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La desinformación en temas de salud no solo persiste, sino que sigue condicionando la relación entre médicos y pacientes en Andalucía. Un nuevo estudio revela que más del 60% del personal sanitario andaluz ve los bulos sanitarios como una amenaza grave para la salud pública, especialmente tras el auge de teorías conspirativas durante la pandemia y su prolongación en redes sociales.
Alerta médica en Andalucía: la desinformación sanitaria preocupa al 62 % del personal médico
Una amplia mayoría del personal sanitario andaluz considera que los bulos sobre salud constituyen una amenaza seria para la salud pública. Así lo demuestra un reciente estudio coordinado por el proyecto DESINFOAND, impulsado por la Universidad de Málaga, con el apoyo de investigadores de la Universidad de Huelva y la colaboración del Consejo Andaluz de Colegios de Médicos (CACM).
El informe, fruto de un acuerdo entre las instituciones participantes, ha puesto sobre la mesa los efectos negativos que la desinformación tiene en la práctica médica diaria y en la confianza de los pacientes. Según los datos recogidos, un 62,3 % de los sanitarios cree que los bulos relacionados con la salud son un riesgo grave para la población.
Uno de los hallazgos más llamativos del estudio es que, aunque algunas teorías conspirativas han perdido fuerza, muchas siguen presentes en las consultas. Durante la pandemia, más de un tercio del personal médico (33,8 %) aseguraba escuchar, al menos una vez al mes, afirmaciones como que el COVID-19 no existía. Hoy, ese porcentaje ha disminuido hasta el 18,5 %, pero todavía preocupa.
Más aún, uno de cada tres médicos afirma que sus pacientes siguen mencionando regularmente ideas como que las vacunas tienen fines de control poblacional. Esta persistencia obliga a los sanitarios a dedicar tiempo a desmentir bulos que ya deberían estar superados.
Redes sociales y figuras públicas, clave en la expansión de bulos
Para la investigadora principal del estudio, la profesora Laura Teruel, el auge de estas creencias está directamente relacionado con el uso creciente de redes sociales como fuente principal de información. Según los datos del informe, el 21 % de los bulos sanitarios circula en estas plataformas, mientras que un 19,5 % se origina o difunde a través de páginas web poco fiables.
Teruel también señala la influencia de personajes conocidos que durante la pandemia propagaron teorías sin base científica, como Donald Trump o Miguel Bosé. Además, la investigadora critica la actitud de ciertos medios de comunicación, que dieron voz a tertulianos sin formación científica, lo que permitió que se difundieran falsedades amparadas bajo el concepto de libertad de expresión.
Temas más afectados y necesidad de regulación
Entre los temas donde más abunda la desinformación destacan las dietas milagrosas y la pérdida de peso (25,6 %), seguidos de cerca por los contenidos relacionados con las vacunas (16,3 %). Los adultos de entre 36 y 49 años son el grupo que más consume este tipo de información errónea.
Ante esta situación, el 84,1 % de los médicos encuestados reclama una legislación específica para regular la publicidad sanitaria. Así, consideran esencial contar con una herramienta legal que ayude a frenar la difusión de contenidos falsos y todos los bulos.
Por último, el informe resalta la necesidad de fortalecer la cultura científica en la sociedad. Teruel subraya que no todas las pseudoterapias son dañinas por sí mismas, pero sí lo son cuando llevan a pacientes a abandonar tratamientos médicos eficaces. De ahí la importancia de consultar siempre a profesionales y verificar la información en fuentes fiables.
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