Respuestas a la polémica de las declaraciones de Luis del Val: "Ministra Celaá, es usted una ignorante en discapacidad intelectual"

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05/05/2020 - 17:16
Luis del Val, colaborador de "Herrera en COPE"

Lectura fácil

El pasado 28 de abril, Luis del Val, periodista y colaborador en ‘Herrera en COPE’ en su sección, que lleva por nombre ‘La Fotografía de Luis del Val’, dedicó una carta a la Ministra de Educación, Isabel Celaá.

En ella y siempre desde la mirada del periodista, en el marco de una tribuna de opinión, se realizaron algunas reflexiones acerca del sector de las personas con discapacidad. Hablaba sobre los centros específicos, la “posible” reforma del sistema educativo y el aspecto de la inclusión educativa en los estudiantes con alguna discapacidad. Una reflexión sobre la visión del periodista de los servicios y atención que personas con discapacidad intelectual reciben en esos centros, que en ocasiones están a las afueras de nuestras ciudades.

Posiblemente, esta carta se enmarca en la tensión que se viene arrastrando desde el año pasado sobre el Proyecto de Ley de Educación, que actualmente está en fase de presentación de enmiendas en el Congreso de los Diputados.

Fuentes del Ministerio de Educación indican que, se desarrollará un plan para que, “en el plazo de diez años, de acuerdo con el artículo 24.2.e) de la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad de Naciones Unidas y en cumplimiento del cuarto Objetivo de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, los centros ordinarios cuenten con los recursos necesarios para poder atender en las mejores condiciones al alumnado con discapacidad”.

En ese mismo texto se expresa que “las Administraciones educativas continuarán prestando el apoyo necesario a los centros de educación especial para que estos, además de escolarizar a los alumnos y alumnas que requieran una atención muy especializada, desempeñen la función de centros de referencia y apoyo para los centros ordinarios”, se informa desde el Ministerio de Educación.

Estos son algunos párrafos redactados por el periodista

Así comenzaba la carta:

“Les llamamos “los chicos”. Viven en una residencia, a pocos kilómetros de Zaragoza. Los chicos pasan con nosotros las navidades y unas semanas en verano. Los chicos son una chica y un chico. La chica, Pilar, ya ha cumplido los sesenta, pero les seguimos llamando los chicos, porque la oligofrenia con la que nacieron les ha dejado en un nivel intelectual infantil, que pudo desarrollarse gracias a que fueron, desde que eran chicos de verdad, a los centros especiales y talleres de ATADES, que ahora la ministra de Educación Isabel Celáa quiere destrozar y clausurar con su nueva ley de Educación”.

“ATADES significa en su origen Asociación Tutelar Aragonesa de Subnormales. Ahora se denomina de Discapacitados Intelectuales. El fundador de ATADES fue un gran hombre, el doctor Luis de Azúa, que tenía un hijo mongólico, como lo denominaba él”. (…)

Antes de hacer disparates con leyes, aprovechando que estamos con un estado de alarma y un gobierno de mentirosos, le aconsejaría, señora ministra, que se diera una vuelta por un centro especial, y hablara con los profesores, y se diera cuenta de que hay docenas y docenas de clases de discapacidad, y que los hay apáticos, y agresivos, y mansos y rebeldes, y listos y retrasados, y que desde su despacho no puede arreglar la discriminación social”.

Porque España no es la película “Campeones”, señora ministra, y en los restaurantes algunos maitres, cuando entras, y se dan cuenta que mis cuñados no son Julia Robert y Brad Pitt nos esconden en alguna mesa alejada, y en mi urbanización, en la piscina, un vecino me dijo si lo de mis cuñados era contagioso, y le contesté que lo más contagioso era la estupidez humana, la tontería contemporánea, esa que exhibe usted con la inclusión, sin tener ni puñetera idea de la complejidad del problema”.

Es una lástima que mis suegros hayan muerto, porque cuando dijo usted la enorme melonada de que los hijos no eran de los padres, tenían que haberle explicado lo que significa sacar adelante una familia con cinco hijos, dos de ellos con problemas desde su nacimiento. Pero como es usted una ignorante en discapacidad intelectual…”

Podcast con la sección del Luis del Val.

Respuestas a la ‘Fotografía’ de Luis del Val

Las respuestas son muy diversas y las redes sociales han sido testigo de ideas que, bajo el mismo escenario, son defendidas de forma muy distinta. A continuación, aportamos la opinión del director de Plena Inclusión, Javier Tamarit y la doctora Ruth Candela. Tras el post publicado en el blog de la investigadora, alcanzó un buen número de respuestas. Hemos elegido una de ellas.  

  • Javier Tamarit, es Licenciado en psicología por la UAM y codirector del Máster UAM-FEAP. Actualmente, dirige el proyecto de Plena inclusión. En respuesta a Val.

(…) “Puedo pensar que su voz es consecuencia de emociones y de orientaciones personales, pero eso no basta para exculpar a una voz pública que toma el escenario con tamaños desmanes. Sus palabras me hacen daño y creo que hacen daño a muchas personas, presentes y ausentes, familias, personas con discapacidad intelectual, organizaciones, profesionales, personas voluntarias, que durante décadas han luchado y siguen luchando por la plena inclusión de las personas con discapacidad intelectual”.

(…)”Sigo luchando, porque creo en ello y lo he vivido, para avanzar en la inclusión, promoviendo e impulsando el desarrollo de proyectos piloto en comunidades educativas inclusivas que ofrezcan camino y evidencias de su efectividad, desarrollando una única escuela extraordinaria (ni especial ni ordinaria), promoviendo y asegurando que cada niño y cada niña que el próximo curso tenga que ingresar en la escuela lo haga, con independencia de su posible discapacidad, en la escuela común con los apoyos necesarios”.

(…) “También parecen ancladas opiniones tales como que el asistir a una escuela ‘normal’ genera indefectiblemente situaciones de abandono o discriminación, algunas voces dicen sin pudor que en las escuelas normales los alumnos y alumnas con discapacidad son como ‘muebles’. Esto es vergonzoso y contrario a la verdad, hiere la profesionalidad de nuestros docentes (que en bastantes casos provienen de la educación especial), que día a día construyen una escuela transformadora para conseguir personas que generen una sociedad más decente para todos. Claro que habrá malas prácticas, incluso experiencias denunciables, tanto en la escuela ordinaria como en la especial, pero si las hay y las conoce quien habla de muebles que lo denuncie a la justicia, con nombres y apellidos, en vez de aprovechar plataformas mediáticas para lanzar insultos”.

  • Desde Creandoinclusión.com, Ruth Candela escribe en respuesta al periodista en un artículo que titula ‘Existen otras miradas’. Ruth es Médica Psiquiatra, y tiempo después se doctoró en Medicina (Historia de la Psiquiatría) y se licenció en Psicología.

(…) “Como médico psiquiatra, voy a permitirme corregirle. Está usted evidentemente desactualizado. La palabra oligofrenia, fue descrita a finales del siglo XIX por el eminente psiquiatra Kraepelin, efectivamente para referirse a las personas que, hoy en día, se definen con discapacidad intelectual. ¿Se imagina usted realizando un comentario de medicina usando palabras de hace un siglo para describir un fenómeno actual? Evidentemente no. El hecho de que se permita usted etiquetar a personas como mi hija y sus cuñados de oligofrénicos habla de su completa ignorancia sobre la discapacidad y sus procesos”.

Se erige en un defensor de los derechos de las personas con diversidad funcional, enarbolando la bandera de su bienestar y argumentando la necesidad de que estas personas (“chicos” los llama usted, despojándolos de la posibilidad de posesión de una identidad adulta, acorde con su edad cronológica) estén bien atendidos. Defiende que, en aras de no ser discriminados, deben ser educados en centros de educación especial y talleres. De lo contrario, opina usted, les estaríamos sometiendo a un sufrimiento evitable y pone como ejemplo la tristeza de una madre al ver que a su hija no le invitan a los cumpleaños”.

(…) “En mi opinión existen dos formas de acercarse al fenómeno de la discapacidad. La caritativa, que mira a las personas con discapacidad como un colectivo al que hay que apartar “para protegerles”, traduciendo una clara visión de incapacidad de poder ver más allá de las etiquetas, más allá de la “oligofrenia” y favoreciendo la perpetuación de conductas sociales segregadoras. Ya lo dice usted claramente “España no es la película Campeones” o “desde su despacho no se puede arreglar la discriminación social”. Me encantaría escuchar sus propuestas Sr. Val”.

(…) “Pero hay otras maneras de acercarse a la discapacidad Sr. Val. Como madre de una persona con capacidades diferentes, cada día me sorprendo más del universo de significantes que hay más allá de las etiquetas. Si nos apartamos del modelo tradicional que entiende la discapacidad como un problema médico y social, como una tragedia y trasladamos el foco de lo que falla en la persona con discapacidad, de su problema, a las barreras con las que se tiene que enfrentar cada día este colectivo, la cosa cambia. Si miramos las barreras físicas, cognitivas, sensoriales, pero, sobre todo, las sociales, además de entender este fenómeno de acuerdo a la definición actual de la OMS-en contraposición a la suya Sr. Val, aludiendo a términos de hace un siglo- es inevitable que nos acabemos preguntando: ¿por qué nos cuesta tanto aceptar al diferente? ¿por qué cuando nos cruzamos a alguien distinto lo clasificamos, segregamos y excluimos en el cajón de la diferencia? Todos ponemos esas barreras, forman parte de nuestra narrativa individual, y empiezan a construirse desde el momento de nuestro nacimiento. Están dentro de nosotros, nos articulan y, las interponemos entre nosotros y aquel al que consideramos diferente”.

En respuesta al artículo de Ruth

El texto de la doctora, ante la posición que defiende, es contestado con diversos post. En algunos se agradece su reflexión y la respuesta al periodista. En otros como este, se explica una realidad distinta a la expuesta por la doctora. Ella tiene una hija con discapacidad y escribe sobre ello en su blog, al igual que la mujer que escribe a continuación. Una misma situación. enfocada desde argumentos y posiciones muy distintas.

Los colegios de Educación Especial no segregan ni discriminan, ofrecen unos contenidos pensados para personas con discapacidad intelectual, la programación está hecha expresamente para ellos. En cambio, Los colegios ordinarios tienen programaciones pensadas para niños sin discapacidad intelectual, y lo único que hacen es «adaptar» esos contenidos a los niños con discapacidad. Por consiguiente, esos niños están segregados en la escuela ordinaria, porque los contenidos no son no es para ellos y nunca lo serán, ya que la escuela, el instituto y la universidad educan para crear personas competitivas en el ámbito laboral, y la competitividad está bastante reñida con la inclusión”.

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