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Las chanclas se han convertido en el calzado por excelencia del verano. Son frescas, cómodas, rápidas de poner y quitar, y se asocian al descanso y al tiempo libre. Sin embargo, lo que parece una ventaja puede convertirse en un problema si se usan de forma prolongada o para actividades que requieren mayor sujeción.
Cada verano, traumatólogos y podólogos advierten que el uso excesivo de este calzado puede causar problemas de salud, y no son pocos: las consultas por lesiones en pies, tobillos y espalda aumentan alrededor de un 20 % en España durante los meses de calor.
El motivo es sencillo: las chanclas no ofrecen el soporte necesario para caminar largas distancias, ni sujetan adecuadamente el pie. Esto provoca una biomecánica deficiente al caminar, lo que puede derivar en dolencias que van desde fascitis plantar hasta esguinces o dolores lumbares.
Qué lesiones pueden provocar las chanclas en verano
En la mayoría de sus modelos más populares, carecen de amortiguación, soporte del arco plantar y sujeción en el talón. Esto obliga al pie a trabajar más para mantenerse sujeto, generando tensión y sobrecargas en músculos y articulaciones.
Entre las afecciones más frecuentes relacionadas con el uso de este calzado se encuentran:
- Fascitis plantar: dolor agudo en la parte inferior del talón, especialmente al caminar después de periodos de reposo.
- Tendinitis: inflamación de los tendones por la falta de amortiguación y el esfuerzo extra al caminar.
- Esguinces de tobillo: muy comunes por la inestabilidad de este calzado, que no protege de giros bruscos.
- Dolores en rodillas y espalda baja: consecuencia de una mala postura y pisada irregular.
El problema se intensifica porque muchas personas usan chanclas para actividades poco recomendadas, como conducir, recorrer largas distancias o incluso practicar senderismo. Esto multiplica el riesgo de lesiones, sobre todo en personas mayores, con sobrepeso o que ya tienen problemas previos en los pies.
Por qué aumenta su uso y los riesgos en verano
Durante los meses de junio a septiembre, las playas, paseos marítimos y ciudades se llenan de personas usando chanclas a diario. Se trata de un calzado barato y accesible, lo que contribuye a su popularidad. Además, la idea de libertad y frescura que transmiten hace que muchas personas las usen durante horas, sin tener en cuenta que no están diseñadas para caminar grandes distancias.
El terreno irregular, el calor y las superficies resbaladizas de piscinas y duchas públicas aumentan aún más las posibilidades de sufrir resbalones o microtraumatismos. Según datos médicos, en verano las consultas por molestias en los pies y tobillos suben cerca de un 20 % respecto al resto del año, una cifra que muestra claramente la relación entre este tipo de calzado y las lesiones.
Consejos para usar chanclas de forma segura
Los especialistas no aconsejan abandonar por completo las chanclas, ya que cumplen una función práctica y necesaria en momentos concretos. Sin embargo, sí recomiendan limitar su uso a situaciones específicas, como la piscina, la playa o la ducha. Para reducir riesgos, estas son algunas recomendaciones clave:
- Elegir unas chanclas con sujeción: optar por modelos con tira en el talón o de tipo sandalia, que ofrecen más estabilidad.
- Buscar plantillas anatómicas: que se adapten al pie, protejan el arco plantar y amortigüen el impacto.
- Alternar calzado: no usarlas todo el día, sino combinarlas con zapatos cómodos y estables para caminar.
- Evitar largas distancias: reservarlas para trayectos cortos o actividades de descanso.
- Consultar al especialista: si aparecen molestias persistentes, es mejor acudir a un podólogo o traumatólogo para prevenir problemas mayores.
En definitiva, las chanclas son un calzado útil y cómodo para el verano, pero no deben convertirse en la opción principal para caminar a diario. Usarlas con moderación y elegir modelos adecuados puede marcar la diferencia entre disfrutar del verano sin complicaciones o acabar en la consulta del especialista. Los pies son la base de todo el cuerpo, y cuidarlos es fundamental para mantener una buena salud general.
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