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Un hallazgo en Etiopía revela nueva especie y complejidad en la evolución de los homínidos

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14/08/2025 - 14:15
Los investigadores discutiendo sobre los dientes encontrados.

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En un rincón remoto de Etiopía, un equipo de científicos ha desenterrado un tesoro de incalculable valor para la comprensión de la evolución humana. El hallazgo, publicado en la prestigiosa revista Nature, no solo confirma la antigüedad de nuestro linaje, sino que también reescribe lo que se creía saber sobre un período crítico en la historia de los homínidos. Trece dientes fósiles, recuperados en el yacimiento de Ledi-Geraru en la región de Afar, han revelado que hace más de 2.5 millones de años, nuestros antepasados directos del género Homo convivieron con una nueva y desconocida especie de Australopithecus. Este descubrimiento desafía la noción lineal de la evolución y nos invita a visualizar un "árbol frondoso" de la vida, donde diversas ramas de homínidos florecieron y algunas, inevitablemente, se extinguieron.

El yacimiento de Ledi-Geraru no es ajeno a la fama. Es el mismo lugar donde, hace años, se encontraron las primeras herramientas de piedra olduvayenses, de unos 2.6 millones de años, y la mandíbula del Homo más antiguo hasta ahora, con 2.8 millones de años. Paradójicamente, a pocos kilómetros de allí, en 1974, se descubrieron los restos de la famosa "Lucy", una Australopithecus afarensis de entre 3.5 y 3.2 millones de años que se convirtió en un ícono de la paleoantropología. La presencia de estos dos linajes de homínidos en una misma región, aunque en distintos estratos temporales, ya sugería una complejidad en el relato evolutivo que ahora se confirma.

Los homínidos desafían la línea evolutiva recta

El equipo, liderado por Brian Villmoare de la Universidad de Nevada, en Las Vegas, analizó los nuevos dientes y determinó que pertenecían a una nueva especie de Australopithecus que se encontraba en el mismo lapso de tiempo que los primeros especímenes de Homo. Aunque la cantidad de fósiles es insuficiente para nombrarla, su morfología es distinta a la del Australopithecus garhi y el Australopithecus afarensis. Este hecho demuestra que el registro fósil de los primeros homínidos es mucho más diverso de lo que se creía, y que la evolución no fue un camino recto, sino un entramado de coexistencias y extinciones. "La imagen que muchos tenemos en nuestra mente de un simio, pasando por un neandertal, hasta llegar al ser humano moderno, no es correcta", explica Kaye Reed, paleoecóloga y codirectora del yacimiento de Ledi-Geraru. "Aquí tenemos dos especies de homínidos que están juntas. Y la evolución humana no es lineal, es un árbol frondoso, hay formas de vida que se extinguen".

El descubrimiento de estos dientes, con una antigüedad de entre 2.6 y 2.8 millones de años, no solo confirma que el linaje Homo es tan antiguo como se pensaba, sino que también ofrece la oportunidad de estudiar cómo era la vida en el África oriental en esa época. Los científicos están analizando el esmalte dental para desentrañar la dieta de estas especies y recrear el entorno en el que vivían. Las áridas tierras actuales de Ledi-Geraru contrastan radicalmente con el paisaje que estos homínidos habitaron: un terreno de exuberante vegetación surcado por ríos que desembocaban en lagos poco profundos.

Un futuro de nuevos descubrimientos

El camino por delante es largo, y como señala Reed, "cuando se produce un descubrimiento emocionante, si eres paleontólogo, siempre sabes que necesitas más información". La clave para descifrar el complejo entramado de la evolución humana en esta era crucial radica en encontrar más fósiles. Es por ello que la formación de nuevos talentos en el campo de la paleontología es tan vital, para que "salgan a buscar sus propios yacimientos y encuentren lugares en los que aún no hemos encontrado fósiles".

El hallazgo de Ledi-Geraru es un recordatorio de que la historia de la humanidad está escrita en los huesos y dientes que yacen bajo tierra, esperando ser descubiertos. Cada nuevo fósil nos ayuda a contar la historia de lo que les sucedió a nuestros antepasados y, en última instancia, a comprender mejor cómo somos los supervivientes de este intrincado árbol genealógico.

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