El hambre, el monstruo que arrebata el futuro a los niños de Venezuela

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26/04/2021 - 18:00
Niño con hambre en Venezuela / Getty Images

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La pandemia de coronavirus ha agravado el problema del hambre en muchos países y la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) advierte que la crisis puede agregar entre 83 y 132 millones al número de personas desnutridas en el mundo.

Uno de los países más seriamente afectados es Venezuela, donde los niveles de nutrición de los niños menores de cinco años ya son comparables con los de los países más pobres del planeta. Allí además, está aumentando el trabajo infantil como solución a esta lacra que pone a los niños ante las cuerdas.

El “carretilleo” es el servicio más solicitado en el Mercado Mayor de Coche, en Caracas (Venezuela). Un trabajo tan pesado que ni siquiera deberían realizar los adultos, pero que muchos niños hacen para ganar algo de dinero y sobrevivir en un país en caos pudiendo comprar algo para llevarse a la boca y mitigar ese hambre que les está matando.

Las carretillas son un armazón de hierro con dos ruedas y pesan entre 5 y 10 kilogramos. Los más fuertes pueden transportar  hasta 10 cestas de frutas gracias a sus brazos y piernas.

El virus del hambre en Venezuela

Incluso antes de la pandemia, más de la mitad de la gente con hambre en América Latina ya estaba viviendo en Venezuela.

Y, según la organización humanitaria Oxfam Intermón, hay evidencia de que un número cada vez mayor de venezolanos está reduciendo la cantidad y calidad de la comida de su dieta.

De hecho, Oxfam estima que unas 12.000 personas podrían estar muriendo todos los días por hambre vinculada a la Covid-19 en todo el mundo, "potencialmente más que los que morirán por la enfermedad misma".

Y, en estos momentos, de entre en sus "puntos críticos", solamente Yemen, República Democrática del Congo y Afganistán superan los 9,3 millones de hambrientos que la ONG británica estima hay en Venezuela.

Mucha gente se ha visto obligada a eliminar la carne, los lácteos y las verduras de su dieta para remplazarlas con alimentos más baratos, como los cereales.

Trabajo infantil en aumento

En Venezuela la droga y la prostitución se encuentran también al por mayor como las frutas y verduras, pero que son flagelos muy poco reseñados en los medios del país. Algo que no impide que miles de niños salgan cada día a trabajar de madrugada o a altas horas de la noche con sus carretillas.

En los mercados, los más pequeños ayudan a los camioneros a cargar. Organizaciones no gubernamentales han denunciado un incremento del trabajo infantil producto de la crisis humanitaria que mantiene al 80 % de la población en pobreza extrema, una realidad agravada por la pandemia de la covid-19.

Cada vez son más los niños y adolescentes que piden comida o trabajo. Empujados a trabajar por el hambre, los niños venezolanos abandonan sus estudios. La calle es ahora el aula de clase de estos niños. Allí construyen sus sueños.

Según Unicef, 2.200.000 menores de edad no tenían acceso a educación en Venezuela en 2020. Recientemente el Programa Mundial de Alimentos de la ONU firmó un acuerdo con el gobierno para alimentar a 1.5 millones de escolares para 2022-2023 y así frenar la creciente desnutrición cuyo nivel en 2020, superó el 70 % en menores de cinco años.

En Venezuela no existen cifras oficiales sobre el trabajo infantil, por lo que nadie conoce con precisión el estado de vulnerabilidad en el que pudiera encontrarse este sector de la población, lo que dejaría claro que no es un asunto prioritario para el Gobierno.

La Ley Orgánica de Protección del Niño y Adolescente establece los permisos laborales a partir de los 14 años siempre y cuando se garantice la continuidad escolar. Según La Organización internacional del Trabajo, (OIT), casi 6 millones de niños y adolescentes trabajan sin haber cumplido la edad mínima de admisión laboral en América Latina y el Caribe.

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