Más del 65 % de las mujeres con discapacidad en España ha sufrido violencia

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20/09/2025 - 08:30
Una mujer tapa su cara con una mano y estira la otra en señal de freno

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Las mujeres con discapacidad constituyen una de las poblaciones más vulneradas de sus derechos fundamentales, enfrentándose a una realidad de violencia “doblemente invisible”.

Datos recientes del Observatorio Estatal de la Discapacidad revelan que más del 65 % de las mujeres con discapacidad en España ha sufrido algún tipo de violencia a lo largo de su vida, una cifra que, según expertas, refleja una crisis silenciosa y profunda. Las agresiones físicas, psicológicas, sexuales e institucionales se ven agravadas por la falta de accesibilidad, el estigma social y la ausencia de mecanismos efectivos de denuncia y reparación.

Mujeres con discapacidad: la doble invisibilidad frente a la violencia

"Hay violencias que duelen en silencio. Y otras que, además, nadie quiere ver", así de contundente se muestra Sara de Torres Riveiro, delegada de Derechos Humanos y Agenda Política de la Fundación Cermi Mujeres, en una entrevista para Servimedia. Su voz, cargada de firmeza y una mezcla de tristeza e indignación, denuncia que "ser mujer y tener una discapacidad en nuestra sociedad es, muchas veces, sinónimo de ser doblemente invisible".

Esta invisibilidad se manifiesta en múltiples niveles. Desde la dependencia económica, que las expone a relaciones abusivas de las que es difícil escapar, hasta la falta de educación que les impide identificar el maltrato. "Muchas no saben que son víctimas", explica Sara. Otras, sencillamente, no pueden denunciar, ya sea por barreras físicas y comunicativas, o por la desconfianza de los cuerpos policiales.

Las barreras invisibles contra la violencia de género

La violencia de género en todas sus formas se manifiesta de manera especialmente agravada en las mujeres con discapacidad. Como señala la vicepresidenta de la ONCE, Patricia Sanz, las barreras van desde la falta de accesibilidad en los sistemas de denuncia hasta la incredulidad de la sociedad, que las desacredita y no las toma en serio. Paula González, técnica de apoyo en Cermi Mujeres y persona con discapacidad auditiva, lo ilustra de manera personal y conmovedora: "Si tuviera que denunciar, tendría miedo de no ser comprendida. A veces las cosas importantes se dicen por megafonía, y simplemente no las oigo. Me quedo fuera".

Esta exclusión no se limita a los procesos legales. Las campañas de concienciación y los recursos de protección a menudo no están diseñados pensando en las mujeres que tienen discapacidad. "Cuando una mujer no se ve representada en una campaña contra la violencia, cree que ese mensaje no es para ella", subraya Sara de Torres, reflejando el impacto de una sociedad que no las considera.

Esterilizadas por tener discapacidad

Uno de los capítulos más oscuros de esta problemática es la esterilización forzada. A pesar de que esta práctica está prohibida por ley desde noviembre de 2020, las expertas aseguran que aún se realiza de manera encubierta, sin castigo ni reparación para las víctimas. "Es una forma de tortura, una violación flagrante de sus derechos", sentencia Sara. Entre 2005 y 2016, más de 1.000 mujeres con discapacidad fueron esterilizadas sin su consentimiento, según datos del Consejo General del Poder Judicial.

La ley ha cambiado, pero el daño persiste. "Muchas de estas mujeres siguen esperando justicia, una indemnización, o al menos, una disculpa pública", lamenta Sara. Desde Cermi Mujeres, se exige al Estado "medidas de reparación integral, compensaciones simbólicas o actos públicos de perdón" para restaurar la dignidad de estas mujeres, a quienes no se les ha dicho "esto fue una violación de tus derechos y lo reconocemos como tal".

La violencia hacia las mujeres con discapacidad también se manifiesta en el ámbito laboral y educativo. Según el INE, este grupo enfrenta las tasas de empleo y salarios más bajos del país, además de la discriminación y el acoso. Paula González relata que, desde las entrevistas de trabajo, a las personas con discapacidad "te miran como si no fueras suficiente". En la educación, la situación no es mejor. Las niñas con discapacidad son a menudo apartadas, se duda de su capacidad y se les niega el derecho a recibir educación sexual, lo que las deja en una "vulnerabilidad extrema frente a abusos sexuales, embarazos no deseados y una visión distorsionada de su propio cuerpo y sus derechos".

Una maternidad negada

El estigma social continúa negándoles a las mujeres con discapacidad el derecho a ser madres. Sara de Torres explica que muchas son "disuadidas, presionadas o incluso directamente privadas" de la posibilidad de tener hijos. "Hay que desmontar la idea de que la discapacidad y las mujeres son asexuadas o incapaces de formar una familia", denuncia, subrayando que su derecho a decidir sobre su cuerpo y su maternidad es constantemente cuestionado, incluso por profesionales de la salud.

Los medios de comunicación, según Sara, contribuyen a esta invisibilidad al representarlas como "víctimas pasivas" o "heroínas excepcionales", pero rara vez como lo que son: mujeres diversas.

Ante esta situación, la respuesta de las expertas es clara y contundente: formación, accesibilidad universal, campañas inclusivas, empoderamiento, leyes con enfoque interseccional y reparación para las víctimas de violencia institucional.

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