¿Qué hemos aprendido de la crisis del coronavirus?

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01/06/2021 - 07:46
Mujer teletrabajando / WESTEND61

Lectura fácil

El 31 de diciembre de 2019 se anunció públicamente el brote del nuevo coronavirus que produce la enfermedad COVID-19 en Wuhan, China. Desde esa fecha ha pasado más de un año y han muerto 3 millones y medio de personas por un virus que ha causado una pandemia, según la Organización Mundial de la Salud.

Las cifras son alarmantes y los efectos, como han dicho muchos expertos, pueden ser de mayor trascendencia. De hecho, varios economistas auguraron una crisis financiera similar a la del 2008 que la pandemia ha acelerado.

Empresas y marcas consolidadas han sucumbido a esta época de incertidumbre. En ese tiempo, la sociedad ha pasado del “volveremos” a tratar de acostumbrarse a “la nueva normalidad”.

Pero no todo ha sido tan negro, hay empresas de sectores como el de los productos de consumo, los artículos para el hogar y la tecnología que se vieron beneficiados por el tipo de economía que impulsó la vida doméstica.

La crisis como oportunidad

Todo lo que está sucediendo es humano, quizás demasiado humano. Frente a la evidencia de nuestra mortalidad las ideas creativas surgen y cambian la realidad. Algo bueno tenía que quedar de todo esto: del coronavirus hemos aprendido que la crisis es finalmente un motor para un cambio de paradigma.

La tecnología ha sido, sin duda, nuestro principal 'salvavidas'; aunque a pesar de la ayuda que ha brindado, la transformación digital no ha resultado sencilla.

Por ejemplo, para conseguir que la mayoría de las empresas que se lo proponían pudieran dar este salto digital con éxito, desde Google han estado intentando echar una mano, integrando elementos de la transformación digital, como insights en tiempo real; herramientas de automatización y de aprendizaje automático; o estrategias de medición que protejan la privacidad.

En el site Think with Google han quedado recogidas algunas de las lecciones más valiosas que han sacado de estas experiencias.

Por eso, es momento de que nos detengamos. Dejemos a un lado la información que se comparte en redes sociales, las cifras de contagiados y muertos, los videos de líderes mundiales titubeando sobre las decisiones que deben tomar. Por un momento, olvidemos el pánico, la angustia de los doctores que alertan del colapso y el miedo que sentimos todos ante la posibilidad de que alguno de nuestros familiares se contagie.

Veamos qué hemos aprendido de esta crisis que enfrenta la humanidad:

Todo está interconectado y nosotros somos parte de ese gran sistema

Nuestro planeta es una entidad, un sistema que respira; una unidad completa y perfecta. Todo está interconectado y todos nosotros somos parte de ese gran sistema. Todas las acciones humanas tienen cierta repercusión en la naturaleza.

El cuidado al medioambiente de ahora en adelante debe ser considerado una prioridad y para eso hay que cuestionar y desmitificar la idea de “desarrollo económico”.

El virus no entiende de fronteras

Todos somos vulnerables al coronavirus. Una pandemia requiere el trabajo coordinado de todas las naciones del planeta, sin importar su raza, religión o tendencia política.

Debemos apostar por la economía circular

El desarrollo y el crecimiento económico infinito se están poniendo en tela de juicio y esta crisis ha revelado la fragilidad de la economía global. Los problemas del lugar más pequeño y remoto son los problemas de todos; no es una competencia entre naciones.

Por eso es fundamental garantizar el acceso al agua potable, la salud pública universal, el uso obligatorio de energía renovable y la seguridad alimentaria, entre otras necesidades prioritarias.

Se puede trabajar remotamente

Hemos aprendido a ser productivos y eficientes en vez de mantener un relacionamiento laboral basado en la vigilancia y la jerarquía.

También aprendimos a estudiar en clases virtuales en vez de atravesar kilómetros para llegar a un aula.

Nuevas formas de transporte

Necesitamos nuevos medios de transporte que disminuyan la huella de carbono. No más transportes masivos que polucionen el aire de las ciudades más habitadas.

Los medios de comunicación no pueden ser vistos como un negocio

Esta crisis nos reveló la importancia de tener información rápida, confiable y verdadera. El trabajo de los medios debe ser valorado como un derecho fundamental de las personas y no como un simple oficio.

Igual sucede con la cultura. Encerrados en sus casas las personas salieron a sus balcones a cantar o a tocar algún instrumento. Lo único que nos une y lo más valioso en momentos como esta pandemia es la cultura, apoyarla es casi un deber de todos nosotros.

Solidaridad como sentido de la vida

Tal vez la respuesta está en la solidaridad, otra de las grandes lecciones que nos deja esta pandemia. En España aplaudieron desde sus casas al personal de salud, varios negocios utilizaron impresoras 3D para hacer respiradores artificiales, muchas empresas donaron miles de mascarillas... la cadena de solidaridad que nos deja la crisis del coronavirus es infinita.

Gracias a el miedo a la muerte que generó esta pandemia alrededor del mundo, hemos aprendido que debemos aprovechar la vida al máximo y que debemos hacerlo de una manera sostenible.

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