Las mujeres estamos hartas de ir siempre alerta por la calle

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19/03/2021 - 12:34
Mujer sola caminando /  Pixabay

Lectura fácil

El asesinato de Sarah Everard , una ejecutiva que fue secuestrada y asesinada por un policía en el sur de Londres, ha destapado la situación que viven miles de mujeres en todo el mundo.

Las mujeres solo piden una cosa: poder transitar por la calle con seguridad sin necesidad de estar siempre alerta ante un peligro de violencia machista y abusos. Ninguna mujer debería renunciar a su libertad de movimiento para protegerse, la sociedad, la policía y los hombres deben ser quienes nos garanticen que caminar solas de noche no se convierta en un riesgo. Es más, no debemos culpar a las mujeres por la hora a la que salieron de casa o cómo iban vestidas.

Ni el virus ni las restricciones habían hecho estallar aún a Londres

El brutal asesinato de una mujer que caminaba sola por la calle ha dinamitado las grandes avenidas de la capital británica, pero también amenaza al Gobierno de Boris Johnson que ha tenido que abrir una investigación por la actuación de Scotland Yard.

Sarah Everard desapareció el pasado 3 de marzo cuando caminaba por Brixton, un barrio en el sur de Londres, hacia su casa, tras salir del apartamento de una amiga. Una semana después, Scotland Yard encontraba sus restos en un bosque a unos 50 kilómetros del lugar de la desaparición y detenía a un policía como presunto autor del asesinato.

El detenido, Wayne Couzens, es un agente en activo de la Policía Metropolitana de Londres (Met) en labores de vigilancia de edificios oficiales como el Parlamento, Downing Street y embajadas diplomáticas de la capital británica.

La respuesta del Gobierno británico ha sido prometer más agentes de policía, más cámaras de seguridad, penas más altas para los agresores y algo más de 29 millones de euros para mejorar la iluminación de zonas sombrías.

Sarah había hecho todo lo correcto. Llamó a su pareja antes de regresar a casa y buscó la zona más iluminada del trayecto. No puede ser que vivamos cada segundo con esta inseguridad que los hombres no tienen.

¿Qué pasa con la educación y el papel de los hombres? ¿Hasta cuándo va a durar el mensaje de que son las mujeres las que deben protegerse?

Tras el asesinato de Sarah, la guinda del pastel fue la recomendación de la policía a las mujeres de Brixton para que fueran con cautela cuando salieran a la calle solas. La respuesta en masa de las mujeres fue pedir que se impusiera un toque de queda para los hombres como medida definitiva para acabar con la discriminación.

Este mensaje se basa en restringir las libertades de las mujeres, no en combatir la violencia de los hombres. Son ellas quienes deben tomar las decisiones adecuadas para garantizar su seguridad.

“Se domestica a las niñas para que nunca hagan daño a los hombres. Y a las mujeres las llaman al orden cada vez que se saltan esa regla”, escribió la novelista y directora Virginie Despentes en su ensayo feminista Teoría King Kong, publicado en 2006, en el capítulo titulado Imposible violar a una mujer tan viciosa, en el que aborda la violación que sufrió a los 17 años, una noche que hizo autostop con una amiga.

"Todas las mujeres deberían poder regresar andando a casa seguras y sin miedo. Dejad de decir a las mujeres que cambien su comportamiento. Es esta terrible misoginia la que necesita ser abolida", denunció en Twitter la escritora Elif Shafak.

Como mujeres, crecemos oyendo: ‘Ten cuidado con cómo sales de casa’. Pero nunca he escuchado a ninguna familia decir a un niño: ‘No agredas al salir’, porque nadie se plantea que su hijo pueda violar o atacar.

Los adolescentes no están recibiendo el mensaje de que no pueden hacer nada sin el consentimiento de una chica. A ellas hay que empoderarlas y hacerles ver que no tienen la culpa, pero habría que hacer mucho más trabajo con ellos.

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En España, el listado de casos que alimentan el mensaje de que son las mujeres las que toman malas decisiones que acaban con consecuencias nefastas tiene un ejemplo lacerante en el caso de las niñas de Alcàsser. Miriam García, Toñi Gómez y Desirée Hernández fueron secuestradas en Alcàsser en 1992, pero colectivamente, se había tomado la decisión de que todo el mundo, sin excepción, niñas de siete años incluidas, conociera hasta el último detalle del hallazgo de sus cadáveres. Y, por supuesto, el autostop como equivocación irreversible.

El prólogo del libro Tranquilas. Historias para ir solas por la noche, aborda a la perfección este asunto: “En realidad, el mundo entero es una amenaza con la que negociamos todas las noches y todos los días, porque no queremos dejar de vivir intensamente”.

Más reciente es el cuestionamiento que sufrió la víctima de La Manada a la que se le objetó que caminara sola con cinco chicos desconocidos. O Diana Quer, sobre la que se especuló qué hacía sola de madrugada.

La psicóloga Elena Hermo, de la Asociación de Asistencia a Víctimas de Agresiones Sexuales y Violencia de Género (Adavas), lo resume así: “Hay que intervenir en educación y en lo que sea necesario para prevenir esto. Mientras un solo hombre considere que puede ejercer esa violencia gratuita y desmedida porque quiere, va a ser muy difícil protegernos en las calles”.

Reclamemos estas calles

La movilización definitiva de las mujeres ha surgido con la plataforma 'Reclaim these streets' (Reclamemos estas calles), que pronto se ha hecho viral y aviva el grito del movimiento 'Reclaim the night"' (Reclamemos la noche), surgido en Inglaterra a finales de los años 70 para denunciar la violencia machista y, concretamente, el asesinato de 13 mujeres a manos de Peter Sutcliffe, conocido como el "destripador de Yorkshire".

Todas alguna vez hemos llevado las llaves en la mano, hemos llevado los cascos puestos sin música para fingir que no escuchábamos lo que nos decían los hombres por la calle, hemos hecho una llamada falsa en el móvil o hemos doblado una esquina para echar a correr... la lista de ejemplos es infinita.

La muerte de Sarah Everard debe unirnos en la determinación de erradicar la violencia hacia las mujeres y las chicas, y hacer que todo el sistema de justicia funcione para protegernos.

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