Las altas temperaturas siguen derritiendo Groenlandia y la Amazonia

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24/03/2020 - 09:20
Fotos de la Amazonia y Groenlandia, que padecen daños por las altas temperaturas

Lectura fácil

Las altas temperaturas continúan haciendo daño a los ecosistemas de nuestros planeta. Groenlandia sigue perdiendo hielo y por otro lado, la Amazonia podría convertirse en una sabana en los próximos 50 años.

La isla de Groenlandia perdió el año pasado 600.000 millones de toneladas de hielo, lo que supone un nuevo récord anual y suficiente cantidad para elevar el nivel del mar en 2,2 milímetros durante dos meses.

El caso es que los ecosistemas podrían colapsar y acabar desapareciendo a un ritmo más rápido de lo que se venía previendo una vez que alcancen un punto de inflexión.

Las altas temperaturas derriten Groenlandia y ponen en peligro la Amazonia

Así lo aseguran glaciólogos de la Universidad de California en Irvine y el Laboratorio de Propulsión a Reacción de la NASA (Estados Unidos) en un estudio publicado en la revista 'Geophysical Research Letters', de la Unión Geofísica Americana.

"Sabíamos que el verano pasado había experimentando altas temperaturas en Groenlandia y derritió cada rincón de la capa de hielo, pero los números son enormes", apunta Isabella Velicogna, profesora de Ciencias de Sistemas de la Tierra de la Universidad de Colorado en Boulder y científica senior del Laboratorio de Propulsión a Reacción de la NASA, y autora principal del estudio.

Groenlandia perdió 4,55 billones de toneladas de hielo entre 2002 y 2019, lo que supone una media de 268.000 millones anuales, menos de la mitad de lo que arrojó el verano pasado.

Por el contrario, la Antártida continuó perdiendo masa el año pasado en el entorno del mar de Admunsen y la Península Antártica, pero experimentó un cierto alivio en forma de nevadas en la Tierra de la Reina Maud (al este del continente).

"En la Antártida, la pérdida de masa en el oeste continúa sin cesar, lo cual es una muy mala noticia para el aumento del nivel del mar", indica Velicogna.

"Pero también observamos una ganancia de masa en el sector atlántico de la Antártida Oriental causada por un aumento en las nevadas, lo que ayuda a mitigar el enorme aumento en la pérdida de masa que hemos visto en las últimas dos décadas en otras partes del continente" concluía Isabella Velicogna.

La Amazonia, uno de los grandes ecosistemas del planeta

Las altas temperaturas, puede que conviertan a la Amazonia en sabana dentro de medio siglo y que los arrecifes de coral del Caribe colapsen en 15 años.

Ésta es la conclusión de un estudio realizado por investigadores de las universidades de Bangor, Londres y Southampton (Reino Unido), y publicado en la revista 'Nature Communications'.

Los científicos relatan la velocidad a la que desaparecerán diferentes ecosistemas una vez que han alcanzado un punto más allá del cual colapsan y se transforman en un ecosistema alternativo.

Para ello, estudiaron datos de transformaciones de 40 ambientes naturales en la tierra y en las aguas, que varían en tamaño desde pequeños estanques hasta el ecosistema acuático del Mar Negro. La información procede de publicaciones científicas, informes institucionales y bases de datos en línea.

Los ecosistemas bajo estrés se transforman

Es bien sabido que los ecosistemas pueden transformarse rápidamente cuando están bajo estrés. Los lagos claros reverdecen, los arrecifes de coral se blanquean a medida que desaparecen las algas y los bosques tropicales se convierten en pastizales de sabana a medida que la deforestación provoca un cambio en la humedad.

Los autores descubrieron que los ecosistemas más grandes tardan más en colapsar debido a su mayor tamaño, pero la velocidad de transformación es más rápida que la de los lugares más pequeños.

El cambio climático, la tala ilegal, la deforestación, los incendios y las altas temperaturas, repercuten en la transformación de estos ecosistemas.

Así, la icónica selva amazónica, que existe desde hace milenios, podría cambiar a un ecosistema de tipo sabana con una mezcla de árboles y pasto dentro de 50 años, cuando se prevé que llegue al punto de no retorno.

Este hallazgo puede explicarse por el hecho de que los ecosistemas más grandes están formados por más compartimentos o subsistemas de especies y hábitats.

Esa configuración modular proporciona inicialmente una resistencia contra el estrés, aunque esa modularidad hace que, una vez que se pasa un cierto umbral, se acelere la velocidad a la que se descompone el ecosistemas.

Las altas temperaturas, los incendios y la destrucción de bosques y hábitats naturales

Algunos científicos sostienen que muchos ecosistemas se encuentran actualmente al borde de ese punto de no retorno, con incendios y destrucción forestal tanto en el Amazonas como en Australia, a lo que se suman las altas temperaturas, factor contraproducente.

"Desafortunadamente, lo que revela nuestro artículo es que la humanidad necesita prepararse para los cambios mucho antes de lo esperado", apunta Simon Willcock, de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad de Bangor y autor principal del trabajo.

A este respecto, Willcock añade: "Estos rápidos cambios en los ecosistemas más grandes e icónicos del mundo impactarían en los beneficios que nos brindan, incluyendo todo, desde alimentos y materiales hasta el oxígeno y el agua que necesitamos para la vida".

Los ecosistemas formados por varias especies que interactúan, en lugar de los dominados por una sola especie, pueden ser más estables y tener más tiempo para cambiar a estados de ecosistemas alternativos, puesto que proporcionan oportunidades para mitigar o gestionar los peores efectos climáticos.

Por ejemplo, los elefantes son piedras angulares porque ocasionan un impacto desproporcionadamente grande en el paisaje: tumban árboles, pero también dispersan semillas a grandes distancias

Los autores afirman que la pérdida de especies clave como los elefantes conduciría a un cambio rápido y dramático en el paisaje.

"Éste es otro fuerte argumento para evitar la degradación de los ecosistemas de nuestro planeta, necesitamos hacer más para conservar la biodiversidad", recalca Gregory Cooper, de la Facultad de Estudios Orientales y Africanos de la Universidad de Londres.

"Sabíamos intuitivamente que los sistemas grandes colapsarían más lentamente que los pequeños debido al tiempo que tardan los impactos en difundirse a través de grandes distancias" comentaba John Dearing, de la facultad de Geografía y Medio Ambiente de la Universidad de Southampton.

"Pero lo inesperado fue descubrir que los sistemas grandes colapsan mucho más rápido de lo que cabría esperar, incluso el más grande en la Tierra sólo tarda unas pocas décadas", concluía John Dearing.

Por lo que... ¿Estamos realmente seguros de que las altas temperaturas tienen que ser una buena noticia durante los 365 días del año?

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