El deporte y memoria, una relación que borra los recuerdos negativos

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11/10/2025 - 14:00
El deporte ayuda a borrar los recuerdos negativos

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Cuando somos niños, parece que el movimiento es una extensión natural de nuestra vida. En España, es común que los más pequeños participen en actividades deportivas varias veces a la semana, ya sea en el colegio, en actividades extraescolares o en largas sesiones de juego en el parque. Esa vitalidad nos acompaña durante la infancia, pero, con el paso de los años, muchos adultos abandonan esta rutina activa y adoptan un estilo de vida sedentario.

Este cambio resulta perjudicial, ya que la actividad física no solo fortalece el cuerpo, sino que también aporta beneficios significativos a nivel mental: mejora el estado de ánimo, incrementa los niveles de energía, reduce el estrés e incluso puede ayudarnos a procesar mejor nuestras experiencias vitales, y sobre todo a procesar los recuerdos negativos.

Más allá del músculo: ejercicio para olvidar los recuerdos negativos

Las vivencias que acumulamos nos van moldeando como personas. Sin embargo, la memoria humana tiene una curiosa tendencia: solemos dar más peso a los recuerdos negativos que a los positivos. Esta inclinación, que a menudo arrastra malestar emocional, podría tener un remedio inesperado en el ejercicio físico.

Varios estudios apuntan a que mantenerse activo influye directamente en cómo funciona la memoria. Óscar Elía Zudaire, profesor de Psicología en la Universidad Europea, explica en un artículo en The Conversation que el ejercicio contribuye a un “reseteo” cerebral.

El motivo se encuentra en el hipocampo, una región clave para la memoria. Allí, en la zona subgranular del giro dentado, nacen nuevas neuronas gracias a un proceso llamado neurogénesis adulta, uno de los pocos ejemplos de creación de células nerviosas que perdura a lo largo de toda la vida.

La ciencia detrás del olvido saludable

La generación de nuevas neuronas favorece que el cerebro reorganice conexiones y pueda dejar atrás recuerdos negativos, aquellos que ya no son necesarios. Un grupo de investigadores lo comprobó en ratones: al estimular la neurogénesis en el hipocampo, se redujeron tanto el recuerdo de experiencias traumáticas como los síntomas de estrés postraumático.

Eso sí, los expertos advierten de que esta capacidad tiene un límite temporal. Funciona mientras los recuerdos todavía dependen del hipocampo, pero, con el tiempo, pasan a consolidarse en otras áreas del cerebro donde ya no es tan sencillo modificarlos.

El ejercicio como catalizador de la neurogénesis

La buena noticia es que todos tenemos a nuestro alcance la herramienta para estimular ese proceso: el deporte. Cualquier actividad física, desde entrenamientos de fuerza hasta sesiones de cardio, puede favorecer la creación de nuevas neuronas.

Sin embargo, el profesor Elía Zudaire resalta que los ejercicios aeróbicos moderados parecen especialmente eficaces. Actividades tan sencillas como caminar a paso ligero, correr o montar en bicicleta pueden ser suficientes para activar esos mecanismos que ayudan al cerebro a soltar lastre y avanzar.

¿Por qué recordamos lo malo con tanta facilidad?

Aunque solemos olvidar gran parte de lo que vivimos, las memorias y recuerdos negativos parecen resistirse al paso del tiempo. La explicación está en la forma en que el cerebro relaciona recuerdos y emociones. Las experiencias que generan un impacto emocional intenso se almacenan con mayor firmeza, y el miedo suele ser una de esas emociones predominantes.

Este sesgo tiene raíces evolutivas: recordar lo que nos puso en peligro ayudaba a nuestros antepasados a sobrevivir. Sin embargo, en la vida actual, revivir constantemente momentos dolorosos puede convertirse en un problema. En los casos más graves, se traduce en un trastorno de estrés postraumático.

Aquí es donde el deporte vuelve a entrar en escena. Al favorecer la neurogénesis, puede reducir la carga de los recuerdos negativos y traumáticos y a aliviar los síntomas asociados. En otras palabras, mantenerse en movimiento no solo fortalece el corazón y los músculos, sino que también puede ser un aliado contra las heridas invisibles del pasado.

Un recordatorio final: moverse es salud

Aunque el paso de los años nos invite a adoptar rutinas más estáticas, es esencial no dejar de lado la actividad física. Practicar deporte no es solo una cuestión estética ni una obligación para mantenerse en forma; es una inversión en salud mental y emocional.

El ejercicio nos ayuda a liberar tensiones, a recuperar la energía y a mejorar el ánimo, pero también tiene un efecto más profundo: puede enseñarnos a olvidar aquellos recuerdos negativos, que nos duelen y permitirnos construir un presente más ligero. En definitiva, moverse es mucho más que hacer deporte; es darle al cerebro la oportunidad de renovarse

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