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Para una persona joven y sin problemas de movilidad, la diferencia entre una bañera y una ducha es una simple cuestión de preferencia. Pero para una persona mayor, con una discapacidad o con movilidad reducida, esa diferencia es un abismo: es la frontera entre la autonomía y la dependencia, entre la seguridad y el riesgo constante de una caída grave. Consciente de esta realidad, la Empresa Municipal de la Vivienda y Suelo de Madrid (EMVS) ha dado un paso significativo para mejorar la calidad de vida de sus inquilinos más vulnerables, completando la sustitución de cerca de 200 bañeras por platos de ducha en su parque de viviendas públicas.
Esta iniciativa, enmarcada en una estrategia más amplia de humanización y mejora de la accesibilidad, es un ejemplo de cómo una intervención aparentemente sencilla puede tener un impacto transformador en el día a día de las personas. No se trata de una simple reforma estética, sino de una actuación preventiva de primer orden que fomenta la capacidad de las personas para seguir viviendo en su hogar de forma independiente y segura durante más tiempo.
El baño: un punto crítico para la seguridad en el hogar
El cuarto de baño es, estadísticamente, una de las estancias del hogar donde se produce un mayor número de accidentes domésticos, especialmente entre la población de edad avanzada. La combinación de superficies resbaladizas y barreras arquitectónicas como el alto borde de las bañeras crea un entorno de alto riesgo. Una caída en estas circunstancias no solo puede provocar fracturas graves, como la de cadera, sino que a menudo genera en la persona mayor el "síndrome del miedo a caer", una pérdida de confianza que la vuelve más sedentaria y dependiente.
La sustitución de bañeras por un plato de ducha antideslizante y a ras de suelo es la solución más eficaz para mitigar este riesgo. Elimina la principal barrera física y, si se complementa con la instalación de asideros y un asiento de ducha, convierte el baño en un espacio seguro que permite a la persona mantener su autonomía en una de las actividades más íntimas y esenciales: la higiene personal.
Un plan a medida: ¿cómo funciona la iniciativa de la EMVS?
Este programa de la EMVS no es una actuación masiva e indiscriminada, sino un plan que responde a las necesidades detectadas en su parque de viviendas. El proceso se activa a través de varios canales:
- Petición del propio inquilino: Los arrendatarios que cumplen los requisitos pueden solicitar directamente a la EMVS la adaptación de su baño.
- Detección por parte de los servicios sociales: Los trabajadores sociales del Ayuntamiento de Madrid, en sus visitas y seguimientos a familias vulnerables, pueden detectar la necesidad y comunicarla a la empresa municipal.
- Inspecciones de la propia EMVS: Durante las revisiones periódicas de los inmuebles, el personal técnico también puede identificar casos en los que la adaptación es necesaria.
Una vez recibida la solicitud, un equipo técnico de la EMVS valora la situación, comprueba que el solicitante cumple los criterios (generalmente ser mayor de 65 años o tener una discapacidad con movilidad reducida reconocida) y prioriza los casos más urgentes. La obra, que suele durar pocos días para minimizar las molestias, es totalmente gratuita para el inquilino, ya que se financia íntegramente con los fondos de la empresa pública.
Más allá de la ducha: una estrategia integral de accesibilidad
La sustitución de estas 200 bañeras es la punta del iceberg de un compromiso más amplio del Ayuntamiento de Madrid con la accesibilidad, que se extiende más allá del interior de las viviendas. La EMVS también trabaja en la eliminación de barreras arquitectónicas en las zonas comunes de sus edificios, con actuaciones como la instalación de rampas en los portales, la mejora de la iluminación o la adecuación de ascensores.
Esta labor se complementa con otros programas municipales como el Plan Adapta, que ofrece subvenciones a propietarios particulares de toda la ciudad para que puedan realizar este tipo de obras como cambios de bañeras por duchas en sus viviendas. La suma de todas estas iniciativas busca un objetivo común: transformar Madrid en una ciudad más amigable e inclusiva, donde envejecer no sea sinónimo de tener que abandonar tu casa.
En definitiva, esta medida de la EMVS con las bañeras es un ejemplo de política de vivienda con rostro humano. Demuestra que la gestión de un parque público no solo consiste en proveer un techo, sino en garantizar que ese techo sea un hogar seguro, digno y adaptado a las necesidades cambiantes de sus habitantes a lo largo de su ciclo vital.
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