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La digitalización, la inteligencia artificial (IA) y la automatización están transformando la manera de trabajar en todos los sectores.Estas tecnologías prometen mejorar la eficiencia, liberar a los empleados de tareas repetitivas y permitir un enfoque más estratégico en el trabajo. Sin embargo, su adopción también plantea desafíos importantes: desde la necesidad de adaptar las habilidades de la plantilla hasta la gestión de la cultura corporativa y la ética en el uso de estas herramientas.
Cada vez está más claro que la mayoría de las profesiones se transformará gracias a la IA, y con ello, los empleados deberán capacitarse continuamente para no quedarse atrás. Las tareas repetitivas serán automatizadas, pero nuevas funciones y responsabilidades exigirán habilidades digitales, analíticas y de colaboración que hasta ahora no se habían requerido.
Personas y tecnología, un tándem ganador
La inteligencia artificial y la automatización no deben verse únicamente como herramientas de control o de reducción de personal. Según el Congreso de Responsables de RRHH y PRL, “personas + tecnología” constituyen un «tándem ganador» para potenciar el talento interno y mejorar los procesos. Esta idea también está respaldada por McKinsey & Company, que en su informe “Superagency in the workplace” (2025) señala que la tecnología debe integrarse con el trabajo humano para generar valor real, y que los empleados están listos para la IA si se gestionan adecuadamente.
Además, el estudio Business Leaders 2025 detectó que apenas el 10 % de las organizaciones cuenta con una estrategia sólida para navegar esta transformación, lo que evidencia una brecha significativa entre preparación y necesidad real.
A pesar del entusiasmo, la implementación de esta tecnología no está exenta de riesgos. La automatización puede aumentar la presión sobre los empleados si no se gestiona adecuadamente, exigiendo actualización constante de competencias y mayor capacidad de adaptación. También es fundamental garantizar un uso ético y seguro de la tecnología, protegiendo los derechos de los trabajadores y evitando posibles conflictos legales.
La formación, clave para aprovechar la digitalización
En este contexto, cobra especial relevancia la formación y el desarrollo profesional. Según los datos de Protime, casi el 70 % de los empleados entrevistados desean que sus empresas ofrezcan más oportunidades de capacitación y desarrollo de habilidades. La demanda de formación es especialmente alta entre los trabajadores con menor nivel académico, quienes reconocen necesitar más recursos para adaptarse a un entorno laboral cada vez más digitalizado.
Además, el 86,6 % de los trabajadores consideran que la digitalización, la IA y la automatización tendrán un impacto positivo o muy positivo en sus puestos de trabajo. Los empleados universitarios muestran el mayor optimismo, ya que sus tareas dependen más directamente de herramientas digitales y procesos automatizados, lo que les permite percibir claramente los beneficios de estas tecnologías.
Para cerrar la brecha de formación, son recomendables los programas de capacitación continua y adaptados a distintos perfiles. Esto incluye cursos online, talleres prácticos, mentoring y actualización tecnológica regular. La formación no solo debe centrarse en aspectos técnicos: también es crucial reforzar competencias de resiliencia digital, gestión del tiempo y uso ético de la IA.
En palabras de Óscar Bermejo, CTO Spain de Protime, “el verdadero desafío no está solo en implementar la tecnología, sino en utilizarla para construir entornos laborales más justos, inclusivos y preparados para el futuro. La formación es la clave para que todos los empleados puedan aprovechar estas oportunidades”.
El impacto de la transformación tecnológica no se limita a la eficiencia de los procesos.Según datos de “People at Work: una visión sobre el equipo humano global”, más del 50 % de los encuestados opina que su empresa no invierte en las habilidades que necesitan, Por ello, la falta de formación adecuada puede generar desmotivación, frustración y desigualdad entre los empleados, afectando la cultura corporativa y el compromiso con la empresa.
Por ello, es esencial alinear la tecnología con el desarrollo del talento, asegurando que todos los empleados comprendan y se beneficien de las herramientas digitales. Solo así, la automatización deja de percibirse como un riesgo y se convierte en un aliado estratégico para la innovación y la competitividad.
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