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Un reciente informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha revelado un dato preocupante: menos de un tercio de los países del mundo cuenta con políticas activas que fomenten el uso de la bicicleta o los desplazamientos a pie como medios de transporte diarios. Este hallazgo pone en evidencia una falta de compromiso generalizado con la movilidad sostenible y con la promoción de hábitos saludables que podrían mejorar significativamente la salud pública y el medio ambiente.
El informe, basado en datos de más de 160 países, resalta que, a pesar del reconocimiento general de los beneficios del transporte activo, la mayoría de los gobiernos no lo integran en sus planes nacionales de movilidad ni destinan recursos suficientes para su promoción o infraestructura.
La OMS alerta sobre la falta de apoyo a la movilidad activa
Cada año, cerca de 1,2 millones de personas pierden la vida en la carretera, más de una cuarta parte de ellas en desplazamientos por caminar o en bicicleta. Sin embargo, solo un 0,2 % de las carreteras de todo el mundo cuentan con carriles bici y demasiadas comunidades carecen de elementos básicos, como aceras o pasos de peatones seguros.
“Caminar y andar en bicicleta mejora la salud y hace que las ciudades sean más sostenibles. Cada paso que damos y cada paseo ayudan a reducir la congestión, la contaminación atmosférica y las enfermedades", según Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, quien añade: “Debemos hacer que caminar e ir en bici sea seguro para que más personas opten por estas opciones más saludables y ecológicas”.
Pese a los beneficios de estas actividades, menos de un tercio de los países disponen de políticas nacionales para promover los desplazamientos a pie y en bicicleta. Por ello, la OMS ha lanzado un conjunto de herramientas para subsanar esa deficiencia con orientaciones prácticas y basadas en la evidencia dirigidas a los responsables de la formulación de políticas, los urbanistas, los defensores de la salud y la sociedad civil.
Beneficios de caminar y usar la bicicleta
La movilidad activa, como caminar o ir en bicicleta, no solo es una forma eficaz de reducir el tráfico y la contaminación, sino que también mejora notablemente la salud cardiovascular, ayuda a prevenir enfermedades como la diabetes y la obesidad, y disminuye el riesgo de padecer problemas de salud mental.
Además, optar por estos medios de transporte no motorizado puede ser clave para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, sobre todo en entornos urbanos, y contribuir así a frenar el cambio climático. Por ello, la OMS insiste en que fomentar el caminar y este tipo de desplazamientos es una inversión en salud pública, equidad y sostenibilidad.
La necesidad de políticas públicas activas
La falta de infraestructuras seguras, como carriles bici, aceras accesibles o zonas peatonales, es una de las principales barreras para que más personas opten por dejar el coche. También influye la falta de campañas educativas y la inseguridad vial, que desincentivan el uso de medios de transporte activos, especialmente entre los grupos más vulnerables como niños y personas mayores.
La OMS insta a los gobiernos a priorizar la inversión en infraestructuras seguras, integrar la movilidad activa en las políticas de planificación urbana y transporte, y garantizar el acceso equitativo para todas las personas. Para lograr ciudades más saludables y sostenibles, es necesario un cambio cultural y político que sitúe a las personas en el centro del diseño urbano.
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