Las infraestructuras de combustibles fósiles amenazan los derechos de 2.000 millones de personas y ecosistemas críticos

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25/12/2025 - 19:00
Los riesgos e los combustibles fósiles

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Más de 2.000 millones de personas en todo el mundo viven cerca de infraestructuras de combustibles fósiles, enfrentándose a riesgos graves para su salud, sus medios de vida y los ecosistemas que sostienen sus comunidades. A pesar de los compromisos internacionales para reducir su uso, la industria continúa expandiéndose, poniendo en evidencia la urgencia de una transición energética justa y sostenible.

Los riesgos de las infraestructuras de combustibles fósiles

Las infraestructuras dedicadas a la extracción y procesamiento de combustibles fósiles representan una amenaza significativa para la salud, los medios de vida y los ecosistemas de millones de personas en todo el mundo.

Más de 2.000 millones de personas, aproximadamente una cuarta parte de la población mundial, viven cerca de instalaciones que producen o transportan carbón, petróleo y gas, enfrentándose a riesgos que van desde enfermedades respiratorias y cardiovasculares hasta impactos graves en la biodiversidad local.

Numerosos estudios muestran que la proximidad a infraestructuras de estos combustibles incrementa la exposición a contaminantes peligrosos. Esto afecta de manera desproporcionada a comunidades vulnerables, incluidos niños y pueblos indígenas, quienes enfrentan mayores riesgos de cáncer, problemas reproductivos y otras enfermedades crónicas.

La explotación de estos recursos no solo pone en riesgo la salud física, sino que también erosiona derechos fundamentales, al limitar el acceso a un ambiente limpio y seguro.

La expansión continua del sector

A pesar de los compromisos internacionales para reducir la dependencia de los combustibles fósiles, la industria continúa expandiéndose. Los nuevos proyectos de petróleo, gas y carbón se planifican y construyen en áreas críticas, aumentando la presión sobre ecosistemas sensibles y poblaciones locales.

Esta expansión contradice los objetivos climáticos declarados y profundiza la desigualdad ambiental, al concentrar los daños en regiones y comunidades menos protegidas.

Consecuencias ambientales y territoriales

El ciclo completo de los combustibles fósiles —desde la extracción hasta el transporte y la quema— provoca daños irreversibles a la naturaleza. Se destruyen hábitats, se contaminan suelos y cuerpos de agua, y se liberan grandes cantidades de gases de efecto invernadero.

Esta situación no solo altera los ecosistemas locales, sino que contribuye al calentamiento global y a la pérdida de biodiversidad, comprometiendo la capacidad del planeta de sostener la vida tal como la conocemos.

En comunidades afectadas, como en Brasil, Canadá y Senegal, las personas relatan cómo la llegada de proyectos de combustibles ha transformado radicalmente sus territorios.

Muchos describen la extracción como un saqueo de recursos y cultura, con impactos directos en la pesca, la agricultura y la identidad local. Los conflictos con empresas y autoridades han llevado a intimidación, criminalización y violencia, reflejando un patrón global de vulneración de derechos.

Urgencia de la transición energética

Los expertos coinciden en que la eliminación gradual de los combustibles fósiles es indispensable para proteger la vida humana y los ecosistemas. La transición hacia energías renovables no solo reduce riesgos climáticos y ambientales, sino que también respeta los derechos de las comunidades más afectadas. La acción rápida y coordinada de gobiernos, empresas y sociedad civil es crucial para frenar los daños irreversibles y garantizar un futuro sostenible para todos.

El impacto de estos combustibles no se limita a la contaminación o al cambio climático; afecta directamente la vida de millones de personas y la salud de ecosistemas esenciales. La evidencia es clara: mantener la dependencia de estos recursos prolongará las injusticias sociales, la degradación ambiental y la crisis climática.

Con toda esta situación debemos saber que es hora de actuar, reducir la explotación de combustibles fósiles y asegurar una transición justa hacia un mundo más seguro y equilibrado.

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