Citas médicas a las 4am, el negocio de Quirón con la lista de espera en Madrid 

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19/12/2025 - 08:43
Una mujer espera en el servicio de diagnóstico por la imagen del Hospital de Villalba, en Collado Villalba (Madrid), el sábado a las 00.30.

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Imagínese que suena su teléfono o recibe una notificación. Es el hospital. Por fin, después de meses de incertidumbre y dolor, tiene cita para esa prueba diagnóstica fundamental, una resonancia o un TAC, que determinará su tratamiento. Mira la hora y piensa que es un error: las 04:00 de la madrugada. O las 05:30 h. No es un error informático, ni una excepción de urgencia. Es el síntoma más agudo de lo que un reciente reportaje de El País, firmado por Fernando Peinado, califica como "las pruebas de un sistema roto". En la Comunidad de Madrid, en pleno noviembre de 2025, la salud pública se ha convertido para algunos gestores privados como Quirón salud, en un tablero donde las fichas se mueven no por gravedad clínica, sino por rentabilidad económica.

El escándalo se centra en las prácticas del grupo Quirón, gigante de la sanidad privada que gestiona varios hospitales públicos de la red madrileña, como el de Collado Villalba. La denuncia es clara: se están utilizando horarios intempestivos para "hacer caja" con la desesperación de la lista de espera, creando de paso una sanidad de dos velocidades que discrimina a los ciudadanos según su código postal.

Pacientes que pagan vs. pacientes que cuestan

Para entender por qué un hospital cita a un paciente a las cuatro de la mañana, hay que seguir el rastro del dinero. El sistema de "libre elección" de la Comunidad de Madrid permite a los hospitales de gestión privada facturar aparte por cada paciente que atraen de otras zonas sanitarias. Es decir, si usted vive en el centro de Madrid pero decide operarse o hacerse una prueba en Villalba (gestión Quirón), el hospital cobra un "extra" por atenderle. Ese paciente es, en términos empresariales, un "ingreso".

Por el contrario, la población asignada al hospital (los vecinos de Villalba, en este caso) no reporta ese ingreso extra; su atención ya está pagada en el contrato fijo con la administración (el canon per cápita). Son, para la gestora, un "coste" o, al menos, no un beneficio añadido. El reportaje desvela que la maquinaria está perfectamente engrasada para priorizar a los pacientes "rentables" (los de fuera) ofreciéndoles las mejores horas y los menores tiempos de espera, un escaparate perfecto para atraer más facturación.

El castigo a la población local: horarios imposibles

¿Y qué pasa con los pacientes locales, los que "ya son suyos"? Ellos son los que sufren el reverso de la moneda. Al tener los horarios diurnos y "normales" copados por esa demanda externa incentivada, los vecinos asignados al hospital son relegados a los huecos que nadie quiere: las madrugadas.

Las quejas recogidas evidencian una presión sutil pero efectiva: "Si quiere la prueba pronto, tiene que ser a las 4:30 AM. Si prefiere una hora normal, la espera será de varios meses más". Ante el miedo a una enfermedad no diagnosticada, la mayoría de los pacientes claudica, aceptando acudir al hospital en plena noche. Esta práctica pervierte el sentido del servicio público, convirtiendo un derecho en una carrera de obstáculos donde la dignidad del paciente queda supeditada a la cuenta de resultados de la empresa concesionaria. No se trata de optimizar máquinas costosas (que es lícito usarlas 24h), sino de a quién se obliga a usarlas en esos horarios.

Quirón, un sistema roto y la responsabilidad política

Lo que destapa este caso va más allá de una mala gestión de agendas; apunta a un fallo estructural del modelo de colaboración público-privada tal como se aplica en Madrid. Las listas de espera se han convertido en un mercado. Mientras la Consejería de Sanidad defiende la eficiencia del modelo y la reducción global de las esperas, la realidad a pie de calle muestra una inequidad flagrante.

Los hospitales públicos de gestión directa (donde no hay incentivo económico por "robar" pacientes) pierden recursos y se saturan, mientras que los centros de gestión privada como los de Quirón "hipertrofian" su actividad a costa de drenar pacientes del sistema general, facturando doblemente (canon + facturación intercentros) y degradando la atención de su propia población de referencia. Las citas de madrugada no son una anécdota; son la prueba palpable de que cuando la salud se gestiona con criterios puramente mercantiles, el bienestar del paciente, su descanso y su dignidad, pasan a ser daños colaterales aceptables en el balance anual.

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