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Los microplásticos se encuentran en el 94 % de las partículas inhaladas

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12/08/2025 - 11:30
Microplásticos.

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La creciente preocupación por la contaminación plástica ha alcanzado un nuevo nivel de urgencia. Un reciente estudio científico ha revelado que la presencia de microplásticos en el aire de diferentes entornos interiores es hasta 100 veces mayor de lo que se creía hasta ahora. Este descubrimiento implica que cada persona podría estar inhalando hasta 68.000 de estas diminutas partículas diariamente, una cifra que enciende las alarmas sobre los impactos potenciales en la salud humana.

Los hallazgos, que han sido publicados en la prestigiosa revista científica PLoS ONE, llegan en un momento crítico. Mientras la comunidad científica y los activistas ambientales denuncian un aumento constante de esta contaminación, las negociaciones para un tratado global auspiciado por la ONU, destinadas a limitar la producción de plástico, están a punto de reanudarse en Suiza. Sin embargo, las perspectivas para lograr un acuerdo significativo no son optimistas, lo que añade una capa de desazón a la ya preocupante situación.

Los microplásticos son una amenaza invisible en nuestros espacios cotidianos

Ya se sabía por análisis previos que la concentración de microplásticos (partículas de menos de cinco milímetros) en el aire de espacios interiores era significativamente mayor que en el exterior. Concretamente, se había detectado que la cantidad de estas partículas en suspensión en una habitación era hasta ocho veces superior, y las depositadas sobre superficies, hasta 30 veces más. Dado que, en los países desarrollados, los ciudadanos pasan cerca del 90 % de su tiempo en recintos cerrados, incluidos los vehículos, científicos de la Universidad de Toulouse se propusieron determinar la cantidad de partículas que realmente estamos expuestos a inhalar.

Para lograrlo, Nadia Yakovenko y su equipo recolectaron y analizaron 16 muestras de aire de hogares, oficinas y cabinas de vehículos. Utilizando una técnica de espectroscopia Raman, que permite identificar los componentes de las partículas, los investigadores hicieron un descubrimiento asombroso. La concentración promedio de estas partículas en viviendas era de 528 unidades por metro cúbico, una cifra que se disparaba hasta las 2.238 en los vehículos. El estudio también identificó que el 97 % del polvo analizado en estas muestras consistía en microplásticos, y que el 94 % de ellos eran lo suficientemente pequeños para ser inhalados. La conclusión es clara: al buscar partículas de menor tamaño, la situación es mucho más grave de lo que se había estimado.

Riesgos para la salud y los aditivos tóxicos

El estudio sugiere que el riesgo para la salud humana asociado a este material continúa en aumento. Hace dos años ya se había encontrado la presencia de microplásticos en el tejido pulmonar humano, pero el nuevo informe revela la abrumadora cantidad que llega a nuestros pulmones diariamente. "Miremos donde miremos, los encontramos y esto es una preocupación porque son completamente invisibles a simple vista y llegan a lo más profundo de nuestros pulmones", explicó Yakovenko en un comunicado.

Jeroen Sonke, director de Investigación del CNRS francés y colaborador en el trabajo, resalta en declaraciones a La Vanguardia que el peligro no reside únicamente en la presencia física de las partículas. "Pueden liberar aditivos tóxicos como bisfenol A, ftalatos y compuestos bromados... que alteran la función endocrina y aumentan el riesgo de nacimientos prematuros, trastornos del desarrollo neurológico, infertilidad... y cánceres". Sonke reconoce que aún no se sabe con certeza cuántas de estas partículas se acumulan en los pulmones, pero advierte que "algunos probablemente permanecerán allí durante años y los más pequeños penetrarán en las células pulmonares".

La huella plástica en nuestros hogares y la urgencia global

Los científicos apuntan a que el origen de estas partículas plásticas diminutas en los espacios interiores se encuentra en la ropa, las alfombras, las cortinas, los suelos de linóleo y la pintura acrílica. Como señala Sonke, "a menudo vivimos dentro de una caja de plástico tridimensional y con el tiempo, la radiación UV y la abrasión física, todos estos plásticos se fragmentan". En los vehículos, el problema es similar, exacerbado por el uso creciente de plásticos para reducir el peso y mejorar la sostenibilidad, irónicamente.

La situación se complica al considerar que la detección de microplásticos en el cuerpo humano es cada vez más frecuente. Ya se han encontrado en la sangre, el cerebro, la placenta y la leche materna, lo que demuestra su capacidad para colonizar prácticamente cualquier tejido. La vía de ingestión era la más conocida hasta ahora, pero la nueva investigación confirma que la inhalación es un factor de exposición mucho más importante de lo que se creía, con consecuencias aún por dimensionar.

Ante este panorama, la comunidad científica aboga por la acción. Los investigadores Ethel Eljarrat y Nicolás Olea, del IDAEA-CSIC y la Universidad de Granada, respectivamente, respaldan los hallazgos franceses y coinciden en la falta de investigación sobre los impactos en la salud de los múltiples tóxicos asociados a estos polímeros.

Consejos ciudadanos y el lento avance diplomático

Los expertos consultados coinciden en una serie de recomendaciones prácticas para la ciudadanía: ventilar los hogares a diario, aspirar el polvo con regularidad, evitar la decoración y la ropa de materiales sintéticos y, en general, reducir el consumo de plástico. Sonke también sugiere un enfoque político, aconsejando "votar a partidos políticos que se toman en serio la ecología y el cambio climático".

Mientras tanto, la diplomacia internacional se enfrenta al desafío de negociar un tratado global para poner freno a la contaminación plástica. Las próximas conversaciones, que se celebrarán en Ginebra, se antojan difíciles. El consenso parece distante, con un bloque de países productores y petroleros que se resiste a limitar la fabricación de plástico, frente a aquellos que, como la Unión Europea, buscan poner un tope. La postura reciente de la Comisión Europea de 'flexibilizar' su posición en aras de un acuerdo preocupa a las organizaciones ambientales, que temen que el tratado resulte ser una solución "muy descafeinada" que no aborde la raíz del problema de los microplásticos y la contaminación plástica a nivel global.

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