermedad y muerte por las condiciones en las que han nacido o el grupo social al que pertenecen”, ha lamentado al presentarse el estudio el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien ha asegurado que esta situación puede y debe mejorar. “La desigualdad sanitaria no es un accidente, es consecuencia de la forma en la que la sociedad distribuye recursos y oportunidades”, ha añadido.

Otros ejemplos mostrados por el estudio señalan que en naciones europeas como Hungría, Eslovaquia o Polonia hay brechas en la esperanza de vida de hasta 10 años entre las personas con mayores y menores niveles de educación.

Diferencias abismales entre países y barrios

El informe destaca que las desigualdades en salud pueden observarse incluso dentro de una misma ciudad. En algunas capitales europeas, la esperanza de vida entre barrios ricos y pobres puede diferir en más de 10 años. Pero en contextos de pobreza severa, sobre todo en países en desarrollo, esa diferencia puede superar los 30 años, marcando una brecha inaceptable desde el punto de vista de los derechos humanos.

La OMS insiste en que la pobreza no solo mata lentamente a través de enfermedades crónicas, sino que también aumenta la mortalidad infantil, la vulnerabilidad frente a epidemias y las tasas de suicidio. Además, muchos de los factores asociados a la pobreza —como la malnutrición, la contaminación o la falta de saneamiento— son evitables mediante políticas públicas adecuadas.

Un llamado a la acción urgente y global

Frente a esta realidad, la OMS llama a los gobiernos a invertir en políticas sociales, educación, vivienda y sanidad pública, como formas efectivas de mejorar la salud de la población. También propone una mejor distribución de los recursos sanitarios y más programas de prevención dirigidos a comunidades en riesgo.

Combatir la pobreza no solo es una cuestión económica o ética, sino una prioridad sanitaria mundial. Cerrar la brecha en esperanza de vida exige una acción coordinada entre gobiernos, ONG y organizaciones internacionales. La salud no puede depender del código postal ni del ingreso económico.

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